Las encuestas atribuyen a la izquierda de Uruguay el primer triunfo de la historia
Todas las encuestas sobre la primera vuelta de las elecciones generales del pr¨®ximo domingo dan por hecho que se avecina una "revoluci¨®n" en la pol¨ªtica de Uruguay. La izquierda, aglutinada en la coalici¨®n Frente Amplio, puede ganar por vez primera en Uruguay, que, desde su nacimiento como rep¨²blica independiente, en 1830, ha sido gobernada por una de sus dos formaciones tradicionales, el Partido Colorado o el Partido Nacional o blanco, aliados hoy en el actual Ejecutivo de coalici¨®n.
Descontada la victoria en el primer asalto, la inc¨®gnita ahora es si el candidato del Frente, Tabar¨¦ V¨¢zquez, ser¨¢ capaz de derrotar a su rival (el colorado Jorge Batlle o el blanco Luis Alberto Lacalle) en la previsible segunda vuelta del 28 de noviembre y convertirse en el primer presidente uruguayo de izquierdas. O si, por el contrario, los partidos tradicionales arrinconar¨¢n diferencias y aunar¨¢n votos para impedir el triunfo del adversario com¨²n.El Frente conf¨ªa en que la voluntad de cambio que condujo al triunfo del opositor Fernando de la R¨²a en Argentina el pasado domingo vadee el R¨ªo de la Plata y signifique un impulso adicional. Los sondeos otorgan de seis a ocho puntos de ventaja a V¨¢zquez (un 35%-38% de las intenciones de voto) sobre Batlle (un 28% o 29%) para la primera ronda, seguidos por el ex presidente Lacalle con un 22-23%, y el minoritario Nuevo Espacio (centro-izquierda) del senador Rafael Michelini, con un 4%-5%.
Y, toda una novedad, desde hace dos semanas dan empate t¨¦cnico o ligera ventaja de V¨¢zquez (uno o dos puntos) en una eventual segunda vuelta contra Batlle en caso de que, como parece claro, nadie obtenga el 50% de los votos en la primera. Antes, las encuestas siempre vaticinaban una victoria del candidato gubernamental por el voto ¨²til de los blancos contra la izquierda.
La posibilidad cierta de una derrota, extra?a para un Partido Colorado que ha gobernado 74 a?os en este siglo, le ha obligado a vaciarse en esta campa?a electoral, con un torrente de cr¨ªticas virulentas y demoledoras al Frente Amplio. Capitaneados por el propio presidente de la Rep¨²blica, Julio Mar¨ªa Sanguinetti, los dirigentes colorados han alertado contra el peligro de votar a una izquierda que alberga a comunistas y ex guerrilleros tupamaros, portadores, seg¨²n ellos, de "ideas totalitarias".
En una entrevista, Sanguinetti afirm¨® semanas atr¨¢s que, a estas alturas de la historia, resulta claro que "ser comunista es como ser nazi", pues los 85 millones de muertos -seg¨²n El libro negro del comunismo, obra reciente de dos historiadores franceses- causados por la Uni¨®n Sovi¨¦tica de Stalin y otros reg¨ªmenes comunistas en este siglo, suman m¨¢s que los de la Alemania nazi de Hitler.
Adem¨¢s de blandir el terror comunista, colorados y blancos impugnan por completo los planes econ¨®micos de la izquierda: devaluar¨¢n la moneda, disparar¨¢n la inflaci¨®n, aumentar¨¢n el d¨¦ficit, pueden negarse a pagar la deuda externa..., comprometer¨¢n la preciada estabilidad macroecon¨®mica, en definitiva. Y se presentan como garantes de esta ¨²ltima ante la amenaza de caos que avanza por el carril izquierdo.
El Frente Amplio, mientras, replica que preservar¨¢ la estabilidad, que no devaluar¨¢ el peso (ahora cotiza a 11,8 unidades por d¨®lar) y que su programa es moderado. Pero, al tiempo, denuncia implacable la crisis econ¨®mica y la exclusi¨®n social provocadas, en su opini¨®n, por el modelo econ¨®mico neoliberal del actual Gobierno. Para mitigarlas, propone un Plan de Emergencia contra la pobreza y el desempleo (un 10,1% de la poblaci¨®n activa el a?o pasado), en el que invertir¨ªa de inmediato 300 millones de d¨®lares (m¨¢s de 45.000 millones de pesetas), una cantidad notable en un pa¨ªs de tres millones de habitantes.
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