El primer receptor de un implante de mano, procesado por estafa

Clint Hallam, el neozeland¨¦s al que hace un a?o le implantaron la mano de otro hombre, en el primer trasplante de este g¨¦nero de la historia de la cirug¨ªa, ha sido procesado por estafa en Lyon y puesto bajo vigilancia judicial. Seg¨²n la denuncia, Clint Hallam se llev¨® consigo a EEUU varios millones de francos de los fondos de la European Limb Transplant Association destinados a ayudar a los futuros trasplantados. Adem¨¢s, siempre, seg¨²n la denuncia, carg¨® sobre la tarjeta American Express del denunciante, Thierry de Cottignies, gastos de hoteles y tel¨¦fonos por un montante de 150.000 francos (3,7 millones de pesetas).Fundador de una asociaci¨®n que agrupa en Francia a los trasplantados de h¨ªgado, Thierry de Cottignies acogi¨® a Clint Hallam en su casa de Lyon durante los meses en los que el neozeland¨¦s permaneci¨® en Francia sometido a revisiones continuas. Los m¨¦dicos del hospital Edouard Herriot que practicaron el trasplante de mano solicitaron la colaboraci¨®n de Thierry de Cottignies -¨¦l mismo es portador de un h¨ªgado trasplantado- para que le prestara el necesario apoyo psicol¨®gico durante el periodo postoperatorio. Meses despu¨¦s, ambos crearon la European Limp Transplant, cuyos fondos se encuentran, ahora, en poder exclusivo de Clint Hallam.

El primer portador de una mano humana transplantada ha sido detenido en un hotel de Lyon cuando se dispon¨ªa a ponerse en manos de los m¨¦dicos para una nueva revisi¨®n. Seg¨²n los especialistas, el trasplante ha sido un ¨¦xito completo y no se percibe signo alguno de rechazo.

Antecedentes

Los problemas para Clint Hallam est¨¢n m¨¢s bien en el palacio de Justicia de Lyon, donde el mi¨¦rcoles ser¨¢ enfrentado a un careo con su socio Thierry de Cottignies, y en el rechazo social con que puede encontrarse a partir de ahora.Sus antecedentes no van a ayudarle demasiado. Hallam, que se presenta como un "hombre de negocios", perdi¨® su mano derecha con una sierra el¨¦ctrica, en 1984, en el taller de una prisi¨®n de Australia, mientras purgaba una condena por estafa precisamente. Su procesamiento ha creado cierta decepci¨®n en los medios franceses que le han tratado porque se contaba con que, tras el trasplante -y todo lo que eso conlleva de experiencia personal, de adhesiones solidarias y de notoriedad-, Clint Hallam no volviera a las andadas.