El pol¨ªtico que siempre lleg¨® primero
Pasqual Maragall ha convertido su experiencia como alcalde en base de su programa para Catalu?a
"No he perdido nunca y no pienso perder esta vez; no s¨¦ qu¨¦ es perder", confes¨® Pasqual Maragall hace cuatro meses, ya en plena precampa?a. La biograf¨ªa del ex alcalde de Barcelona entre 1983 y 1997 ha sido la de un ganador. Ayer volvi¨® a saborear las mieles del triunfo al atrapar en votos a un l¨ªder carism¨¢tico como Jordi Pujol, que desde 1980 ha sido el candidatao imbatido.Maragall ha concurrido a estas elecciones como lo que realmente ha sido durante los ¨²ltimos 15 a?os: el jefe de filas que resum¨ªa en su acci¨®n la innovadora labor de los alcaldes de izquierdas que desde 1979 han gobernado sobre el 75% de la poblaci¨®n de Catalu?a. Ayer cogi¨® los frutos de esta labor. El principal bot¨®n de muestra de esa experiencia ha sido la transformaci¨®n de Barcelona dirigida por ¨¦l a caballo de los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992. Pero Maragall y su partido han convertido esa obra en doctrina y en base de un programa global para Catalu?a que se propone un giro total en muchas de las pol¨ªticas aplicadas por CiU.
La prioridad absoluta que otorga a lo local hace de Maragall un pol¨ªtico at¨ªpico entre los de su nivel. Ha sido una de las dos ideas b¨¢sicas de su programa, bajo la etiqueta de proximidad. Lo que se puede hacer cerca del ciudadano debe hacerse en la instancia local. ?sta es la doctrina, de la que en sus m¨ªtines no ha cejado de decir que tiene rango de ley en Espa?a porque figura en el pre¨¢mbulo del Tratado de la Uni¨®n Europea. En la pr¨¢ctica eso supone el compromiso electoral de gestionar desde los ayuntamientos y las comarcas servicios como la ense?anza primaria y secundaria, la pol¨ªtica de vivienda, los servicios sociales y las pol¨ªticas activas para generar empleo.
Sus ideas sobre proximidad, a las que en ocasiones denomina devoluci¨®n, defendidas desde la alcald¨ªa pero tambi¨¦n desde la presidencia del Comit¨¦ de las Regiones de la Uni¨®n Europea, que ejerci¨® en 1996-1997, se han traducido ahora en el compromiso de organizar la Administraci¨®n de la Generalitat en siete grandes regiones, las que resultan de dar personalidad institucional al Pirineo, las Tierras del Ebro, el ¨¢rea metropolitana de Barcelona, las comarcas centrales de Catalu?a, las comarcas de Girona, las de Lleida sin el Pirineo y las de Tarragona sin el Ebro. La aplicaci¨®n de este compromiso supondr¨ªa una verdadera revoluci¨®n en la Catalu?a creada por el molde jacobino de Pujol.
La otra idea b¨¢sica que da car¨¢cter a la biograf¨ªa de Maragall y a su programa es el federalismo. El izquierdista que Maragall fue de joven, en los a?os del franquismo, ha dado paso con el ejercicio de las responsabilidades, a la profesi¨®n de un liberalismo progresista, seg¨²n ¨¦l, menos intervencionista que Pujol. Pero lo que ha planteado como realmente alternativo a Pujol es el federalismo, la propuesta de una articulaci¨®n federal de Espa?a.
Maragall define su federalismo como "uni¨®n en la libertad" y persigue dar un nuevo gran impulso al modelo auton¨®mico espa?ol partiendo de la constataci¨®n de que lo conseguido desde 1979 es un ¨¦xito hist¨®rico. Nieto de un poeta catalanista e hijo de un senador socialista, Maragall predica el fin de la ambig¨¹edad en los sentimientos y la presencia de Catalu?a en Espa?a. "No es s¨®lo que os necesitemos; es que os amamos", proclam¨® en febrero en Magaz de Pisuerga (Palencia) refiri¨¦ndose a las relaciones entre ambas naciones. Lo ha repetido estas ¨²ltimas semanas en toda Catalu?a. Pretende que su federalismo se traduzca en una reforma del Senado que permita a los gobiernos aut¨®nomos discutir entre s¨ª y con el de Espa?a todo lo que hasta ahora ha sido alimento del victimismo nacionalista. Incluidos el dinero y la potenciaci¨®n del catal¨¢n.
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