"En toda obra creativa hay algo de venganza"
Pregunta. Pujol sigue siendo presidente de la Generalitat, Mari Pau Huguet y el doctor Corbella han vuelto a TV-3... ?Bienvenidos a Catalu?a, el pa¨ªs en el que nunca pasa nada!Respuesta. Eso es lo que hay. A m¨ª ya me parece bien, no creas, pues lo de que ganen los tuyos no es garant¨ªa de nada. Ganan y te preguntas cu¨¢ndo empezar¨¢n a meter la pata y a decepcionarte. Pujol tampoco lo va a tener tan f¨¢cil esta vez, con esta victoria tan ajustada.
P. Lo que no acabo de entender es por qu¨¦ monta Maragall el numerito de que es el ganador moral y de que est¨¢ dispuesto a gobernar. A este paso, acabar¨¢ instal¨¢ndose en la casa de Tarradellas en Saint Martin-le-Beau y montando un Gobierno catal¨¢n en el exilio.
R. Pues a m¨ª me hace gracia esa actitud. Creo que va muy bien para sembrar el desconcierto en las filas enemigas. En el pueblo donde vivo, Jafre, que es de fe mayoritariamente convergente, ya hay gente que dice: "Hombre, pues igual tiene raz¨®n. Si tiene m¨¢s votos, tal vez deber¨ªa ser Maragall el presidente".
P. Con Pujol o sin Pujol, tu ¨²ltimo espect¨¢culo va viento en popa, ?no?
R. No me puedo quejar. De lo ¨²nico que me quejo es de haberme tenido que perder unas actuaciones en Suram¨¦rica por culpa de un juicio al que me llamaron como testigo. Ya sabes, Oriol Mall¨®, el que escribi¨® El cas Boadella, consigui¨® cabrear a algunos personajes que aparec¨ªan en el libro y que lo llevaron a juicio.
P. Es que tu amigo Mall¨® tiene una manera de decir las cosas que, si no se corta un poco, se va a pasar la vida en los tribunales.
R. Bueno. Es un tipo joven y radical. Piensa que antes fue un independentista que pas¨® una temporada a la sombra y que tuvo que poner tierra de por medio larg¨¢ndose una temporada a M¨¦xico. De donde, por cierto, volvi¨® vacunado contra el nacionalismo. Ahora est¨¢ escribiendo un libro muy interesante sobre la historia del catalanismo, y lo est¨¢ haciendo en castellano. Hay unas 100 p¨¢ginas sobre el caso Verdaguer muy ilustrativas acerca de la manera de actuar de nuestros buenos burgueses, as¨ª como de la gente del clero.
P. ?El caso Verdaguer?
R. Verdaguer tuvo problemas a causa de una peculiar amistad con las hermanas Dur¨¢n, dos se?oras que, adem¨¢s de pertenecer al sexo femenino, eran madrile?as. No hay constancia de que hubiera trato carnal con el autor de Canig¨®, pero s¨ª parece que ¨¦ste encontraba muy interesante su compa?¨ªa, cosa que al obispo de Vic y a la sociedad bienpensante de la ¨¦poca les parec¨ªa fatal. As¨ª empez¨® un proceso de acoso y derribo de mos¨¦n Cinto que incluy¨® un destierro. Para m¨ª es un caso que ilustra muy bien la manera que tiene Catalu?a de comportarse con sus disidentes, que es la misma que ahora. Hoy d¨ªa, si haces algo que molesta, sucede lo siguiente: si te pueden machacar, te machacan. Y si has alcanzado una situaci¨®n que imposibilita tu destrucci¨®n, entonces se opta por el silencio y el ninguneo.
P. ?Has le¨ªdo Las part¨ªculas elementales, de Houellebecq?
R. No. ?Por qu¨¦?
P. Porque es un libro que carga contra los h¨¦roes de Mayo del 68 y en Francia ha suscitado todo un esc¨¢ndalo gracias a que los supervivientes m¨¢s rancios del movimiento han puesto el grito en el cielo. Tengo la impresi¨®n de que un libro semejante ambientado en Catalu?a se habr¨ªa topado con un silencio absoluto: ninguna rese?a, nada de entrevistas.
R. Probablemente.
P. Es un libro con un tono vengativo, lo que me lleva a pensar en lo que dec¨ªa Fassbinder sobre el ¨¦xito como venganza contra la sociedad que no te quer¨ªa cuando m¨¢s la necesitabas.
R. ?Eso dijo Fassbinder? Pues creo que ten¨ªa raz¨®n. Es verdad. Hay algo de venganza en toda obra creativa. Ahora que lo pienso, creo que en mis obras teatrales, a trav¨¦s de determinados personajes, hay una cierta venganza hacia esos buenos burgueses de mi barrio que, durante mi infancia, miraban mal a mi familia porque mi padre era de izquierdas.
P. ?Qu¨¦ recuerdos guardas de tu padre?
R. Era un ampurdan¨¦s protot¨ªpico. Es decir, alguien que cuando una opini¨®n es respaldada por m¨¢s de cinco personas se siente obligado a mantener una posici¨®n contraria. No lo pod¨ªa evitar. En eso era igual que Dal¨ª.
P. Hay quien se ha quejado de que tu visi¨®n de Dal¨ª es tan positiva que puede ser hasta falsa.
R. Yo ten¨ªa ganas, para variar, de escribir un texto que no fuera en contra de alguien, sino a favor. Dal¨ª me cae bien y no creo que fuera el fascista que algunos han querido ver. ?l era, simplemente, un ampurdan¨¦s al que le gustaba llevar la contraria. Cuando se instal¨® en Espa?a, debi¨® de toparse con unos resistentes antifranquistas que no le ca¨ªan especialmente bien y, en parte para jorobar, tom¨® partido, m¨¢s o menos, por Franco.
P. Lleg¨® a pintar un cuadro de Carmencita.
R. S¨ª, y cuando a Franco le preguntaron su opini¨®n dio una respuesta de esas de gallego que no se sabe si sube o baja la escalera: "Pol¨¦mico".
P. Franco siempre se refer¨ªa a ¨¦l como "ese majadero de Dal¨ª", pero tengo la impresi¨®n de que se hicieron un favor mutuo. El uno hac¨ªa lo que le daba la gana en Port Lligat y el otro se hac¨ªa el moderno.
R. M¨¢s o menos, pero se ha exagerado mucho la colaboraci¨®n de Dal¨ª con el franquismo.
P. ?Llegaste a conocerle?
R. Estuve a punto. En el ochentaipico, el alcalde convergente de Figueres nos vet¨® unas actuaciones y nosotros le montamos un cirio descomunal por las calles. Cirio que fue presenciado por Antoni Pitxot, quien le fue con el cuento a Dal¨ª. Seg¨²n me cont¨® el propio Pitxot, Dal¨ª estaba muy cabreado ante lo que consideraba un ataque a la libertad de expresi¨®n. Y eso coincide con la versi¨®n que han dado de ¨¦l otros artistas: la de un tipo amable y generoso con quienes consideraba parecidos a ¨¦l. Si te fijas, cuesta mucho encontrar insultos a Dal¨ª desde los medios art¨ªsticos.
P. Empezaste con el mimo y ahora se habla much¨ªsimo en tus obras. ?No te ha pasado por la cabeza la idea de escribir una obra de texto como las de O"Neil, algo, digamos, serio, con su exposici¨®n, su nudo y su desenlace?
R. No. Me siento muy c¨®modo con las estructuras con las que me muevo, con el trabajo en equipo. La novela s¨ª que es algo que me ha tentado a veces, pero no s¨¦ si me saldr¨ªa bien.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.