Suspenso para el alumno aventajado
La Rep¨²blica Checa sufre graves problemas econ¨®micos tras la euforia de la 'revoluci¨®n de terciopelo'
ENVIADO ESPECIALCuando el miedo se convirti¨® en esperanza, los reg¨ªmenes que viv¨ªan del primero tuvieron los d¨ªas contados. En ninguno de los pa¨ªses centroeuropeos se produjo en aquel 1989 tan r¨¢pidamente ese fascinante proceso como en la entonces llamada Checoslovaquia, pero sobre todo en Praga, tras la divisi¨®n, hoy capital de la Rep¨²blica Checa. Fue un fen¨®meno contagioso que comenz¨® a percibirse en Praga en enero de aquel a?o y creci¨® a lo largo del verano hasta un oto?o en el que ya hab¨ªa afectado a toda la sociedad. En Polonia ya gobernaba Solidaridad y Hungr¨ªa hab¨ªa abierto sus fronteras a Occidente. Pero en dichos pa¨ªses hab¨ªan gobernado unos comunistas reformistas que desde hac¨ªa a?os se mov¨ªan en direcci¨®n al pluralismo y al respeto de los derechos humanos. No as¨ª en Checoslovaquia. Los checos segu¨ªan bajo un r¨¦gimen que, aun a principios de octubre, deten¨ªa a disidentes y los amenazaba con "estarse quietos si no quer¨ªan pagarlo caro". Los comunistas checos, como el alem¨¢n Honecker y como el rumano Ceaucescu, parec¨ªan decididos a morir matando. En junio hab¨ªan aplaudido con entusiasmo la matanza de Tiananmen como una acci¨®n decidida de defensa del socialismo. Nadie pod¨ªa excluir que decidieran imitar a sus camaradas chinos.
El escritor y dramaturgo Ivan Klima recuerda que el 1 de octubre unos polic¨ªas que le interrogaban en comisar¨ªa le advirtieron de que ¨¦l y sus colegas deber¨ªan cuidarse de proponer a V¨¢clav Havel como presidente del Pen Club Checoslovaco, porque "el Estado lo tomar¨ªa como una provocaci¨®n". Dos meses m¨¢s tarde, Havel no era presidente del Pen Club, sino de la rep¨²blica. Havel es quiz¨¢s m¨¢s que nadie en toda Centroeuropa s¨ªmbolo de los triunfos y fracasos de su pa¨ªs durante la revoluci¨®n y los diez a?os transcurridos desde entonces. Durante m¨¢s de dos d¨¦cadas fue perseguido, encarcelado y difamado por el r¨¦gimen ante la pasividad de pr¨¢cticamente toda la poblaci¨®n. Quienes visitaban entonces a Havel, a Jiri Dienstbier, al anciano y ya fallecido Jiri Hayek, que tan impresionante testimonio dio al denunciar la invasi¨®n de 1968 ante la Asamblea de las Naciones Unidas, y a otros firmantes de Carta 77, se encontraba a unos disidentes animosos pero absolutamente aislados. La poblaci¨®n los consideraba unos so?adores. La inmensa mayor¨ªa hab¨ªa decidido, despu¨¦s del trauma del 68, entrar en un pacto con la dictadura. No escrito pero respetado por casi todos, establec¨ªa que los ciudadanos no se met¨ªan en pol¨ªtica, utilizaban en p¨²blico el lenguaje del r¨¦gimen y ¨¦ste a cambio respetaba su intimidad familiar y su participaci¨®n en la gran trama de peque?as corruptelas de que consist¨ªa la vida cotidiana. Este pacto comenz¨® a resquebrajarse con la llegada de Gorbachov al poder y qued¨® roto cuando los checos vieron que polacos y h¨²ngaros conquistaban paso a paso libertades y democracia.
Havel era la conciencia de los checos, su mala conciencia, porque les recordaba siempre su car¨¢cter acomodaticio con los males, su fatalismo y su falta de coraje para la lucha. Y de repente, en aquel oto?o, los checos rompieron con el fatalismo, se despojaron del car¨¢cter acomodaticio y se llenaron de coraje y reconocieron en Havel a su l¨ªder. Fue la victoria de los ideales frente al oportunismo, de la esperanza frente al miedo. Fue un momento inolvidable en el que las miradas de los checos resplandec¨ªan de orgullo y esperanza.
Hoy ya no son tiempos heroicos. Tampoco en la Rep¨²blica Checa. Muy pronto, despu¨¦s de 1989, en la lucha de los dos V¨¢clavs, Havel y Klaus, venci¨® este ¨²ltimo, un tecn¨®crata que nunca hab¨ªa levantado la voz bajo los comunistas pero que, ca¨ªdos ¨¦stos, descubri¨® la ideolog¨ªa anticomunista y el neoliberalismo m¨¢s implacable. Los ideales eran derrotados una vez m¨¢s. La devoci¨®n por el dinero y el darwinismo social de Klaus se convirtieron en moda y no hab¨ªa sitio en Europa donde se utilizara m¨¢s esa frase despectiva tan americana de condena de "¨¦se es un perdedor". Hab¨ªa que ser un triunfador por encima de todos, y los disidentes idealistas, salvo Havel en su cargo de jefe del Estado, fueron quedando marginados del poder. Los checos se lanzaron a una privatizaci¨®n del "todo vale" sin apenas marco legal ni control y todo se fue privatizando menos los bancos, que Klaus quer¨ªa tener controlados para dirigir el proceso. En 1997 vino el desastre y hoy la Rep¨²blica Checa, que todos presentaban como el alumno favorito para entrar el primero en la UE, va a tener serios problemas por su situaci¨®n econ¨®mica, por una arrogancia -herencia de Klaus- que tiene mucho que ver con el crecimiento de los sentimientos xen¨®fobos y los ataques contra los gitanos, con una corrupci¨®n rampante y unas luchas entre los partidos democr¨¢ticos que ya han generado un espectacular crecimiento del partido comunista. Los checos tienen otra vez, 10 a?os despu¨¦s de su revoluc¨®n de terciopelo, muchos motivos para la preocupaci¨®n colectiva.
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