La asistencia alergol¨®gica, una necesidad no resuelta
TRIBUNA SANITARIALas enfermedades al¨¦rgicas adquieren cada vez mayor importancia socio-sanitaria, no ya por tratarse de enfermedades muy prevalentes y con una clara tendencia a aumentar, sino porque la mejora de la calidad de vida y los tratamientos generan en la poblaci¨®n un incremento de la demanda asistencial, entre otras cosas porque los usuarios de la sanidad p¨²blica cada vez son m¨¢s conscientes de las posibilidades de soluci¨®n de sus problemas de salud. La alergolog¨ªa es una especialidad relativamente joven en Espa?a, ya que no adquiere la calificaci¨®n de especialidad en nuestro pa¨ªs hasta la Ley de Especialidades de 1978, a pesar de que ya ven¨ªa ejerci¨¦ndose como tal desde hac¨ªa varias d¨¦cadas. S¨®lo desde entonces se reconoce como especialidad de pleno derecho, equipar¨¢ndose a otras especialidades m¨¦dicas e integr¨¢ndose en el Sistema Nacional de Salud, como una oferta sanitaria para el diagn¨®stico y tratamiento de los pacientes con enfermedades al¨¦rgicas.Sin embargo, la realidad es que un sistema p¨²blico de salud que, como el espa?ol, es mod¨¦lico en muchos aspectos, se enfrenta en la actualidad a la dificultad de prestar una asistencia eficaz a enfermos de patolog¨ªa al¨¦rgica. Dificultad que encuentra su principal motivaci¨®n en la poca importancia que se concede a este tipo de enfermedades y, como consecuencia, a la escasa dotaci¨®n de especialistas existente. Los alerg¨®logos, de hecho, se encuentran pr¨¢cticamente confinados a algunas unidades hospitalarias, estando ausente en varias capitales de provincia y en la mayor¨ªa de los hospitales comarcales. Adem¨¢s, es pr¨¢cticamente inexistente la figura del alerg¨®logo en los centros de especialidades.
Indudablemente, esta carencia de alerg¨®logos motiva largas listas de espera, que en el af¨¢n pol¨ªtico por reducirlas lleva a la concertaci¨®n de asistencia sanitaria alergol¨®gica con profesionales m¨¦dicos, la mayor¨ªa de los cuales carecen de la titulaci¨®n requerida, es decir, no son alerg¨®logos.
Las consecuencias de esta situaci¨®n son claras: se originan errores diagn¨®sticos y terap¨¦uticos en enfermedades de tanta trascendencia como el asma bronquial, la alergia a f¨¢rmacos o la anafilaxia de cualquier etiolog¨ªa, por mencionar ¨²nicamente aqu¨¦llas que, en muchos casos, comportan un riesgo vital.
Lo cierto es que no s¨®lo no se soluciona el problema, sino que ¨¦ste se agrava con el tiempo. La buena formaci¨®n de los m¨¦dicos de atenci¨®n primaria hace que soliciten un nuevo estudio alergol¨®gico a un centro hospitalario con el suficiente nivel y rigor cient¨ªfico. Se origina entonces un largo camino burocr¨¢tico para el paciente, se duplica el gasto y se crea una incertidumbre en los enfermos que deteriora la relaci¨®n m¨¦dico-paciente, tan deseable como necesaria para la buena evoluci¨®n y pron¨®stico de estas enfermedades.
Las actuales estrategias sanitarias s¨®lo tienen en cuenta el n¨²mero de pacientes asistidos. La calidad asistencial no importa. La perpetuaci¨®n de la concertaci¨®n a bajo precio, sobre todo la realizada con no especialistas alerg¨®logos, no tiene justificaci¨®n en un sistema que pretende ofrecer salud a todos sus usuarios. ?Son importantes los pacientes al¨¦rgicos para el Sistema Nacional de Salud? ?Existe la conciencia de que la prevenci¨®n de muchas de las enfermedades al¨¦rgicas se basa en un correcto diagn¨®stico precoz? Los alerg¨®logos creemos que la respuesta es no, en tanto que se mantenga la actual pol¨ªtica de conciertos, tan ineficaz como obsoleta, cuando no peligrosa. No, mientras el paciente deba esperar meses y meses para la realizaci¨®n de un correcto diagn¨®stico. No, en tanto que se prive al paciente del acceso directo al especialista deseado.
La ampliaci¨®n de unidades funcionales con especialista de alergolog¨ªa en el centro de especialidades proporcionar¨ªa una eficaz asistencia alergol¨®gica. Esta asistencia ser¨ªa econ¨®micamente posible si se distribuyeran correctamente los gastos que originan los conciertos que, adem¨¢s de los gastos m¨¦dicos, se completan con los de la polifarmacia, una pr¨¢ctica habitual entre los no especialistas. Nuestros gestores tienen la obligaci¨®n de optar por soluciones reales que nos acerquen al ideal de una correcta asistencia sanitaria para todos, sin parches ni paliativos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.