Trece intentos de corrupci¨®n de jueces y polic¨ªas durante 1998
Si algo caracteriza a la Mafia es su capacidad para corromper el tejido social en el que se asienta. La realidad de la Mafia italiana o norteamericana, dice la polic¨ªa, no difiere mucho de lo que se cuenta en las pel¨ªculas del g¨¦nero: pol¨ªticos t¨ªtere en manos de los capos, jueces que dictan sentencias al dictado, polic¨ªas vendidos a los hampones... Pero en Espa?a no ocurre esto, seg¨²n Interior, que mantiene una batalla permanente con la prensa para que ¨¦sta no compare lo que sucede aqu¨ª con Sicilia.Fuentes oficiales reconocen que el a?o pasado se detectaron 13 intentos de corrupci¨®n (en cinco casos los implicados eran polic¨ªas y en otros dos eran jueces). Y si esto es lo que lleg¨® a conocimiento de la polic¨ªa, es m¨¢s que probable que otras muchas tentativas -frustradas o consumadas- no fueron descubiertas.
Expertos en crimen organizado aceptan que un buen m¨¦todo profil¨¢ctico ser¨ªa "cambiar con cierta frecuencia a los agentes destinados en las zonas m¨¢s calientes para evitar que tarde o temprano pudieran ceder a la tentaci¨®n del dinero.
El Gobierno, preocupado
El Gobierno, por boca de su ministro del Interior, ha reconocido estar "preocupado" por la evoluci¨®n de la criminalidad organizada y la subsiguiente alarma que crea entre la ciudadan¨ªa.Pero Jaime Mayor Oreja es rotundo al afirmar que las fuerzas de seguridad del Estado no est¨¢n "desbordadas" por este fen¨®meno, desmintiendo de paso lo dicho por el delegado del Gobierno en Andaluc¨ªa tras un triple crimen ocurrido hace un mes en M¨¢laga. La polic¨ªa aclar¨® la semana pasada el triple asesinato al detener a unos narcotraficantes locales de poca monta. "Nada de mafias", asegura un portavoz de la comisar¨ªa malague?a.
Las bandas internacionales han hecho correr entre todos sus miembros una consigna general: algo as¨ª como "donde trabajes, no mates". Los hampones saben que si hay tiros, hay ruido y la poblaci¨®n se alarma. Y si la poblaci¨®n se alarma, la polic¨ªa empieza a molestar. De modo que son relativamente escasos los ajustes de cuentas sangrientos. "Esto", dice un jefe policial, "no es el Chicago de los a?os 20".
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