La dinast¨ªa Gandhi se renueva
Bellary, en Calcuta, siempre ha votado por el Partido del Congreso, y esta vez tambi¨¦n ha optado por el candidato de este partido: Sonia Gandhi. Tanta fidelidad no ha recibido nunca una compensaci¨®n. Nueve ni?os de cada 100 no llegan nunca a la adolescencia, 30 no conocen la escuela, la esperanza de vida no supera los 60 a?os. Entre otras,por estas razones la elecci¨®n de Sonia no era algo que se diera por descontado. La derecha hind¨² le hab¨ªa puesto frente a uno de sus pol¨ªticos m¨¢s en¨¦rgicos, Sushma Swaraj, y a la RSS, una organizaci¨®n semifascista eficiente y disciplinada. Swaraj arengaba a las masas jugando con los or¨ªgenes europeos de Sonia Gandhi. "Me hierve la sangre de pensar que la India vaya a parar a manos de quienes la han esclavizado durante 250 a?os". Por su parte, Sonia utilizaba el carisma de la dinast¨ªa Nerhu-Indira-Rajiv... y a Pryanka, una veintea?era que representa a la cuarta generaci¨®n de los Gandhi.Pryanka ha magnetizado a las multitudes con las cualidades que le faltan a su madre: el gesto atrayente, la desenvoltura y una sonrisa espont¨¢nea y cautivadora. Ha visitado las chabolas construidas con barro, ha prometido todo aquello que el Partido del Congreso nunca ha dado a Bellary. Ha autorizado a quien quiera a pedirle cuentas si carreteras y escuelas no son construidas.
En un pa¨ªs con 4.635 castas censadas por la Anthropological Survey, Pryanka Gandhi, casada con un comerciante de joyas, pertenece a la m¨¢s alta, la de los brahamanes.
Seg¨²n un notable de Bellary, los indios esperan de un pol¨ªtico exactamente lo contrario del papel interpretado por Pryanka. "Quieren una persona accesible, simple, compasiva y benevolente que, no obstante, se corresponda con la imagen mental del poder: pompa, autoridad y aristocracia". Ideas y programas son algo secundario respeto a los lemas y a los s¨ªmbolos.
El restringido grupo que dirige el Partido del Congreso ha tomado nota de la ¨®ptima actuaci¨®n de Pryanka. La muchacha probablemente se convertir¨¢ en la presidenta de las juventudes del partido para, desde all¨ª, ser destinada a m¨¢s altas tareas.
Ella se muestra retra¨ªda, pero los Gandhi tienen un destino. Y adem¨¢s, Pryanka hechiza a la prensa sin expresar ni una idea digna de una nota. Perfecta para capturar a una juventud neoconservadora que no pide ni practica esfuerzos con las meninges. Seg¨²n una encuesta entre los j¨®venes indios que han votado por primera vez -los ciudadanos entre 16 y 21, que son 51 millones, m¨¢s que la poblaci¨®n de Espa?a-, este electorado es nuevo, pero no ingenuo. Por descontado que aspira a la riqueza, pero, ?a qu¨¦ m¨¢s? Fidelidad a la tradici¨®n. El 66% no quiere a las mujeres con pantalones -y ser¨¢ una casualidad, pero el mismo porcentaje exige al Gobierno un comportamiento "m¨¢s agresivo" respecto a Pakist¨¢n-, el 81% prefiere el matrimonio por amor a aquel que es arreglado por los padres en el estricto respeto a los l¨ªmites de la casta y a los intereses econ¨®micos, el 84% pide una pol¨ªtica proteccionista que los ponga a resguardo de los imprevistos. No hay, o trasciende, ni audacia ni anhelo de libertad.
As¨ª, esta India es joven y a la vez antigua. Incluso m¨¢s antigua de cuanto lo supon¨ªa el Comit¨¦ Central del Partido del Congreso cuando -despu¨¦s de un ¨¢spero debate y del voto por unanimidad seg¨²n su estilo, un poco prosovi¨¦tico- ha decidido apostarlo todo por la dinast¨ªa Gandhi. Cre¨ªa que los intereses y las castas se confiar¨ªan de nuevo a la aristocracia pol¨ªtica de la India. Ilusi¨®n representada por la misma Pryanka, quien, en un acceso de ira que le nubl¨® la sonrisa, dijo al ver a un pol¨ªtico de un partido rival: "?C¨®mo osa ese hombre venir a nuestro territorio?".
En la escena pol¨ªtica de esta India que no sabe d¨®nde va, ni parece que se lo pregunte, han aparecido nuevos valores, como Pryanka o el din¨¢mico Chandrababo Naidu, que ha conseguido en las recientes elecciones celebradas todos los esca?os del Estado de Andhra Pradesh, del que ha sido gobernador. Pero ni el eficiente Naidu ni la caritativa Pryanka han conseguido elevar el list¨®n de una campa?a electoral donde las ideas, cuando las hab¨ªa, contaban mucho menos que la habilidad para moverse por la geograf¨ªa de intereses y castas.
? La Repubblica
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