Farsa para todos los d¨ªas
"He aqu¨ª el tinglado de la antigua farsa", recitaba don Jacinto Benavente con su voz gangosa: el famoso pr¨®logo de Los intereses creados se consideraba como un modelo de prosa teatral. Don Jacinto aparec¨ªa en los fines de fiesta y los festivales de teatro en la guerra, saludaba con su pu?ito en alto, a?ad¨ªa alguna frase m¨¢s o menos heroica y era ovacionado. Su izquierdismo circunstancial no fue nunca m¨¢s all¨¢. Franco le castig¨®: su nombre estuvo prohibido durante mucho tiempo, y tambi¨¦n algunas de sus obras.Dice Pedro Rocamora en el programa de esta representaci¨®n que "cay¨® en un injusto olvido": no hubo olvido, sino persecuci¨®n: aunque se le permit¨ªa estrenar, en los carteles y los programas estaba prohibido su nombre, y se dec¨ªa "del autor de La malquerida", o de "nuestro premio Nobel". Pedro Rocamora, padre del prologuista en el programa de ahora, jurado en los premios de Abc, propuso para ¨¦l y consigui¨® el Mariano de Cavia, y fue el principio del regreso. Privar del derecho de usar su nombre a una persona tan notoria parece un castigo leve, pero miserable. La idea fue de Arias-Salgado y de Juan Aparicio.
Los intereses creados
Comedia de Polichinelas en un pr¨®logo, dos actos, y tres cuadros, de Jacinto Benavente (1907). Int¨¦rpretes, Pepe Rubio, Daniel Mart¨ªn, Cesar S¨¢nchez, Marco Sauco, Carlos Torrente, Julia Mart¨ªnez, Luz Nicol¨¢s, Virginia Soto, Antonia Paso, Vicente Gisbert, Mari Bego?a, Abigail Tomey, Manuel Pereiro, Jos¨¦ Segura Kico Ortega. Ambientaci¨®n e indumentaria, Jos¨¦ Lucas. Iluminaci¨®n y direcci¨®n, Jos¨¦ Tamayo. Teatro Bellas Artes.
Los intereses se han representado desde entonces muchas veces. No fue nunca una obra revolucionaria: pero s¨ª una denuncia de la hipocres¨ªa, de la riqueza, del poder y de la picaresca.
El primer empresario, C¨¢ndido Lara -dio su apellido al teatro que a¨²n existe en la corredera de Madrid, donde ¨¦l ten¨ªa la carnicer¨ªa donde gan¨® m¨¢s dinero que con la comedia-, renunci¨® a estrenarla: no s¨®lo le parec¨ªa molesta, sino aburrida. Fueron los actores y actrices los que la llevaron adelante por encima de todo, sin recibir un c¨¦ntimo; ellos costearon trajes y decorados, y don Jacinto cedi¨® los derechos al Montep¨ªo de Actores. Un dineral: la gente se aprend¨ªa de memoria sus parlamentos, iba a verla una y otra vez. Durante a?os.
Valor de museo
Doy estos datos por si a alguien le interesa comprobar el valor de museo de esta pieza, representada ahora en el Bellas Artes por el tes¨®n interminable de Tamayo; algunas de sus frases sobre la justicia y la pol¨ªtica, sobre la picaresca, sobre la sociedad de cuyos delitos se hacen c¨®mplices todos porque entre sus mezquindades se cruzan los intereses, parecen actuales: y es que son permanentes. Pero no hay que olvidar que en ese momento llevaba ya mucho tiempo estrenando y publicando Gald¨®s: otra cosa.El pr¨®logo lo dice ahora Pepe Rubio, que compone con temple y sonrisa el famoso personaje de Crisp¨ªn, el que cruza los hilos y complica a los malos para que triunfe el amor, residente en la belleza y la candidez de los enamorados, representados por Daniel Mart¨ªn y Abiga¨ªl Tomey. Su matrimonio termina con felicidad la farsa, montada por Jos¨¦ Tamayo y aplaudida con reiteraci¨®n por un p¨²blico del que llamamos "normal" : de taquilla.
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