Investigadores incomunicados

Cada vez que suena un compact-disc interviene un argumento matem¨¢tico. Y al hablar por tel¨¦fono, y cuando se predice el tiempo o se interpreta un esc¨¢ner. Los matem¨¢ticos enumeran mil ejemplos para explicar la utilidad de su trabajo. Son actualmente unos 2.000 investigando en Espa?a, sobre todo en la Universidad, y est¨¢n satisfechos con sus resultados: un reciente informe de la Comisi¨®n Europea sit¨²a su producci¨®n en d¨¦cimo lugar mundial en cuanto a calidad. Sin embargo, ellos lamentan su incomunicaci¨®n con la sociedad en general y con las empresas, que creen su trabajo demasiado abstracto.

Los estudiosos se quejan, pero no de falta de dinero u ordenadores, sino de aislamiento. Su brillantez, dicen los matem¨¢ticos, raramente traspasa las barreras acad¨¦micas: no s¨®lo no llega a la sociedad, que en su imaginario los confina al mundo de lo abstracto y ex¨®tico, sino que es desconocida tambi¨¦n para las empresas espa?olas. Un problema con consecuencias negativas tanto para los investigadores como para la industria. "Los matem¨¢ticos son necesarios para innovar. El problema es que las empresas desconocen nuestras posibilidades", dice Carles Sim¨®, de la Universidad de Barcelona.As¨ª, "el destino de un joven matem¨¢tico no suele ser otro que una universidad con plazas escasas. Estamos infrautilizados", dice Sim¨®, cuyo grupo calcul¨® la ¨®rbita del sat¨¦lite de observaci¨®n solar Soho, de la Agencia Europea del Espacio y de la NASA.

Su opini¨®n es compartida por muchos. Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez, de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, explica la relaci¨®n de las matem¨¢ticas con un CD: "Cuando se imprime un disco compacto se producen errores y hay un argumento matem¨¢tico que corrige estos defectos antes de leer la m¨²sica".

La actual nitidez sonora se debe a un desarrollo matem¨¢tico de mediados de siglo, retomado en los a?os setenta. M¨¢s ejemplos: "Los primeros modelos de predicci¨®n del clima se hicieron casi sin matem¨¢ticas nuevas. Despu¨¦s llegaron los ordenadores. Y ahora se dan cuenta de que hacen falta m¨¢s matem¨¢ticas, porque los sistemas ca¨®ticos no se conocen lo bastante", dice Juan Luis V¨¢zquez, profesor tambi¨¦n de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.Pero ?son s¨®lo las empresas las culpables de la incomunicaci¨®n? Los matem¨¢ticos tambi¨¦n hacen autocr¨ªtica, concentrada en dos aspectos: la formaci¨®n de los estudiantes y el escaso esfuerzo de los propios investigadores por hacerse entender. "Muchos matem¨¢ticos no son conscientes de las posibilidades de sus conocimientos", dice Fern¨¢ndez, que reconoce que "en la Universidad se forma a los chicos como si todos fueran a ser investigadores puros".

El ¨¦nfasis en la aplicaci¨®n no significa, sin embargo, que la investigaci¨®n pura, la m¨¢s abstracta, no sea indispensable. Lo abstracto de hoy es lo concreto de ma?ana, claman los investigadores. "Dijo lord Kelvin que nada hay tan pr¨¢ctico como una buena teor¨ªa", recuerda Jes¨²s Sanz Serna, matem¨¢tico y rector de la Universidad de Valladolid. Y en esto tambi¨¦n se puede dar un ejemplo: el griego Apolonio de Perga estudi¨® en profundidad las elipses por puro divertimiento y 2.000 a?os despu¨¦s sirvieron para determinar la ¨®rbita de los planetas. Las matem¨¢ticas llevan su tiempo, y eso vale tambi¨¦n para las aplicadas, como se?ala V¨¢zquez: "Lo que no se puede pedir a un matem¨¢tico es que resuelva los problemas en un pisp¨¢s. Esa visi¨®n utilitarista de las matem¨¢ticas tambi¨¦n es equivocada".

Otra reivindicaci¨®n un¨¢nime es la de m¨¢s atenci¨®n por parte del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC). "Las matem¨¢ticas espa?olas reciben un apoyo institucional muy inferior al de otras disciplinas", dice Sanz Serna.