Un tipo verdaderamente curioso
Bien se podr¨ªa decir que Payne Stewart era el m¨¢s americano de los jugadores de golf, pero, al mismo tiempo, el Payne Stewart que yo conoc¨ª era lo menos americano que pueda pensarse.Mi relaci¨®n con Payne siempre ha sido de cari?o y amistad, y no s¨®lo, aunque ello influye, porque haya sido de los pocos del circuito de la PGA que siempre ha defendido la libertad de circulaci¨®n de los golfistas, esto es, acabar con las barreras y las normas que impiden la plena integraci¨®n de los diferentes circuitos de golf. ?l siempre fue consecuente con esas ideas y las llev¨® a la pr¨¢ctica. Ha sido de los que en m¨¢s sitios y pa¨ªses ha jugado. Y en todos los pa¨ªses que visitaba se interesaba por todo y por todo preguntaba. Era un curioso insaciable.
Me acuerdo de una de las ¨²ltimas veces que le he visto. Fue hace unos 20 d¨ªas, cuando est¨¢bamos jugando la Dunhill Cup, en Saint Andrews. Los jugadores espa?oles est¨¢bamos comiendo jam¨®n serrano y como ¨¦l estaba en la mesa de al lado con Mark O"Meara le pasamos un plato para que lo probara. Le gust¨® tanto que lo primero que nos pregunt¨® fue si en Valderrama, donde la pr¨®xima semana jugamos un torneo los mejores del mundo, iba a poder probar tambi¨¦n el jam¨®n. La verdad es que su curiosidad culinaria viene de lejos. Ya en 1993, cuando Norman gan¨® el Open Brit¨¢nico en Royal St George"s, Payne y Tom Watson vinieron el d¨ªa siguiente a jugar a Santander, y lo primero que pidi¨® fue comer lo que se com¨ªa all¨ª. Le pusimos un plato de chipirones en su tinta y vencido el desconocimiento inicial se los acab¨® todos.
Es de lo que m¨¢s me acuerdo de Payne, de su curiosidad por los dem¨¢s. Una curiosidad verdaderamente impresionante para ser americano. Siempre que hablaba con los espa?oles intentaba mezclar palabras en espa?ol en su ingl¨¦s. Y siempre que te ve¨ªa, aunque estuviera a 10 metros, no dejaba de volverse para saludar.
Con Payne comparto tambi¨¦n un debut importante. Los dos jugamos nuestra primera Ryder Cup el mismo a?o, en 1987, en Muirfield (Ohio). Y los dos nos enfrentamos en nuestro primer partido por parejas, ¨¦l con Larry Nelson y yo con Ballesteros. Les ganamos por un golpe, pero ¨¦l me devolvi¨® la jugada en el individual. Me gan¨® en el hoyo 18? y en lugar del t¨ªpico y formal apret¨®n de manos al terminar, se acerc¨® a m¨ª y me dio un buen abrazo. Dos a?os despu¨¦s, en The Belfry, tambi¨¦n coincidimos en el individual. All¨ª le gan¨¦ yo, tambi¨¦n en el ¨²ltimo hoyo. Recuerdo que ¨¦l se fue al agua en aquel 18? y yo le ayud¨¦ a sacar de all¨ª la bola. Y tambi¨¦n nos abrazamos al final.
Payne fue un jugador inusual, y no s¨®lo por sus estrafalarias vestimentas, unos bombachos y unas boinas que escond¨ªan un profundo sentido de la amistad y la solidaridad.
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