Un poeta en el desierto
JOSU BILBAO FULLAONDO Las espaciosas paredes de la Sala Rekalde son lugar acertado para exponer la exposici¨®n Cantos del desierto. Las fotograf¨ªas de gran formato exigen lugares donde puedan contemplarse sin interferencias de unas sobre otras, y precisamente se han instalado en uno de los recintos que mejores condiciones guarda para este menester. As¨ª tenemos ocasi¨®n sin igual para disfrutar de espectaculares paisajes extra¨ªdos de unos desiertos que no est¨¢n vac¨ªos. Una aparente contradicci¨®n que resuelve la c¨¢mara de placas de Richard Misrach (Los ?ngeles, 1949) construyendo im¨¢genes figurativas repletas de emociones. Hijo de pr¨®speros comerciantes, Richard Misrach hace sus primeras fotograf¨ªas como recuerdo de sus excursiones juveniles a la monta?a y al mar. Su verdadero inter¨¦s por el medio nace durante sus a?os de universidad en Berkeley (California). Licenciado en psicolog¨ªa con una tesina sobre la personalidad creativa, se inclina finalmente hacia la fotograf¨ªa. Recibe influencias importantes de Wynn Bullock, que busca en la variedad del entorno geogr¨¢ficos formas susceptibles de expresar la coherencia entre el individuo y del mundo que le rodea. Esta faceta naturalista la ampl¨ªa con elementos extra¨ªdos del trabajo de Dorotea Lange y su preocupaci¨®n por los problemas sociales. Dotado de estas alforjas desemboca en 1973 con un primer Premio Nacional de las Artes. Dos a?os m¨¢s tarde cuestiona las limitaciones sobre los trabajos sociodocumentales e, influido por la literatura visionaria, inicia su exploraci¨®n del desierto. Con los resultados obtenidos se repiten exposiciones, premios, cat¨¢logos y tambi¨¦n algunas decepciones personales. Las im¨¢genes que acoge la Sala Rekalde han sido extra¨ªdas de distintos desiertos donde la actividad humana ha dejado su huella. Unos rastros que contrastan con la inmensidad y el vac¨ªo del territorio, que rompen la virginidad de un paisaje cuya grandiosidad permiti¨® en otra ¨¦poca y a otros autores mitificarlo. Misrach, puntilloso con la t¨¦cnica, encadenado a una corriente art¨ªstica que estimula los grandes formatos, envuelve sus encuadres por una composici¨®n equilibrada, una est¨¦tica depurada que recoje aspectos de un romanticismo on¨ªrico. Tambi¨¦n presenta, con cierto grado de iron¨ªa sutil, una denuncia contra un evidente deterioro ecol¨®gico. La exposici¨®n es fruto de una b¨²squeda implacable que ha durado veinte a?os. Ahora se recoge en un generoso cat¨¢logo. La presentaci¨®n, escrita por su actual compa?era Myriam Weisang, descubre matices de la realizaci¨®n con cierto aire intimista. El prologo se abre sin florituras al desierto de Nevada con una roca piramidal que da nombre al lago que la rodea. Esta escena se acompa?a de las pir¨¢mides de Egipto contempladas por un diminuto hombre blanco que se convierte en referencia m¨¦trica de un colosal monumento. Luego vienen trece series fotogr¨¢ficas interrelacionadas que se denomina Cantos . As¨ª desfila El territorio, ocupado por un tren de mercanc¨ªas cual s¨ªmbolo de la conquista de un Oeste siempre recordado; El acontecimiento, se remite a la llegada de la lanzadera de sat¨¦lites al desierto de Mojave (California); La guerra , muestra los restos b¨¦licos de los campos de entrenamiento, verdaderos campos de Marte donde La fosa descubre animales muertos por radiaciones at¨®micas; La inundaci¨®n, Los fuegos, Los cuerpos celestes, Los cielos, Las nubes, Las salinas son otros de los aspectos que completan un curiosa sinfon¨ªa del desierto. En todo este repertorio Misrach no puede escapar de un aspecto documental, en tanto que estudio e inventario de la naturaleza, comprometido socialmente. Deja atr¨¢s una idealizaci¨®n m¨ªstica y evoca un cierto ambiente que se revela privilegiado en su est¨¦tica por los efectos de una atm¨®sfera y una luz impetuosa. Recupera el paisaje como un instrumento para la informaci¨®n y la memoria colectiva, asumiendo la responsabilidad de un explorador. Una intervenci¨®n sibilina para conformar, desde una preconcebida condena, un espacio art¨ªstico exultante.
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