Hafez el Asad orden¨® el ataque contra el palacio de su hermano
El Ej¨¦rcito sirio destruy¨® el feudo de Rifaat, un aspirante al trono ca¨ªdo en desgracia
El presidente sirio, Hafez el Asad, orden¨® al Ej¨¦rcito destruir la lujosa residencia y el puerto deportivo que su hermano Rifaat pose¨ªa en la ciudad mediterr¨¢nea de Lataquia, seg¨²n ha trascendido en diversos medios ¨¢rabes. La operaci¨®n, el pasado d¨ªa 20, supuso una seria advertencia para este hermano maldito, que desde hace m¨¢s de 15 a?os vive exilado en Europa, despose¨ªdo de sus honores y cargos, que aspira a convertirse un d¨ªa en su sucesor.
Soldados de ¨¦lite apoyados por carros de combate y protegidos por vuelos rasantes de la aviaci¨®n tomaron al asalto y destruyeron el pasado 20 de octubre un lujoso complejo residencial en Lataquia de m¨¢s de 11.000 metros cuadrados propiedad de Rifaat el Asad.La operaci¨®n, dirigida personalmente por Bashar, el hijo y sucesor de Hafez el Asad, se sald¨® con centenares de muertos y heridos, seg¨²n fuentes de la oposici¨®n, especialmente la cadena de televisi¨®n ¨¢rabe Arab News Network (ANN), radicada en Londres, y el peri¨®dico Chaab al Arabi, editado en Par¨ªs, ambos controlados por Rifaat. Informes m¨¢s objetivos aseguran que s¨®lo hubo alguna decena de heridos.
Oficialmente, la operaci¨®n ten¨ªa como prop¨®sito restituir al Estado unos territorios situados en un lugar estrat¨¦gico, junto a la playa y al puerto comercial, que pertenecieron siempre a la Administraci¨®n y de los que Rifaat se apropi¨® un d¨ªa para construir un enorme palacio y un puerto deportivo, convertido en los ¨²ltimos a?os en un punto neur¨¢lgico para el tr¨¢fico de drogas y armas del Mediterr¨¢neo.
En realidad, el objetivo del despliegue b¨¦lico era enviar un mensaje claro a Rifaat: permanece tranquilamente en tu dorado exilio europeo y no agites las tenebrosas aguas de los c¨ªrculos pol¨ªticos de Damasco. ?l trata de recabar el apoyo que le permita un d¨ªa convertirse en sucesor de su hermano, y se opone al nombramiento de su sobrino Bashar.
Pero Rifaat el Asad, de 63 a?os, no tiene ninguna posibilidad. El hermano m¨¢s joven del presidente sirio jug¨® en los ochenta un papel importante como jefe de la Brigada de Defensa, al frente de la cual reprimi¨® sangrientamente a la comunidad sun¨ª (en 1980 en Palmira) y la organizaci¨®n fundamentalista Hermanos Musulmanes (1982, en Hama). Pero declin¨® en 1983, cuando Rifaat, borracho de poder, trat¨® de arrebatar el poder a su hermano, aprovechando que ¨¦ste se encontraba enfermo, y contando para ello con las fuerzas leales de un Ej¨¦rcito que acanton¨® en lugares estrat¨¦gicos de Damasco, mientras los muros se llenaban de carteles con su nombre.
La carrera pol¨ªtica de Rifaat empez¨® a deslizarse por una pendiente que le oblig¨® a dejar el pa¨ªs, exilarse a Francia, Espa?a y Suiza. Cuenta con la amistad de israel¨ªes y palestinos, pero su principal apoyo es, sin embargo, su inmensa fortuna, calculada en m¨¢s de 3.000 millones de d¨®lares (medio bill¨®n de pesetas). Las disputas sucesorias se han trasladado a sus propios hijos, Sumar y Firas, quienes tratan de acceder ya a su herencia. La lucha a muerte entre estos dos v¨¢stagos, hijos de diferente madre, les ha llevado a alinearse en campos pol¨ªticos diferentes; mientras Sumar apoya a su padre Rifaat como heredero, Firas apuesta por el sucesor oficial.
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