La Formaci¨®n Profesional amenazada
Las sociedades m¨¢s avanzadas muestran gran preocupaci¨®n por disponer de sistemas de formaci¨®n que den a sus ciudadanos los niveles de competencia profesional demandados en la actividad productiva, pero sin olvidar la formaci¨®n integral y personal, de manera que, alcanzada la primera inserci¨®n laboral, quede garantizada la capacidad de participar activamente en la sociedad y de adaptarse a los cambios profesionales y personales que se van a producir a lo largo de la vida.Tradicionalmente, en Espa?a las ense?anzas profesionales se regularon al margen del sistema educativo, como se pone de manifiesto en el Estatuto de Formaci¨®n Profesional de 1928 y en la ley de 1955. Habr¨ªa que esperar a la promulgaci¨®n de la Ley General de Educaci¨®n de 1970 para encontrar una regulaci¨®n de la Formaci¨®n Profesional en la que se contempla que el alumnado ha de recibir, al mismo tiempo, formaci¨®n general y formaci¨®n espec¨ªfica.
Sin embargo, es preciso se?alar que la ley del 70 establec¨ªa una doble v¨ªa de segregaci¨®n del alumnado ya a edades tempranas: para acceder al Bachillerato Unificado y Polivalente era necesario aprobar la Educaci¨®n General B¨¢sica, mientras que s¨®lo con haber estado escolarizado y tener 14 a?os se pod¨ªa cursar la Formaci¨®n Profesional. La dualidad de requisitos acad¨¦micos de acceso llevaba no s¨®lo a una clasificaci¨®n prematura de los alumnos, sino a un desprestigio del itinerario FP.
En el contexto radicalmente diferente de convivencia en una sociedad plural, democr¨¢tica y solidaria, claramente definida por su incorporaci¨®n a la Uni¨®n Europea, surge, en 1990, la LOGSE, que se caracteriza por la atenci¨®n a la diversidad con una serie de medidas que permiten la integraci¨®n desde la solidaridad y no desde la exclusi¨®n o la distribuci¨®n del alumnado en v¨ªas educativas diferentes, en funci¨®n de sus capacidades y condicionamientos sociales.
La LOGSE establece un solo camino para la formaci¨®n general: infantil, primaria y secundaria, y dos puentes, Formaci¨®n Profesional de grado medio y de grado superior, para llegar al ejercicio profesional con la cualificaci¨®n requerida. Querer saltar desde un puente hacia el otro es caminar en el vac¨ªo, ya que los planes formativos se asientan en la etapa anteriormente cursada; los ciclos formativos de grado medio requieren las capacidades que el alumnado adquiere en la Educaci¨®n Secundaria Obligatoria, y en el caso del grado superior, los conocimientos establecidos en el Bachillerato.
As¨ª pues, la Formaci¨®n Profesional dise?ada en la LOGSE tiene dos componentes, uno de base, definido -para los ciclos formativos de grado superior- en el Bachillerato y otro, espec¨ªfico, que se adquiere en el correspondiente ciclo; adem¨¢s, se organizan de manera vertical, primero la base y, despu¨¦s, la formaci¨®n espec¨ªfica, no en paralelo como en el anterior sistema. Intentar llegar a una sin haber cursado la otra, obligar¨ªa a redefinir de nuevo la estructura formativa de la LOGSE.
Por eso, sorprenden y causan preocupaci¨®n las recientes declaraciones del ministro Rajoy a los distintos medios de comunicaci¨®n pretendiendo introducir reformas que afectan fundamentalmente a la Formaci¨®n Profesional a trav¨¦s de la Ley de Acompa?amiento de los Presupuestos. Esa misma iniciativa fue presentada por el ministerio, el pasado d¨ªa 10 de septiembre, en el Consejo General de la Formaci¨®n Profesional, encontr¨¢ndose con un rechazo pr¨¢cticamente un¨¢nime de las administraciones educativas y de los agentes sociales con representaci¨®n en ese ¨®rgano.
No parece evidenciar un talante precisamente negociador el ministro Rajoy cuando insiste en recurrir a este procedimiento para cambiar aspectos b¨¢sicos del Sistema Educativo. Hasta aquellos sectores m¨¢s conservadores que apoyan su propuesta le recriminan por eludir el debate parlamentario acudiendo a la Ley de Acompa?amiento.
Si analizamos la trayectoria del ministerio en esta legislatura, vemos una insistencia, casi enfermiza dir¨ªa yo, en modificar la LOGSE: reforma de las Humanidades de Esperanza Aguirre, itinerarios diversificados en la ESO, defendido, en su d¨ªa, por el secretario de Estado Nasarre, y, ahora, un nuevo asalto protagonizado por Rajoy.
Todas estas iniciativas coinciden en un eje vertebrador, en todas subyace el deseo de volver a un sistema que distribuya a los alumnos a partir de los 14 a?os, de nuevo el sistema paralelo, de nuevo facilitar que haya un segmento de alumnado que salga del Sistema Educativo a los Programas de Garant¨ªa Social. As¨ª ser¨¢n cada vez m¨¢s los j¨®venes que no tengan el t¨ªtulo b¨¢sico establecido, par¨¢metro ¨¦ste que, en el siglo XXI, medir¨¢ los ¨ªndices de analfabetismo de un pa¨ªs. La vuelta a la doble v¨ªa de ense?anzas acad¨¦micas y profesionales que est¨¢ en la base de la pretendida reforma pueda suponer la consolidaci¨®n de una clase trabajadora con carencias en su formaci¨®n que tendr¨¢ un reflejo negativo en su actividad personal, social y profesional.
Eso por no hablar de las dificultades de movilidad profesional que tendr¨¢n nuestros ciudadanos cuando quieran desarrollar su actividad laboral en otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea o vean c¨®mo otros trabajadores de los estados miembros vienen a cubrir puestos de trabajo a los que ellos no pueden acceder por las carencias de cualificaci¨®n como consecuencia de la aplicaci¨®n de las medidas clientelistas que se le ocurren al ministro de Educaci¨®n y Cultura. Si la reforma se llevara a cabo, no cabe duda de que supondr¨ªa una regresi¨®n en la valoraci¨®n social y en el prestigio que viene adquiriendo la Formaci¨®n Profesional Espec¨ªfica.
Pienso que no s¨®lo el Parlamento ha de hacer o¨ªr su voz en tan grave cuesti¨®n, sino que es la sociedad entera la que est¨¢ directamente implicada y la que debe movilizarse, al menos para hacer comprender al se?or Rajoy una verdad tan sencilla como ¨¦sta: que inventar gratuitamente caminos que lleven a los alumnos a situaciones donde las posibilidades de fracaso sean mucho mayores que las de ¨¦xito no es lo m¨¢s aconsejable. Dicho con mayor brevedad, se tratar¨ªa de un aut¨¦ntico fraude social.
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