Entre dos centenarios SERGIO RAM?REZ
Este a?o se celebra el centenario del nacimiento de dos notables escritores latinoamericanos, Jorge Luis Borges y Miguel ?ngel Asturias, que en su tiempo parecieron colocados en polos muy opuestos gracias a las distancias ideol¨®gicas. Jorge Enrique Adoum recordaba en su ponencia del Encuentro "Borges y yo", celebrado en Buenos Aires bajo el auspicio de la Fundaci¨®n Nacional de las Artes y la Universidad de Maryland, que Asturias desconfiaba de que le dieran nunca el Premio Nobel de Literatura. "Se lo dar¨¢n a Borges, porque es de derecha", confiaba a sus amigos, "a Neruda y a m¨ª, nunca, porque somos de izquierda". La iron¨ªa es que nunca se lo dieron a Borges precisamente por sus posiciones extremistas de derecha, condecorado por Pinochet, y s¨ª a Neruda en 1971, y mucho antes, en 1967, a Asturias, adalid de lo que se llam¨® en los a?os cincuenta la novela antiimperialista, con su trilog¨ªa del banano (El Papa Verde,Viento fuerte, Los ojos de los enterrados). Pero no hay nada escrito. Casi nadie recuerda que para el tiempo en que Asturias expresaba su escepticismo frente al Nobel era embajador en Par¨ªs del Gobierno de Julio C¨¦sar M¨¦ndez Montenegro, un acad¨¦mico de la Universidad de San Carlos que, sin embargo, no se diferenci¨® en nada de los gobernantes militares a la hora de la represi¨®n que aneg¨® en sangre a Guatemala. Las discusiones sobre posiciones ideol¨®gicas de anta?o importan menos hoy a la hora de valorar la obra creativa de estos dos escritores nacidos hace un siglo. Un afamado novelista latinoamericano me dec¨ªa que el criterio de la Academia Sueca alrededor de Borges era que su obra de conjunto no trascend¨ªa a cada una de sus piezas. Hab¨ªa un Borges parcial, pero no total. Hoy, sin embargo, quien resulta parcial es Asturias, y Borges es el escritor total. Me parece que Asturias aparece hoy d¨ªa m¨¢s v¨ªctima de las circunstancias hist¨®ricas que Borges. Las motivaciones pol¨ªticas que estaban detr¨¢s de la obra de Asturias no existen ya m¨¢s, o por lo menos no tienen el ¨ªmpetu de entonces. La posteridad de Borges, por el contrario, puede descansar m¨¢s en su obra literaria misma, m¨¢s ajena a circunstancias temporales. Se puede juzgar su obra en cuanto a sus resultados como arte, por el poder transformador del lenguaje y por la virtud de las im¨¢genes. Al juzgar a Asturias no es posible dejar de recurrir a los escenarios temporales, desde el reinado de la United Fruit en tierras de Centroam¨¦rica a la dictadura tropical de Estrada Cabrera o a la dimensi¨®n indigenista, que act¨²an a manera de se?uelos para marcar su ruta. Y la p¨¦rdida de vigencia de esos se?uelos tiende a colocar un manto sobre la construcci¨®n literaria que se aliment¨® de ellos. Eso hace que Asturias sea hoy un escritor olvidado y que Borges aparezca en todo el esplendor de su vigencia art¨ªstica. Otro amigo narrador latinoamericano me ha dicho que lo que ocurre es que Asturias es un mal escritor, y por eso no se salva del olvido, aun el Premio Nobel de por medio. Una opini¨®n que me parece injusta. Creo que el peor Asturias es precisamente el de la novela antiimperialista, que es la parte m¨¢s panfletaria de su obra y donde el poder de la escritura es menos reconocible. No es culpa de que las circunstancias hist¨®ricas hayan variado, sino de la pobre realizaci¨®n art¨ªstica; la Rusia de los zares desapareci¨®, pero Dostoievski pudo hacerla sobrevivir ¨ªntegra en sus novelas. No obstante, sobrevive para m¨ª El Se?or Presidente, porque Asturias fue capaz de crear en esa novela no s¨®lo una atm¨®sfera convincente de la dictadura latinoamericana, sino, sobre todo, un arquetipo de tirano que hasta entonces s¨®lo ten¨ªa el antecedente de Tirano Banderas, de Valle-Incl¨¢n. Y sobrevive, sobre todo, Hombres de ma¨ªz, que sigue pareci¨¦ndome una gran novela nuestra de todos los tiempos. Porque si en Borges, pieza por pieza, resalta el lenguaje en todo su esplendor, es en Hombres de ma¨ªz donde Asturias logra crear, precisamente a trav¨¦s del lenguaje, m¨¢gico y esplendente por m¨¢gico, un universo ficticio capaz de comportarse como el universo real de los ind¨ªgenas, y no s¨®lo eso; tambi¨¦n consigue, con las palabras, inventar un universo rural, mestizo, ladino, que sigue siendo, junto con el universo ind¨ªgena, el espejo m¨¢s real de Guatemala.
Sergio Ram¨ªrez es escritor nicarag¨¹ense.
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