Ingenieros y campeones

Nadie pensar¨ªa que desde la planta baja de una escuela universitaria madrile?a pueda acariciarse el logro de un campeonato del mundo. Menos a¨²n, de vela. Pero, en Madrid, s¨ª cabe pensarlo: el trofeo es el mundial de veleros ILC30; la planta baja, un canal artificial de hidrodin¨¢mica; y el lugar donde se encuentra, la Escuela T¨¦cnica Superior de Ingenieros Navales de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid.En la Ciudad Universitaria, la Escuela se distingue por su faro, imitaci¨®n de la antorcha que ahuyenta las sombras cerca de la gallega Costa de la Muerte, la Torre de H¨¦rcules. Al amor de sus luces acuden ahora algunos estudiantes, -5,2 de nota de corte para ingresar-, aunque los m¨¢s lo hacen por verdadera vocaci¨®n mar¨ªtima.

Llegar a ingeniero naval cuesta, al menos, seis a?os. "Pero los conocimientos que adquieren", dice el profesor de Teor¨ªa de Buques, Luis P¨¦rez Rojas, madrile?o de Chamber¨ª, de 48 a?os, "vienen avalados por una experiencia que situ¨® a Espa?a en la c¨²spide de la construcci¨®n naval hasta hace bien poco".

P¨¦rez Rojas, hombre afable, entusiasta de su trabajo como ingeniero y docente, imparte, seg¨²n sus alumnos, una de las asignaturas m¨¢s atractivas de la Escuela; es, adem¨¢s, responsable en el banco de pruebas conocido como El Canal: 100 metros de longitud, eslora, por 3,8 de anchura, manga, por 2,20, de profundidad, calado. Dotado de taller y carpinter¨ªa contiguos, el cauce es escenario de las pruebas que los futuros ingenieros necesitan para conocerlo casi todo sobre la construcci¨®n naval. De esta manera, guiados por los profesores Ricardo Abad y Ricardo Zamora, entregados tambi¨¦n a la docencia naval, los alumnos de quinto curso de Ingenier¨ªa Naval aprenden a construir, incluso, veleros con los que optar a la Copa del Mundo. Ello no ser¨ªa posible sin el concurso de Jer¨®nimo L¨¢zaro, de 52 a?os, abulense de Ojos Albos, un ebanista fuera de serie al decir de P¨¦rez Rojas. Lleva 31 a?os en la Escuela. Amante de la samba, madera guineana de calidad ¨²nica, L¨¢zaro a?ade su condici¨®n de alcalde de la localidad segoviana de Villacast¨ªn por el Partido Popular.

Con tales cr¨¦ditos, los alumnos de quinto curso construyeron el pasado a?o un barco de diez metros de eslora por dos de manga, que modelizaron sobre su Canal de Ensayos. Entre todos decidieron bautizarlo con el nombre Alfin. ?Por qu¨¦ este nombre? "Por "al fin tenemos barco"". El velero, con estudiantes de Ingenier¨ªa Naval a bordo, fue en 1998 campe¨®n en su categor¨ªa, en Bayona. Hoy su patr¨®n, To?o Gorostegui, tiene la palabra en el Mundial de veleros de Brasil. Y el tim¨®n.