Pol¨ªtica y econom¨ªa
La pol¨ªtica y la econom¨ªa son territorios aut¨®nomos, pero no independientes. La idea de una econom¨ªa sin controles pol¨ªticos es absurda; la econom¨ªa consiste en un sistema de medios que se ponen al servicio de determinados fines pol¨ªticos. Como ha demostrado Touraine en su ¨²ltimo libro, ?C¨®mo salir del liberalismo?, existe una inmensa distancia entre decir "es necesario liberar la econom¨ªa de la ruinosa intervenci¨®n del Estado y de los modos de gesti¨®n demostrados ineficaces" y decir "es necesario que los mercados se regulen por s¨ª mismos, sin intervenci¨®n exterior".La pol¨ªtica y la econom¨ªa se contaminan, pues, en el mejor sentido. Pero tambi¨¦n en el peor: cuando se descompensan por exceso o por defecto. Hay numerosos casos, en los ¨²ltimos tiempos, de excesos de interferencias, lo que se hace m¨¢s notable cuando quienes las practican lo hacen adem¨¢s amparados en el calificativo amplio de liberales.
Un ejemplo puntual lo hemos tenido hace unas fechas cuando se ha visto inmerso en las luchas de poder del congreso de un partido a una persona que, por los cargos que ejerce, deber¨ªa estar por encima de las refriegas partidistas. Se trata de Luis Ramallo, anta?o fogoso diputado del Partido Popular, retirado en esta legislatura a los silentes sillones de la vicepresidencia de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNNV) y, por ello, del consejo del Banco de Espa?a. Ramallo ha tomado posiciones en la batalla por la direcci¨®n del Partido Popular en Extremadura. Preguntado en una entrevista si tem¨ªa por sus cargos despu¨¦s de esta intervenci¨®n, Ramallo respondi¨® que legalmente nadie pod¨ªa obligarle a cesar. Pero no se trata de una cuesti¨®n de legalidad, sino de est¨¦tica. Este peri¨®dico sabe de la incomodidad que a algunos de sus colegas en la CNMV y en el Banco de Espa?a les ha causado la aparici¨®n de Ramallo, de nuevo, en primera l¨ªnea de fuego pol¨ªtica.
Otro ejemplo, ¨¦ste m¨¢s extendido y alarmante, se est¨¢ dando casi de forma continua en el mundo de las cajas de ahorro. No se trata tan s¨®lo del hecho de que en algunas de estas instituciones -que suponen aproximadamente la mitad del conjunto del sistema financiero- vayan a ocupar sus presidencias de forma directa algunos pol¨ªticos muy reconocidos por su actividad en este ¨²ltimo mundo (el ¨²ltimo caso, por ahora, es el del socialista Juan Pedro Hern¨¢ndez Molt¨® en la Caja de Ahorros de Castilla-La Mancha), sino la constatataci¨®n de que algunos de los supervisores y reguladores de las cajas de ahorro est¨¦n interfiriendo, cada vez m¨¢s, en sus objetivos y resultados. Es distinto, por ejemplo, que las comunidades aut¨®nomas intervengan en la distribuci¨®n del excedente de una caja en cuesti¨®n (la obra ben¨¦fico social), que en la asignaci¨®n de recursos de la misma, reinventando, por v¨ªa indirecta, aquellos coeficientes de inversi¨®n obligatoria que ten¨ªa el sector financiero espa?ol durante el franquismo y los primeros a?os de la transici¨®n.
El grado de politizaci¨®n de las cajas de ahorro, que siempre ha existido, ha crecido en los ¨²ltimos a?os, hasta el punto de que corre el peligro de que en algunos casos haya instituciones que pueden ser utilizadas por algunos gobiernos aut¨®nomos como una especie de Presupuesto B o como un mecanismo de clientelismo muy certero. Ello est¨¢ favorecido por el hecho de que las cajas est¨¢n sujetas a singulares pautas de gobierno, y por la relaci¨®n at¨ªpica entre la propiedad y el control. La contradicci¨®n est¨¢ en que, en buena parte, se est¨¢ pidiendo al zorro (el poder pol¨ªtico) que regule el gallinero (las cajas de ahorro). Pero ?es m¨¢s zorro Jos¨¦ Bono que Emilio Bot¨ªn?
La cr¨ªtica a la politizaci¨®n de las cajas -complicada por el hecho de que el complejo sistema auton¨®mico haga diferente cada caso- lleva a algunos a exigir su privatizaci¨®n, lo cual no tiene ninguna relaci¨®n directa. La existencia de las cajas de ahorro (muchas de las cuales son a nivel local la primera instituci¨®n financiera) ha permitido que se multiplique el proceso de concentraci¨®n de la banca espa?ola (los megabancos BSCH o BBV) sin que se reduzca en demas¨ªa la competencia. ?Qui¨¦nes ser¨ªan los adquirentes primeros de las cajas si se privatizasen?: los grandes bancos, con lo cual el grado de concentraci¨®n ser¨ªa a¨²n muy superior. Algunas cr¨ªticas son muy intencionadas.
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