Promesa indonesia
EN EL transcurso de pocos d¨ªas, la aprensi¨®n ha cedido el paso en Indonesia a la esperanza. Tras la sorprendente elecci¨®n de Abdurrahman Wahid como presidente y el posterior acuerdo para elevar a la vicepresidencia a Megawati Sukarnoputri, la favorita popular, las aguas parecen volver a su cauce. Wahid y Sukarnoputri -¨¦l, un estudioso procedente de una familia de l¨ªderes musulmanes; ella, hija del primer presidente, Sukarno- son una extra?a pareja cuyo ¨²nico denominador com¨²n es su inexperiencia en el Gobierno. Pero uno y otra inspiran confianza, y su entendimiento en los meses venideros, sobre todo por la precaria salud del jefe del Estado, resultar¨¢ decisivo para apaciguar sectarismos, calmar tensiones separatistas y revivir la moribunda econom¨ªa indonesia.El Gobierno de unidad nacional que hoy tomar¨¢ posesi¨®n formalmente representa una abierta ruptura con el r¨¦gimen de Suharto y un intento serio para sacar al enorme archipi¨¦lago asi¨¢tico de su postraci¨®n. Wahid no s¨®lo ha incluido en su amplio Gabinete a ministros de las provincias m¨¢s proindependentistas o a chinos ¨¦tnicos y cristianos, sino que ha dado un paso cr¨ªtico al relegar al jefe de las Fuerzas Armadas, el todopoderoso general Wiranto, a un puesto b¨¢sicamente ceremonial. La cartera de Defensa, por primera vez en la historia del pa¨ªs, ha pasado a un civil, un acad¨¦mico respetado. La lucha contra la corrupci¨®n, una lacra en la que Indonesia ocupa un puesto de honor, adquiere fundamento con el nombramiento de un fiscal general cuyo primer anuncio ha sido la reapertura del procesamiento contra Suharto, esquilmador del pa¨ªs. La medida puede ayudar a sentar las credenciales internacionales del nuevo poder.
El desaf¨ªo m¨¢ximo del presidente Wahid es, sin embargo, sentar los cimientos de un sistema democr¨¢tico en un pa¨ªs-rompecabezas de m¨¢s de doscientos millones de personas que no ha conocido nada parecido en su corta vida independiente. Para ello tendr¨¢ que remover con urgencia dos obst¨¢culos fundamentales. Uno es la grav¨ªsima situaci¨®n econ¨®mica que se arrastra desde la crisis asi¨¢tica de 1997. Indonesia depende como de un respirador de los 45.000 millones de d¨®lares con los que acudi¨® a su rescate el Fondo Monetario, cuyas relaciones con Yakarta se han deteriorado seriamente. El otro, una vez aceptada la independencia de Timor, conseguir un equilibrio entre el modelo pol¨ªtico centralista que defiende la clase dominante javanesa y las aspiraciones autonomistas, cada vez m¨¢s violentas, de regiones remotas del archipi¨¦lago. Si Wahid puede con ese programa, el tiempo lo dir¨¢. Entretanto, la declaraci¨®n de intenciones que subyace en la designaci¨®n de su Gobierno merece el apoyo de los pa¨ªses democr¨¢ticos.
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