Ram¨®n Lobo re¨²ne sus vivencias como corresponsal de guerra
El periodista publica "El h¨¦roe inexistente"
El h¨¦roe inexistente (Aguilar) comienza con la historia de Boy, un ni?o de nueve d¨ªas que muri¨® en una cunita esquinada en un hospital de Freetown, cubierto con una toquilla estampada. Pas¨® un tiempo antes de que Ram¨®n Lobo (Venezuela, 1955) pudiera escribir la historia de ese beb¨¦ arrancado de la tripa de su madre. El h¨¦roe inexistente re¨²ne todas "las heridas invisibles" de este corresponsal tras siete a?os de viaje por pa¨ªses en guerra de cuatro continentes.
Ram¨®n Lobo siempre quiso que su primer libro fuera una novela. Sin embargo, fue mientras le contaba su sue?o literario a un escritor serbio en Belgrado, en medio de un impresionante cerco policial, cuando encontr¨® la respuesta a sus inquietudes literarias: "Cuenta lo que has sentido en las guerras, no lo que has visto", le aconsej¨® el veterano escritor serbio.El h¨¦roe inexistente es el resultado de aquella conversaci¨®n y el fruto de siete a?os de trabajo como corresponsal de EL PA?S. "Leer las cr¨®nicas de los distintos conflictos publicadas en el peri¨®dico me ha servido para recuperar historias", dice. "Normalmente guardo las notas que voy tomando, pero con el tiempo, cuando trato de leer lo escrito no entiendo la letra". El h¨¦roe inexistente se divide en tres apartados: "Hoguera en los Balcanes", "Tres conflictos, un s¨®lo enemigo" (Chechenia, Irak y Hait¨ª) y "?frica olvidada". "Este trabajo no salva personas, s¨®lo pone nombres a los muertos y a los vivos", asegur¨® ayer el periodista de EL PA?S en la presentaci¨®n del libro, en la que estuvo acompa?ado por el fot¨®grafo Gervasio S¨¢nchez, autor de las im¨¢genes gr¨¢ficas que se recogen en El h¨¦roe inexistente.
A lo largo de m¨¢s de 300 p¨¢ginas, Lobo desgrana con cinismo -"para llegar a corresponsal basta con conocer d¨®nde se ubican las salidas internacionales"- y ternura su opini¨®n sobre las distintas guerras: "Las hay silenciosas y televisadas", pero personalmente este corresponsal prefiere trabajar en sitios donde hay pocos periodistas. "Si Sierra Leona, donde en una semana murieron 3.000 personas, fue un olvido, Kosovo se transform¨® en un vulgar plat¨®. Televisiones de todo el mundo se apostaron en las fronteras de Macedonia y Albania dispuestas a conquistar cada cuota de sufrimiento", explic¨® Lobo.
Cajas vac¨ªas
Para definir lo que es un periodista, Lobo recurre a Vittorio Gassman cuando califica a los actores como cajas vac¨ªas -"somos cajas donde recogemos lo que nos cuenta la gente"-. Lobo se sinti¨® as¨ª cuando viaj¨® a Bosnia-Herzegovina en abril de 1993. En el cerco de Sarajevo comprendi¨® que para escribir un buen reportaje no hay que tener prisa y que siempre, pasara lo que pasara, se colocar¨ªa del lado de las v¨ªctimas y en contra de los verdugos. Precisamente en Bosnia descubri¨® que los malos estaban en todos lados: "Los serbios masacraban a los bosnios en Sarajevo, pero en la aldea de al lado te encontrabas con el caso contrario". La caja de ese conflicto se llen¨® del todo cuando un anciano desconocido le inform¨® del m¨¦todo de trabajo de los francotiradores: "Puedes pasar. Nema problema. Al primero nunca le disparan; con el segundo, apuntan, y al tercero, lo derriban"."Es cierto que en las guerras pasas miedo, pero me parece m¨¢s heroico el trabajo de los mineros", aclar¨® Lobo, que cont¨® tambi¨¦n que la rivalidad entre los medios de comunicaci¨®n se convierte en complicidad cuando "compartes lo m¨¢s duro". Lobo, que trabaja desde 1992 en la secci¨®n de Internacional de El PA?S, cree que escribir sus vivencias como corresponsal de guerra le ha servido para expulsar todos los fantasmas que quedaban en su memoria.
Babelia
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