Los imprevistos derriban al Rayo

Los imprevistos dejaron ayer al Rayo sin voz. La afici¨®n vallecana tiene sobrados motivos para hurgar en el caj¨®n de las excusas, donde encontrar¨¢ un mont¨®n de ellas. Y todas le valdr¨¢n para explicar una derrota tan extra?a como dolorosa. En el minuto 34 el Rayo se qued¨® con diez jugadores y en el 63 con nueve. Enfrente estaba el Betis, un equipo tan fr¨¢gil de mente como lleno de magn¨ªficos futbolistas. El primero, Alfonso, un tipo que andaba escondido y que ayer apareci¨® donde menos se le esperaba, en un campo peque?o, inc¨®modo, en el que el Rayo se maneja de f¨¢bula. Pero le dio ayer a Alfonso por resucitar. Y lo que no puso ¨¦l lo puso el ¨¢rbitro.Ten¨ªa Hern¨¢ndez una tarjeta amarilla cuando se vio delante de Denilson. El brasile?o se invent¨® un autopase pero se olvid¨® de perseguir el bal¨®n. Y se fue al suelo. Dio la impresi¨®n de que all¨ª no hab¨ªa ocurrido nada, pero Carmona, el ¨¢rbitro, no opin¨® igual. Y el Rayo se encontr¨®, en el minuto 34, no ya con un jugador menos, sino con el que probablemente tiene, junto a Cembranos, m¨¢s peso espec¨ªfico en el equipo. Hasta ese momento el partido, que ten¨ªa una pinta nefasta, era del Rayo. Pero ocurre que el cuadro de Vallecas, cuando mejor juega, gana, cierto, pero siempre por la m¨ªnima. Porque es el Rayo un conjunto cogido con alfileres, al que cualquier percance deja desnudo. A la ducha se fue Hern¨¢ndez, pero el equipo supo sobreponerse. Esper¨® su momento y su momento lleg¨®, con la firma de Luis Cembranos, por supuesto, un futbolista que vive en estado de gracia Pero la euforia le dur¨® al Rayo lo que quiso Alfonso, que ley¨® el partido mejor que nadie. Inteligencia se llama el asunto. Hubo mano de Alc¨¢zar y Alfonso hizo el empate. Pero el Rayo se qued¨® con nueve y la historia adquiri¨® un aspecto ¨¦pico. Pero como no es cuesti¨®n de descubrir h¨¦roes cada domingo, el Rayo se fue minimizando, para deleite de Denilson, Finidi y compa?¨ªa. La compa?¨ªa se llama Alfonso. Lleg¨® el segundo gol b¨¦tico y lleg¨® el tercero, cuando ya el Rayo era un equipo invisible, poco preparado como est¨¢ para superar, adem¨¢s de a un rival en el que Oli es suplente, a todos los imprevistos habidos y por haber.