Lavado de manos
LA ABSOLUCI?N de Giulio Andreotti de las acusaciones de asesinato y vinculaci¨®n con la Mafia viene a suponer mucho m¨¢s que una victoria judicial de este eterno superviviente de la pol¨ªtica italiana: cierra una etapa, la de la Operaci¨®n Manos Limpias, iniciada siete a?os atr¨¢s por unos jueces y fiscales para sanear Italia frente a una galopante hipercorrupci¨®n. Tanto la derecha, representada por el magnate Silvio Berlusconi, como el magm¨¢tico centro que se intenta recomponer se han lanzado sobre la ocasi¨®n, mientras que la absoluci¨®n del veterano pol¨ªtico de 80 a?os ha abierto graves fisuras en la coalici¨®n de centro-izquierda que gobierna Massimo D'Alema.Por falta de pruebas, el ex l¨ªder democristiano ha salido judicialmente ileso de los dos juicios que ten¨ªa pendientes: la acusaci¨®n de participar en el asesinato del periodista Mino Pecorelli y la de haber mantenido relaciones con la Cosa Nostra, incluso la de haber sido uno de sus padrinos. Los procesos han puesto de manifiesto las carencias que para establecer la verdad judicial suponen los testimonios de arrepentidos como Tommaso Buscetta, que ya en 1992 apunt¨® a Andreotti y afirm¨® que el pol¨ªtico democristiano se hab¨ªa entrevistado en secreto en Palermo, en 1987, con el capo Salvatore, Tot¨®, Riina, hoy encarcelado. Andreotti, siete veces primer ministro, hoy senador vitalicio y que ha marcado la pol¨ªtica italiana durante cinco d¨¦cadas, vuelve, pues, a caer de pie.
Pero el proceso de limpieza de la pol¨ªtica italiana, de ese sistema de corrupci¨®n que penetraba en la m¨¦dula del pa¨ªs en lo que se vino a llamar Tangent¨®poli (por tangente se indica el pago de comisiones ilegales), parece haber tocado a su fin, aunque el sistema pol¨ªtico italiano haya quedado patas arriba. Claro que el origen de ese movimiento no se halla s¨®lo en los jueces y fiscales de Manos Limpias. Tambi¨¦n en los empresarios que no pod¨ªan competir en el mundo con un sistema de comisiones ilegales demasiado gravososo para ellos o tem¨ªan que el peso de la corrupci¨®n impidiera a Italia llegar al euro. Adem¨¢s, atr¨¢s quedaba esa guerra fr¨ªa que lo justificaba casi todo y tras la que se hab¨ªa escudado la Democracia Cristiana para gobernar e impedir que el Partido Comunista Italiano (PCI) llegara al poder. No parece pura casualidad que, en estas semanas, hayan salido a la luz alegaciones de que algunos pol¨ªticos de la izquierda italiana actuaban como esp¨ªas sovi¨¦ticos y cobraban del KGB.
Con vistas al futuro, la absoluci¨®n de Andreotti tendr¨¢ consecuencias pol¨ªticas de calado. La coalici¨®n en la que se apoya D"Alema tiene fisuras muy importantes, al solicitar algunos de sus integrantes la dimisi¨®n del ex fiscal jefe de Palermo que inici¨® estos procesos, Giancarlo Caselli, hoy supervisor de prisiones. De esta debilidad de la izquierda pretende aprovecharse Berlusconi, que aspira a recuperar el poder en los pr¨®ximos 18 meses y que se ha lanzado contra lo que ha llamado una "revoluci¨®n justicialista". Para el magnate pol¨ªtico, que est¨¢ involucrado en varios procesos, el c¨¢ncer de la pol¨ªtica italiana no estaba en la corrupci¨®n, sino en los jueces que la persiguen. Tambi¨¦n sectores de la antigua DC, entre ellos el ex presidente Francesco Cossiga, ven una nueva oportunidad para reivindicar el pasado de la DC e intentar construir un nuevo centro en Italia. Y desde T¨²nez, el socialista Bettino Craxi, que ayer se libr¨® de una condena de financiaci¨®n ilegal de su partido al declararse prescrito un caso en el que tambi¨¦n fue condenado Berlusconi, reivindicar¨¢ ahora su inocencia pese a que sobre ¨¦l pesan penas de hasta 27 a?os de c¨¢rcel por corrupci¨®n. La absoluci¨®n de Andreotti cambia muchas cosas. Pero tras todo ello queda la sensaci¨®n de que Italia no ha cambiado tanto.
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