Jeremy Menuhin toca en Madrid y reivindica la memoria de su padre
El pianista cree que la m¨²sica se ha convertido en un bien de consumo
Jeremy Menuhin toc¨® anoche a Bach, Mendelssohn, Mozart y Bartok en el Auditorio Nacional de Madrid y en homenaje a su padre, Yehudi Menuhin (Nueva York, 1916-Berl¨ªn, 1999). Dentro y fuera del escenario, el hijo demostr¨® ser un digno sucesor del esp¨ªritu solidario y tolerante, del amor a la belleza y a la m¨²sica de sentimiento que caracterizaron a su padre, llamado "el violinista del siglo XX".
Menuhin junior empez¨® a tocar el piano a los seis a?os, y desde entonces ha vivido una vida f¨¢cil y dura a la vez, siempre a la sombra protectora pero gigantesca de aquel virtuoso viajero. Desde que, con 15 a?os, Jeremy sali¨® al ruedo, toc¨® mucho con ¨¦l, recorri¨® el mundo ("era duro, pero tambi¨¦n la ¨²nica forma de verle") y no dej¨® de aprender. "Pas¨¦ de tocar en la oscuridad a la exhibici¨®n directa, y fue dif¨ªcil, como jugar con fuego. Quer¨ªa compartir conmigo sus descubrimientos. Ten¨ªa ideas muy complejas sobre la m¨²sica, yo trataba de seguirle. Se comunicaba mejor as¨ª que con las palabras: el intercambio m¨¢s profundo y personal lo reservaba para la m¨²sica".Jeremy es simp¨¢tico y pol¨ªglota, un hombre normal, muy poco divo. ?Quiz¨¢ eso tambi¨¦n sea herencia? "Bueno, si he heredado algo de ¨¦l creo que es su actitud de naturalidad, su percepci¨®n de que no hay que considerar la m¨²sica una cosa muy intelectual, muy artificial o demasiado te¨®rica para justificar as¨ª la interpretaci¨®n".
"A ¨¦l le gustaba mucho la m¨²sica de ra¨ªces, el flamenco, los ritmos escoceses o irlandeses, la tradici¨®n europea de Schubert, las suites de Bach", contin¨²a. "Adoraba la m¨²sica pegada a la tierra, la que se escucha a trav¨¦s del coraz¨®n. Recuerdo que en Escocia estuvimos oyendo a unos m¨²sicos que tocaban las f¨ªdulas. Ten¨ªan manos de carnicero, pero tocaban muy bien. ?l estaba encantado...".
Jeremy Menuhin ha venido invitado por la empresa KPMG y por la Fundaci¨®n Yehudi Menuhin. Desde 1991, ¨¦sta se dedica a proteger la expresi¨®n de las minor¨ªas culturales y a fomentar la ense?anza de m¨²sica en las escuelas p¨²blicas de 12 pa¨ªses europeos. Jeremy dice que no est¨¢ muy al tanto, pero cree a pies juntillas en la validez de esas propuestas. "La educaci¨®n musical es imprescindible. Hace 20 a?os que se nota mucho que el p¨²blico educado est¨¢ desapareciendo. El circuito principal es una especie de jaula que separa a un int¨¦rprete mimado de un p¨²blico muy poco abierto. Incluso antes de empezar a tocar, muchas veces notas una especie de desasosiego en la gente, como si quisieran irse a casa r¨¢pido para anotar en la lista de su consumo semanal ese concierto y luego poder decir: "Yo estuve all¨ª".
Pero Menuhin tiene cr¨ªticas m¨¢s duras a¨²n: "La forma de selecci¨®n de los m¨²sicos es ahora un disparate. Un concurso y un jurado prestigioso, un buen management, mucha t¨¦cnica, mucha velocidad y precisi¨®n, y nada en las venas. Nada personal que decir. Solamente computadoras".
Babelia
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