Manuel Rivas retrata en su ¨²ltimo libro lo extraordinario de la gente corriente
El escritor coru?¨¦s presenta 13 nuevos relatos recogidos en la obra 'Ella, maldita alma'
Tras dos ¨¦xitos como ?Qu¨¦ me quieres, amor? y El l¨¢piz del carpintero, el escritor Manuel Rivas (A Coru?a, 1957) persiste en su g¨¦nero favorito con un nuevo libro de relatos, Ella, maldita alma (Alfaguara). Pocos meses despu¨¦s de aparecer la edici¨®n en gallego, el autor present¨® ayer la versi¨®n castellana en Barcelona coincidiendo con la inauguraci¨®n de la galer¨ªa de arte Sargadelos, aneja a la librer¨ªa del mismo nombre, dedicada a la literatura gallega y portuguesa. En el mismo acto, Alfaguara present¨® el volumen El secreto de la tierra, con los dos primeros libros de Rivas.
Ella, maldita alma es un conjunto de 13 relatos breves de car¨¢cter intimista, peque?as an¨¦cdotas del universo rural descritas con esa pizca de magia propia del estilo de Rivas, quien hoy lo presentar¨¢, a las ocho de la tarde, en el C¨ªrculo de Bellas Artes, de Madrid, acompa?ado del grupo Os Diplom¨¢ticos. "El t¨ªtulo es una queja contra el alma, que nos obliga a abrir los ojos, con lo bien que estar¨ªamos sin preguntarnos nada ni buscar m¨¢s all¨¢ de lo que se ve", afirma. "Est¨¢ escrito como un viaje ¨ªntimo al coraz¨®n mismo de las tinieblas. Igual que todos mis libros, tiene un sentido biogr¨¢fico. Han tenido que pasar cosas en la vida de uno para que esos cuentos aparentemente tan sencillos se hayan podido escribir".Los protagonistas son dos vecinos que no se hablan pero no saben por qu¨¦, un zagal que se come sin querer el pan de su familia, un marinero nost¨¢lgico de Madagascar que nunca se ha embarcado, una vieja que no sabe d¨®nde hallar ojos para sus mu?ecas... "Es curioso que uno empieza a reconocerse a s¨ª mismo", reflexiona Rivas, "cuando vuelve la mirada hacia afuera y se reconoce en los dem¨¢s. Cuando te das cuenta de que vas componiendo tu propia galer¨ªa de cl¨¢sicos a partir de tus vecinos... tu mirada se mueve como una c¨¢mara sin obturador, arrim¨¢ndose a las cosas, hasta que localiza almas en los lugares m¨¢s insospechados. O sea, cuando descubre lo extraordinario en la gente corriente. En el fondo, Ella, maldita alma es mi respuesta a ese enigma hist¨®rico: ?d¨®nde est¨¢ el alma? Pues, por ejemplo, en un mu?eco de ventr¨ªlocuo que dice poemas a las campesinas para enamorarlas".
Para saber si uno dispone de alma, el narrador tiene un m¨¦todo: "Medir con los sentidos. Quien no tiene alma no es capaz de hacerlo. Por ejemplo, ese tipo de personas que se la pasan hablando de universalismo pero que son incapaces de sentir nada por las lenguas que les rodean. Y no olvidemos que hay m¨¢s sentidos que los cinco que contamos. Por ejemplo, en su Anatom¨ªa de los sentidos, Burton a?ad¨ªa tres: la memoria, la melancol¨ªa y la capacidad de razonar".
Rivas es un gran defensor del relato, porque "escribi¨¦ndolos te das cuenta de que lo que haces es continuar la obra de Sherezade: prolongar tu vida y la de los dem¨¢s por otra noche, a?adiendo un cuento m¨¢s. Yo intento escribir con una percepci¨®n contempor¨¢nea, es decir, mirando el mundo, c¨®mo se presenta en forma de sucesi¨®n de breves flashes, aunque la verdad es que tambi¨¦n me encanta mezclar los g¨¦neros". Eso es lo que hace en el otro volumen, El secreto de la tierra -que incluye Un mill¨®n de vacas (1990) y Los comedores de patatas (1992)-, una edici¨®n que satisface al autor porque los libros que la integran "no fueron muy entendidos en su d¨ªa. Se hizo una lectura demasiado sociol¨®gica, como si fueran estampas de un nuevo costumbrismo, quiz¨¢ porque aparec¨ªa una Galicia in¨¦dita, m¨¢s dura que buc¨®lica, una met¨¢fora ir¨®nica de la aldea global".
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