Espa?a no cuenta en la pol¨ªtica exterior y europea de Alemania
Las relaciones entre Espa?a y Alemania, tal como las encontrar¨¢ el nuevo embajador de Berl¨ªn, Joachim Bitterlich, al incorporarse hoy a su cargo, atraviesan un periodo de apat¨ªa e indiferencia. La falta de contenidos y de proyectos pol¨ªticos relevantes caracteriza hoy los v¨ªnculos de alto nivel entre los dos pa¨ªses, se?alan altas fuentes diplom¨¢ticas, que avalan en privado las cr¨ªticas hechas por el anterior embajador alem¨¢n tras jubilarse. Este letargo pol¨ªtico contrasta con el dinamismo de las relaciones entre Alemania y otros pa¨ªses europeos.
Con Francia, el canciller Gerhard Schr?der recompuso en septiembre sus relaciones. La mejora ret¨®rica ha quedado reforzada con el anuncio de la fusi¨®n entre Dasa y A¨¦rospatial para crear la gran industria aeroespacial europea. Hacia el Reino Unido, el canciller experimenta una personal afinidad, que se ha plasmado en su relaci¨®n con Tony Blair y en iniciativas como el documento para la reforma de la socialdemocracia. Con el Este, las relaciones de Alemania han ganado en intensidad, lo que se explica en parte por la conmemoraci¨®n del 10? aniversario de la ca¨ªda del muro y en parte por el fortalecimiento de la dimensi¨®n centroeuropea al trasladar la capital de Bonn a Berl¨ªn.La diplomacia alemana se mueve en Turqu¨ªa y en los Balcanes. Sin embargo, Espa?a, en su calidad de socio bilateral, parece quedar fuera de los programas del canciller y de su ministro de Exteriores, Joschka Fischer. Los contactos de ambos con sus hom¨®logos espa?oles han sido escasos.
La ¨²ltima cumbre bilateral hispano-alemana se celebr¨® en El Escorial a principios de 1998, en ¨¦poca de Helmut Kohl. Desde que asumi¨® el poder, hace un a?o, Schr?der ha estado dos veces en Espa?a. Fischer, que estuvo dos veces en 1998, no ha pisado el territorio espa?ol este a?o. A t¨ªtulo comparativo, Schr?der y Fischer han realizado, por lo menos, tres visitas a Italia este a?o. En el caso de Francia, las visitas son tantas que los portavoces necesitan cierto tiempo para contabilizarlas.
El aspecto cuantitativo es un reflejo del cualitativo. La canciller¨ªa federal y Moncloa tendr¨¢n que esforzarse por dar cuerpo a la cumbre bilateral hispano-alemana que se celebra a principios de diciembre en Berl¨ªn y que ha sido demorada en varias ocasiones. Alemania no quiso celebrarla durante su presidencia de la UE y propuso septiembre. Espa?a acept¨®, pero los alemanes volvieron a cambiar, porque coincid¨ªa con el debate del presupuesto en el Parlamento.
Madrid y Berl¨ªn comparten responsabilidad por la indiferencia mutua. La pol¨ªtica espa?ola en el campo de la construcci¨®n europea es hoy m¨¢s pasiva que en ¨¦poca de Felipe Gonz¨¢lez, y el Gobierno rojiverde alem¨¢n gusta de los clubes de los "pa¨ªses importantes", como el G-7 o G-8, en los que no figura Espa?a. Madrid suele estar ausente de las iniciativas conjuntas que Alemania impulsa en el marco de la geometr¨ªa variable europea.
En la pol¨ªtica exterior alemana, el apoyo a la PESC (pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n europea) coexiste con iniciativas que involucran a constelaciones de pa¨ªses. Estas constelaciones encajan en los modelos de la Europa del n¨²cleo duro del que hablaban los pol¨ªticos democristianos Karl Lammers y Wolfgang Sch?uble para designar una Europa con diversos grados de integraci¨®n.
La relaci¨®n bilateral entre Espa?a y Alemania, por otra parte, carece hoy del impulso que le daba el t¨¢ndem Kohl-Gonz¨¢lez. Schr?der y Aznar no han reproducido la amistad que ten¨ªan sus antecesores, y el primero no ha olvidado la noche que le hizo pasar el segundo en marzo, en la cumbre de Berl¨ªn, cuando Aznar defendi¨® los intereses espa?oles en la Agenda 2000.
"Un pensamiento m¨¢s profundo en Berl¨ªn sobre el valor y la posici¨®n de Espa?a en Europa me parecer¨ªa ¨²til, porque (...) hay quien se queja de que el nuevo Gobierno carece de una visi¨®n hist¨®rica del continente comparable a la de Kohl y que minusvalora el papel de Espa?a", afirmaba el embajador cesante, Henning Wegener, al diario Abc. Michael Steiner, el principal consejero de pol¨ªtica internacional de Schr?der, calific¨® de "disparates" estas afirmaciones. "Las relaciones son muy intensas y al m¨¢s alto nivel, con independencia del color del Gobierno", afirmaba Steiner a esta corresponsal.
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