Muere Rafael Alberti, ¨²ltimo mito del 27
El poeta, de 96 a?os, falleci¨® de forma pl¨¢cida esta madrugada en su casa de El Puerto de Santa Mar¨ªa
Poeta, pintor, dramaturgo, senador, gran luchador de los ideales de la izquierda, mito universal de la poes¨®a, gaditano de pro y ¨²ltimo mito de la Generaci¨®n del 27, Rafael Alberti falleci¨® esta madrugada a los 96 a?os de edad.Fue en su vivienda de la urbanizaci¨®n Las Vi?as, en el Puerto de Santa Mar¨ªa (C¨¢diz), su localidad natal, y el alcalde del Puerto de Santa Mar¨ªa, Hern¨¢n D¨ªaz Cort¨¦s, relat¨® avanzada la madrugada que el poeta falleci¨® alrededor de las 00.30 horas. La causa de la muerte fue una parada cardiorespiratoria. "Por la ma?ana se hab¨ªa levantado y paseado por la habitaci¨®n. Pero despu¨¦s de acostarse sufri¨® un empeoramiento, sobre las 11.30 de la noche. Posteriormente, dej¨® de respirar. Ha sido una muerte r¨¢pida y pl¨¢cida, que no ha sentido. Ha muerto por su propia edad, sin darse cuenta", indic¨® el alcalde.
D¨ªaz Cort¨¦s dijo que la esposa del poeta, Mar¨ªa Asunci¨®n Mateo, se encontraba "compungida" y que no necesit¨® sedantes pese a que hab¨ªa pasado varias horas "con mucha tensi¨®n". "Est¨¢ junto a Rafael con unas amigas de Madrid y de El Puerto", declar¨® el edil portuense, que asegur¨® haber dado un abrazo a la viuda "en nombre de Espa?a".
Estaba previsto que los restos de Alberti fueran trasladados a Chiclana, al cementerio mancomunado de la Bah¨ªa de C¨¢diz. Pasar¨¢ al crematorio a las dos de la tarde de hoy. Por expreso deseo de su familia, las cenizas del poeta ser¨¢n esparcidas en la Bah¨ªa de C¨¢diz.
El Ayuntamiento de El Puerto de Santa Mar¨ªa celebra esta ma?ana un pleno en el que se decretar¨¢n tres d¨ªas de luto en la localidad gaditana, moci¨®n que apoyaron todos los grupos pol¨ªticos del municipio en 1997. Posteriormente, se instalar¨¢ un busto de Alberti, que ten¨ªa el reconocimiento de ser alcalde perpetuo de su pueblo natal, en el sal¨®n de plenos del consistorio para que los portuenses puedan tributarle "el ¨²ltimo adi¨®s".
Alberti iba a cumplir 97 a?os el pr¨®ximo 16 de diciembre. 97 a?os casi de vida plena, truncada por la guerra. Su infancia, feliz, rural y mar¨ªtima, transcurri¨® en su pueblo. Alberti fue a lumno de los jesuitas. Pedro Salinas dijo que en aquella escuela de la orilla del mar, lo aprendi¨® todo Rafael, "todo lo que nosotros no sab¨ªamos, todo lo que ¨¦l sabe mejor que nadie". En 1917 se traslad¨® a Madrid con su familia, donde encontr¨® la vocaci¨®n por la pintura, seg¨²n escribi¨®: "Mil novecientos diecisiete. / Mi adolescencia: la locura/ por una caja de pintura,/ un lienzo en blanco, un caballete". Y la sorpresa: "?El Museo del Prado! ?Dios m¨ªo! Yo ten¨ªa/ pinares en los ojos y alta mar todav¨ªa,/ con un dolor de playas de amor en un costado, cuando entr¨¦ al cielo abierto del Museo del Prado".
En 1924 se retira a Guadarrama por motivos de salud. En cartas a Gregorio Prieto le cuenta que el cielo "baja a pastar al prado, trag¨¢ndose los pinos y los montes". All¨ª comienza a escribir poes¨ªa. Sufre fuertes dudas entre sus personalidades de literato y pintor. En pintura, a la profunda severidad castellana, prefiere "la bella est¨¦tica italiana".
En 1925 obtiene el Premio Nacional de Literatura por Marinero en tierra, lo cual no despeja todas las dudas. El jurado lo forman Men¨¦ndez Pidal, Antonio Machado, Arniches, Gabriel Mir¨® y Moreno Villa. Un a?o despu¨¦s, recibe una carta de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, poco dado al elogio, en la que le expresa su emoci¨®n por ese primer poemario. Son poemas populares, en la l¨ªnea del Lorca del Romancero, en los que el mar y la luz, entrelazados, aluden a la libertad. Ese mismo a?os conoce a Antonio Machado y a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez. Y viaja por Castilla.
1927 fue la fecha clave para toda una generaci¨®n. Se celebra en Sevilla el homenaje a G¨®ngora, organizado por Alberti y Diego. En el viaje est¨¢n Bergam¨ªn, Lorca, Guill¨¦n, D¨¢maso Alonso, Mauricio Bacarisse y Juan Chab¨¢s. Alberti publica Cal y canto, en la que rivaliza en destreza con Diego.
En 1929 edita Sobre los ¨¢ngeles. En medio de una crisis espiritual, el libro supone una novedad: se opone a lo vigente hasta entonces e inicia una investigaci¨®n sobre las oscuridades del yo, a la que tambi¨¦n acudir¨¢n el Lorca de Poeta en Nueva York, el Cernuda de Un r¨ªo, uno amor y Los placeres prohibidos, el Aleixandre de Pasi¨®n de la tierra y el Prados de Cuerpo perseguido.Neruda ha escrito Residencia en la tierra -"el olor de las peluquer¨ªas me hace llorar a gritos"-, manuscrito que al parecer Alberti ley¨®. Seg¨²n Luis Felipe Vivanco, que entonces le conoci¨®, Alberti vivi¨® por entonces un desenga?o amoroso, que se uni¨® a su impulso por crear algo nuevo, a su falta de salud, a su pobreza y a su p¨¦rdida definitiva de la fe, que le crean una crisis existencial.
De esta l¨ªnea descubierta de surrealismo nunca fue consciente. "Yo nunca le he prestado gran atenci¨®n a teor¨ªas o manifiestos po¨¦ticos", le escribi¨® en una carta a Vittorio Bodini, en 1959.
De 1930 es su Eleg¨ªa c¨ªvica, primer intento de poes¨ªa social. Ese a?o conoce a Mar¨ªa Teresa Le¨®n, que ser¨¢ su mujer. En 1931 estrena El hombre deshabitado y Ferm¨ªn Gal¨¢n. Traba amistad con Unamuno, viaja a Par¨ªs y en 1932, a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Conoce en Mosc¨² a Pasternak, Cholojov, Aragon y Elsa Triolet. Visita diversos pa¨ªses. En Amsterdam asiste al Congreso mundial contra la guerra.
En 1934 comienza su compromiso pol¨ªtico m¨¢s hondo. Funda la revista Octubre, que alberga a escritores y artistas revolucionarios. Asiste al congreso de escritores sovi¨¦ticos en Mosc¨². Conoce a Gorki, Eisenstein, Prokofieff y Malraux. La rebeli¨®n minera en Asturias le impide regresar a Espa?a, pero viaja a Am¨¦rica como conferenciante pol¨ªtico. Pasa por Nueva York, La Habana y M¨¦xico.
En 1936, la Guerra Civil le sorprende en Ibiza. Se refugia en unas cuevas para huir de la Guardia Civil. Desde entonces, seg¨²n cont¨® en un homenaje a su regreso, la palabra isla evoc¨® para ¨¦l "un trozo de tierra rodeado de agua y de guardias civiles".
Tras la guerra, Alberti, con Lorca, Hern¨¢ndez, Sender, Cernuda, Juan Ram¨®n y tantos m¨¢s fue objeto de una campa?a de descr¨¦dito. Agust¨ªn de Fox¨¢ escrib¨ªa en Abc en mayo de 1939: "Sender, Herrera, Benavides..., en prosa; Alberti, Cernuda, Miguel Hern¨¢ndez, Altolaguirre, en el verso, son los tristes homeros de una il¨ªada de derrotas. Los versos de Alberti, de Cernuda, de Miguel Hern¨¢ndez, son poemas de laboratorio, sin fuerza ni hermosura, equ¨ªvocos, cobardes, llorones".
El exilio
Al regresar del exilio, en 1977, Alberti hab¨ªa perdonado: "Me fui con el pu?o cerrado y vuelvo con la mano abierta como s¨ªmbolo de paz y fraternidad entre todos los espa?oles".
Pero el exilio fue duro. En Par¨ªs trabaja como locutor de radio. Estalla la Segunda Guerra Mundial y se marcha a Buenos Aires, donde nace su hija Aitana. Empieza a publicar La arboleda perdida, da conferencias y recitales, escribe teatro, conciertos, poes¨ªa, y comienza otra vez a pintar.
Entre 1951 y 1954 publica Retornos de lo vivo lejano, Oda mar¨ªtima y Baladas y canciones del Paran¨¢. Viaja a Polonia, a la URSS y a otros pa¨ªses del Este, escribe Noche de guerra en el Museo del Prado y viaja a China. En 1959 sale en Buenos Aires la primera y la segunda parte de La arboleda perdida. El 28 de mayo de 1963, despu¨¦s de casi 24 a?os de exilio en Argentina, llega a Roma. Ten¨ªa 61 a?os.
All¨ª traba amistad con Ungaretti, Passolini, Vittorio Gassman. Abierto a todas horas es el primer libro suyo editado en Espa?a despu¨¦s de la guerra. En 1977 regresa a Espa?a, de donde ya no se mover¨ªa m¨¢s.
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