Fusiones
SEGUNDO BRU
En v¨ªsperas del tercer milenio la b¨²squeda de la fusi¨®n reemplaza a la del Santo Grial. Una sigue siendo la de la fusi¨®n fr¨ªa, energ¨ªa at¨®mica limpia, inagotable y barata. Soles en miniatura que constituyen una utop¨ªa energ¨¦tica alternativa frente a los ut¨®picos alternativos de siempre, los que son capaces de aplaudir la energ¨ªa e¨®lica, con esos espantosos molinos que rompen el limpio perfil de las monta?as vascas y navarras al tiempo que sus aspas descuartizan rapaces impunemente. L¨¢stima de Quijote que cargase lanza en ristre contra esos descomunales e improductivos adefesios.
Otras son las fusiones comerciales anunciadas, que enseguida movilizan a quienes demandan regulaci¨®n como defensa ante la competencia, a los que persiguen reducciones de la libertad contractual para disminuir las p¨¦rdidas pecuniarias que sufren por su ineficiencia. Siendo que la regulaci¨®n se justifica por el bienestar colectivo, no como un mecanismo defensivo y protector para unos a costa de los bolsillos de otros. Extra?o pa¨ªs ¨¦ste que se escandaliza ante la posible uni¨®n de Pryca y Continente mientras permanece impasible ante la atrocidad de una Endesa que controla el 50% del mercado de energ¨ªa el¨¦ctrica y una Iberdrola que se hace con un 30% del restante. Cifras impensables en cualquier pa¨ªs civilizado. Luego no se asusten con el recibo de la luz, ni se extra?en de que tengamos una de las tarifas m¨¢s caras de la OCDE. Nuestras empresas el¨¦ctricas son tan d¨¦biles y paup¨¦rrimas -resulta evidente- que el gobierno del PP ha tenido que regalarles un bill¨®n de pesetas para auxiliarlas. Gratis le sali¨® a Franco crear el condado de Fenosa y qued¨® tan ricamente.
Cuando Teddy Roosevelt no sab¨ªa que hacer ten¨ªa la receta infalible: meterse con alg¨²n monopolio, eso siempre le proporcionaba una renta pol¨ªtica segura. Pero de eso hace casi un siglo y hoy lo que se estila, adormecidos por las nanas globalizadoras, es extasiarse ante las fusiones bancarias, que antes eran peligrosas y nocivas para la competencia y ahora resultan ser tablas de salvaci¨®n y eficacia en un mundo cada vez m¨¢s mundial. Si los senadores Sherman, Clayton, Celler y Kefauver, autores de las severas y contundentes leyes antimonopolios y contra la reducci¨®n de la competencia a trav¨¦s de fusiones, absorciones e intercambio de acciones, hoy a¨²n vigentes en los Estados Unidos, levantasen la cabeza morir¨ªan del espanto. Claro que todav¨ªa quedan las cajas de ahorro para garantizar algo de competencia en el sector. Esas cajas que, con fusi¨®n o sin fusi¨®n, ser¨¢n antes o despu¨¦s privatizadas por Aznar y sus ac¨®litos auton¨®micos, tal como ya predica el gubernamental ABC y desea fervientemente alg¨²n banquero de post¨ªn que aspira a esa transfusi¨®n.
Y en las Cortes Valencianas se ha conseguido la fusi¨®n hipost¨¢tica de dos naturalezas, la de vicepresidente de la c¨¢mara y la de portavoz del grupo socialista, en una sola persona. Que luego ya veremos c¨®mo se desfusiona cuando Mir¨® y Cholbi, aviesamente o por perentorios y simult¨¢neos apremios diur¨¦ticos, lo dejen presidiendo un pleno en el que le toque intervenir como portavoz. Esto promete superar la espasm¨®dica esquizofrenia de Peter Sellers en Dr. Strangelove, aquella genialidad de Kubrick que aqu¨ª titularon como Tel¨¦fono Rojo ?volamos hacia Mosc¨²?. Pero es que aqu¨ª, se trate de fusiones, de pel¨ªculas o del parlamento, somos muy especiales.
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