Saber mirar, saber escuchar JOSEP RAMONEDA
La mirada del periodista se asemeja a la del turista. Es una mirada circular. Rastrea r¨¢pidamente el acontecimiento y la mayor¨ªa de las veces se fija en lo que todo el mundo ve, en aquellas cosas que ya han sido vistas. Mart¨ª G¨®mez sabe ralentizar la mirada. Sabe buscar. Y mientras los otros se concentran en lo que parece evidente, ¨¦l se fija en lo aparentemente insignificante. Un gesto, una palabra, un susurro, un descuido, un intercambio de miradas, indicios que conducen a lo ¨²nico que realmente le interesa: la experiencia humana. Mart¨ª cree poco en los discursos de las causas, del inter¨¦s racional y de las leyes explicativas del devenir de la historia. Mart¨ª piensa que los protagonistas de cualquier acontecimiento son hombres y mujeres y que, a menudo, sus caprichos, sus ambiciones, sus deseos y sus frustraciones explican mucho m¨¢s que mil interpretaciones presuntamente objetivas. Mart¨ª entiende el periodismo como una interrogaci¨®n permanente de la realidad. Hemos hecho centenares de entrevistas juntos. Y he comprendido que en el fondo todos los g¨¦neros period¨ªsticos que Mart¨ª practica son variaciones de la entrevista. Porque Mart¨ª ante cualquier acontecimiento pregunta y escucha. Ni ante un personaje ni ante una noticia va nunca con el prejuicio puesto. Muchos periodistas se acercan a un entrevistado con una idea precisa de lo que quieren que les diga y afrontan la noticia habiendo decidido previamente la verdad de los hechos. A Mart¨ª s¨®lo le interesa que los personajes y la realidad le sorprendan. Que los actores se ajusten a un gui¨®n previamente establecido es profundamente aburrido.
Pero esta percepci¨®n, esta manera de mirar, s¨®lo se aprende y se mantiene viva en la calle. Por eso Mart¨ª no ha querido nunca cargos en las redacciones. Y le entra profunda melancol¨ªa ante las as¨¦pticas y silenciosas redacciones del periodismo infeudado por las nuevas tecnolog¨ªas. Su idea del periodismo es llevar la vida a primera p¨¢gina. Y la vida, desdibujada por los muchos filtros que se interponen entre ella y la verdad oficial, hay que ir a buscarla donde la propia sociedad la esconde. Por ejemplo, en los pasillos del Palacio de Justicia. Es en el contacto con la gente que camina como Mart¨ª se siente periodista. La vida es un mont¨®n de historias personales. La funci¨®n del periodista es captarlas y narrarlas. S¨®lo as¨ª se puede ampliar el campo de visi¨®n. Por eso, en una sociedad en la que todos miran a los triunfadores, Mart¨ª piensa que la verdad est¨¢ en los perdedores.
De Mart¨ª he aprendido muchas cosas que forman parte de la intimidad forjada en 30 a?os de una amistad construida sobre la pasi¨®n por el periodismo. Pero como periodista me ha ense?ado, por encima de todo, a mirar y a escuchar. A no olvidar nunca que informar es siempre hablar de hombres y mujeres. Y ¨¦stos siempre guardan alguna sorpresa que la mirada circular precipitada no capta. En las entrevistas, Mart¨ª se toma a veces unas fases de silencio. Es un silencio que se me hace expectante porque s¨¦ que acaba con una pregunta que ampl¨ªa inmediatamente el horizonte de la conversaci¨®n. Con este peculiar sentido de la percepci¨®n interroga siempre la realidad. Es el secreto de la singularidad de sus trabajos.
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