El juez prevaricador
EL TRIBUNAL Supremo ha confirmado lo que parec¨ªa al sentido com¨²n: que el denominado caso Sogecable s¨®lo existi¨® desde la prevaricaci¨®n continuada del juez Javier G¨®mez de Lia?o a lo largo de todo el proceso de instrucci¨®n. No ha habido error, sino "abuso de la posici¨®n que el derecho otorga al juez". Frente a su argumentaci¨®n de que el caso Sogecable se cerr¨® en falso, el Supremo sentencia que "se abri¨® en falso". Lia?o declar¨® ayer que tiene la conciencia tranquila, despu¨¦s de haber afirmado en el juicio que volver¨ªa a hacer lo que hizo. Ni siquiera en esto se ha distinguido de la mayor¨ªa de los reos. Pero la suya no es una cuesti¨®n de conciencia, sino de sometimiento a la ley, y bien est¨¢ que nunca pueda volver a juzgar quien ha dictado resoluciones injustas a sabiendas.No es f¨¢cil rastrear habitualmente el delito de prevaricaci¨®n judicial, oculto casi siempre bajo la presunci¨®n de legalidad que se atribuye al juez. Ello explica que sean tan escasas las condenas por esta figura penal. Pero Lia?o dej¨® en la instrucci¨®n tan abundantes pruebas de su delito, que se convirti¨® en su peor acusador. Mucho m¨¢s cuando su obsesi¨®n persecutoria le llev¨® a desobedecer a la sala de la Audiencia Nacional, que hasta en siete ocasiones revoc¨® otras tantas resoluciones del instructor. Incluso el magistrado que se ha opuesto a su condena afirma en su voto particular exculpatorio que Lia?o, al que califica de empecinado e iluminado, cometi¨® un delito de desobediencia.
Contra muchos pron¨®sticos, la sala del Tribunal Supremo ha asumido con rigor la responsabilidad de juzgar a un juez acusado de prevaricar. Los magistrados han tenido que hacer frente a reflejos corporativos muy enraizados en la carrera judicial; pero, sobre todo, a una intens¨ªsima campa?a de intimidaci¨®n, sin excluir la pura difamaci¨®n personal, que capitanearon El Mundo, la revista ?poca y la Cope, con apoyos nada solapados en la televisi¨®n p¨²blica, en la gubernamental Antena 3 y la incorporaci¨®n de ¨²ltima hora de Abc tras su reciente relevo en la direcci¨®n. Por su resistencia a esas presiones espurias, particularmente intensas durante el desarrollo de la vista oral, el alto tribunal merece el reconocimiento de los ciudadanos. La acusaci¨®n contra Lia?o fue ejercida por los m¨¢ximos directivos de Sogecable y de la empresa editora de este peri¨®dico para defender sus derechos constitucionales, pero la sentencia dictada ayer hace que todos los ciudadanos de este pa¨ªs puedan sentirse algo m¨¢s seguros frente a la actuaci¨®n arbitraria de cualquier juez prevaricador. Es el Estado de derecho el que se fortalece y gana la credibilidad de la justicia.
La sentencia determina que los tres autos que motivaron la querella (el que reimplant¨® el secreto de las actuaciones, el que prohibi¨® la salida del territorio nacional a los directivos de Sogecable y el que estableci¨® una fianza de 200 millones de pesetas a Jes¨²s de Polanco) constituyen "la manifestaci¨®n de una instrucci¨®n en forma contraria a derecho y sin sujeci¨®n a la ley vigente o los principios que la informan". El delito continuado se caracteriza por responder a un plan preconcebido que, aunque materializado en una pluralidad de infracciones penales, tiene un solo y ¨²nico prop¨®sito criminal. Este plan aparece en el empe?o de Lia?o de erigir su voluntad en ley, al margen de los c¨®digos y procedimientos, sin el m¨¢s m¨ªnimo apoyo en razones jur¨ªdicamente fundadas e imponiendo consecuencias desproporcionadas a una de las partes.
El Supremo pasa revista a los tres autos considerados, pero no sin antes calificar de "novedosa en la judicatura espa?ola" la tesis sobre la prevaricaci¨®n que ha mantenido en este proceso el ministerio p¨²blico y que podr¨ªa resumirse as¨ª: partiendo de que el derecho no es una ciencia exacta, el juez puede interpretarlo como le venga en gana. Frente a este extremo subjetivismo del ministerio p¨²blico, el Supremo alega que si el derecho respaldara cualquier acto de un juez, implicar¨ªa que la ¨²nica ley del Estado es la voluntad o la convicci¨®n de los jueces, en clara contradicci¨®n con la Constituci¨®n.
Para el Supremo es meridiana la motivaci¨®n torcida de Lia?o en su empe?o por reimplantar el secreto del sumario levantado por la Sala de lo Penal de la Audiencia. La decisi¨®n de esta sala, a la que deb¨ªa acatamiento Lia?o, "fue conculcada de forma manifiesta mediante una resoluci¨®n, aparentemente motivada, que reimplant¨® un secreto que era innecesario y desproporcionado". El Supremo apostilla al respecto: "Una motivaci¨®n que tergiversa los hechos de la causa constituye un apartamiento grave de la ley, pues carece de todo respaldo de ella". Igual sucede con la decisi¨®n de prohibir la salida del territorio nacional a los directivos de Sogecable, restringiendo gravemente un derecho fundamental como es la libertad de movimientos. Adoptar esta grave medida antes de comprobar la veracidad de la denuncia de su amigo y pariente Jaime Campmany constituye una vulneraci¨®n de la Ley de Enjuiciamiento Criminal "manifiesta, llamativa e inclusive grosera". La decisi¨®n de imponer a Polanco una fianza de 200 millones "carec¨ªa de sentido, pues nada hab¨ªa que asegurar o afianzar". El Supremo no deja de se?alar que Lia?o tuvo la cooperaci¨®n del fiscal Gordillo, el segundo personaje puesto en cuesti¨®n por la sentencia, pero desmiente que le respaldara el ministerio fiscal.
El fallo condenatorio concluye que el caso Sogecable se abri¨® en falso, "pues no otra cosa cabe decir respecto de un caso en el que se persiguieron unos hechos como apropiaci¨®n indebida sin contar con ning¨²n damnificado". Ello hace inevitable reiterar la pregunta que ayer no quiso contestar el portavoz del Gobierno, Josep Piqu¨¦: ?qui¨¦n fue el secretario de Estado que, seg¨²n aparece en el sumario, orden¨® un estudio sobre Sogecable para basar la denuncia en los tribunales, con la esperanza de que sirviera para desprestigiar a los directivos de la empresa editora de este peri¨®dico, hacerlos desfilar por la Audiencia -y decenas de veces por el telediario- y dejar el campo libre a los proyectos informativos alternativos que ya preparaba el Gobierno?
A pesar de las interferencias y de las presiones recibidas antes y durante el proceso, la justicia es hoy m¨¢s fuerte que ayer. Porque resisti¨® y someti¨® a uno de los suyos al imperio de la ley.
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