Hurones contra conejos
Los cazadores de Valdemoro recurren a los must¨¦lidos para combatir la plaga de roedores que destrozan los cultivos
A sus hurones, Mat¨ªas les llama bichos. A secas. No les pone ning¨²n nombre. Y eso que los tiene desde hace a?os. Pero para ¨¦l siempre han sido "los bichos". De toda la vida. As¨ª lo aprendi¨® de su padre, a los nueve a?os, cuando le llevaba al campo en Ciempozuelos a la caza del conejo. Medio siglo despu¨¦s, Mat¨ªas les sigue llamando bichos. Su hijo Francisco, que alcanza la treintena de edad, tambi¨¦n. El bicho es un must¨¦lido juguet¨®n, apacible y de pelo suave. Esconde unos colmillos afilados y una mordida letal para los orejudos roedores.Los miembros de la Asociaci¨®n de Caza de Valdemoro emplearon ayer ocho hurones para abatir decenas de conejos en el coto de la localidad. La Consejer¨ªa de Medio Ambiente otorg¨® el preceptivo permiso, extraordinario para esta modalidad cineg¨¦tica, que les vale para toda la temporada de caza.
Esta autorizaci¨®n de Medio Ambiente es excepcional. Obedece al exceso de conejos en el coto de Valdemoro. "Hay unos 30.000", seg¨²n Jos¨¦ Antonio Mart¨ªn, el presidente de la asociaci¨®n cineg¨¦tica. La plaga de conejos ha causado destrozos en los cultivos de cebada y trigo. "Se han comido tres cosechas seguidas. Nos van a matar de hambre", se quej¨® el portavoz de la Asociaci¨®n de J¨®venes Agricultores de Valdemoro, Juan Carlos Fern¨¢ndez. En su enfado, los agricultores amenazaron con piedras y garrotes a los cazadores el domingo pasado, el primer d¨ªa de la temporada 1999-2000. Les acusaron de no matar suficientes conejos.
Pero desde el lunes, con el permiso de Medio Ambiente, el asunto toma otros derroteros. Los cazadores podr¨¢n abatir m¨¢s roedores con la ayuda del hur¨®n. Medio centenar de escopeteros se juntaron ayer en el coto de Valdemoro con un objetivo en el punto de mira: el conejo. Emplearon ocho hurones. Todos propiedad de Mat¨ªas, miembro destacado de la asociaci¨®n.
La caza con hur¨®n es muy antigua. Consiste en meter al must¨¦lido amaestrado en la madriguera para que obligue a salir al conejo. El cazador se aposta en las inmediaciones y cuando sale el conejo le dispara. Un m¨¦todo que se presupone infalible pero que requiere muy buena punter¨ªa.
Mat¨ªas llevaba ayer a sus bichos en peque?as jaulas, colgados del hombro. Cuando llegaba a una madriguera, los soltaba. El hur¨®n, de 60 cent¨ªmetros, 600 gramos y las patas cortas y fuertes, olisqueaba el orificio y, finalmente, se perd¨ªa por la galer¨ªa. Su instinto predador y su olfato le llevaban hasta el roedor. El encontronazo en el subsuelo asusta al conejo. Busca una salida al exterior para librarse del fatal mordisco del hur¨®n. Fuera, le espera el cazador.
Cuando el conejo sale de la madriguera, huye a toda prisa del lugar; ha avistado al escopetero e intuye que corre un grave peligro. Su carrera es vertiginosa. Busca el regate, se tapa con las rocas y arbustos. Pero los perdigones son mucho m¨¢s r¨¢pidos y aproximadamente el 50% de los conejos cae abatido por los tiros. "Este tipo de caza no hace tanto mal como dicen. Se usa para sanear el monte. Para cazar los conejos que sobran", afirma Mat¨ªas. En el coto de Valdemoro viven dos ¨¢guilas calzadas. "Aunque se atiborran a conejos, no son capaces de controlar la poblaci¨®n. Los conejos ya no tienen suficientes predadores naturales para controlarlos", afirma Mart¨ªn.
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