Pecos pecan poco
Hubo un tiempo, hace 20 a?os, en que los hermanos Pedro y Javier, Los Pecos, volv¨ªan locas a las adolescentes que ahora andan por la treintena. Fueron un bombazo. Incluso hac¨ªan gracia a intelectuales, columnistas, soci¨®logos y humoristas gr¨¢ficos. El d¨²o se deshizo y ambos hermanos abandonaron los escenarios y los estudios de grabaci¨®n. En 1998 su compa?¨ªa discogr¨¢fica edit¨® un recopilatorio, 30 grandes ¨¦xitos y un par de corazones. Se vendieron 250.000 ejemplares. El ¨¦xito de ventas les anim¨® a reemprender su carrera musical y volver a la palestra. A principios de este a?o lanzaron un nuevo ¨¢lbum, El poder de tus ojos, producido por Joan Bibiloni. Con este bagaje comenzaron una gira que concluy¨® el jueves en Madrid.A pesar de los discos vendidos no llenaron la sala. Eso s¨ª, todos los que acudieron, con clara mayor¨ªa treinta?era, iban dispuestos a entregarse y rememorar ternuras inolvidables. Pero los artistas no lo pusieron f¨¢cil, acaso por los nervios, quiz¨¢ por escepticismo. Durante todo el concierto estuvieron perplejos y despistados, carentes de garra, difuminados. Las nuevas canciones no cuajan ni entre sus fieles, a pesar de la cuidada producci¨®n. Los p¨²blicos suelen ser reacios a las novedades; las toleran ben¨¦volamente y aplauden como por obligaci¨®n, pero s¨®lo encienden mecheros evocando el pasado que jam¨¢s volver¨¢. Eso crispa a casi todos los artistas.
Los Pecos
Pecos (Pedro y Javier), voces y guitarra. Rafa Guillermo: teclados. Jos¨¦ Luis Pozuelo: guitarra. Fernando Bermejo: bajo. Jes¨²s Tejero: bajo. Kike Villafani: bater¨ªa. Sala Riviera, Madrid. 20 de octubre.
Los Pecos montaron un espect¨¢culo con candidez y falta de criterio, desangelado, anodino. El concierto fue cansinamente correcto, es decir, prescindible. A un escenario s¨®lo se puede salir a mandar, pero s¨®lo se puede mandar cuando se sabe lo que se quiere. Da la impresi¨®n de que ellos no tienen muy claro lo que quieren. Y eso se transmite en un escenario a los primeros compases. Les hace falta una direcci¨®n esc¨¦nica, un repertorio coherente y un criterio. Pecos pecan poco, son blanditos y corren el peligro de dejar fr¨ªos a sus m¨¢s allegados.
Por otra parte, el montaje de su vuelta est¨¢ planteado, o eso parece, con absoluto desconcierto y notable improvisaci¨®n, sin fe, con la incierta esperanza de que pase algo. ?Para qui¨¦n cantan Los Pecos? Los adolescentes de ahora van por otros derroteros; los que fueron adolescentes hace 20 a?os se contentan con revivir ternuras de amores lejanos, cromos, aquel primer beso, aquel primer pecado tembloroso, emociones perif¨¦ricas.
En los albores del 2000 Los Pecos vuelven devorados por el tiempo y las nuevas tendencias musicales. Son como una fotograf¨ªa en sepia. Es un poco descorazonador ser sepia cuando s¨®lo se tienen 30 a?os y queda casi todo por hacer. Si quieren seguir en esto tienen que realizar una revoluci¨®n sin dejar de ser ellos mismos. Se lo merecen porque son buenos chicos, acaso demasiado buenos.
Babelia
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