La memoria f¨¦rtil

No ha temido Duato el reencuentro con su memoria afectiva del baile, y lo ha puesto en correspondencia con dos coreograf¨ªas propias de 1997. De Remansos, con m¨²sica de Granados, se mantienen la variedad de valores gestuales y volum¨¦tricos, el di¨¢logo con los elementos materiales, el dibujo del espacio, la fuerza interna que poseen los desplazamientos y la poes¨ªa integradora de los diferentes est¨ªmulos, pero todo alcanza una dimensi¨®n m¨¢s sutil, compleja y enriquecedora, respecto a lo visto en el Teatro de Madrid hace algo m¨¢s de un a?o, por la soberbia iluminaci¨®n de Nicol¨¢s Fischtel y por la m¨²sica en directo de un pianista tan formidable como Albert Guinovart.De Self, con una m¨²sica muy efectiva y bien construida de Alberto Iglesias, hay que remontarse al comentario cr¨ªtico de Roger Salas en este peri¨®dico el 25 de abril de 1997. Dec¨ªa: "Este ballet de Duato quiz¨¢ significa su entrada en la madurez y un cierto reposo, esmerado en la factura, atento al trabajo solista y profundizando como nunca en los contenidos dram¨¢ticos". El hermetismo de la propuesta se complementa con un clima de misterio evocador e inquietante.

En su nueva comparecencia madrile?a, Nacho Duato ha presentado un espect¨¢culo en que los aspectos globales, de conjunto, est¨¢n por encima de las actuaciones individuales, aun siendo ¨¦stas impecables, pero ha privilegiado, por encima de todo, el trabajo de compa?¨ªa. Y ha vuelto a demostrar sus fidelidades: con su maestro Kyli¨¢n, con el compositor Alberto Iglesias, con el director de orquesta Pedro Alcalde. Tiene tenacidad, instinto y humildad el core¨®grafo valenciano. Les cuento una an¨¦cdota poco conocida. Cuando la Compa?¨ªa Nacional de Danza actu¨® en Weimar (Alemania) con motivo de la capitalidad cultural europea, un director de orquesta fue a felicitar a Duato despu¨¦s del espect¨¢culo y le dej¨® caer que quiz¨¢ podr¨ªan trabajar juntos en alguna coreograf¨ªa. Duato le respondi¨® que ya ten¨ªa un director de orquesta con el que se compenetraba a las mil maravillas. El director visitante era nada menos que Daniel Barenboim.

La memoria f¨¦rtil de Nacho Duato, la convivencia con sus ¨¢ngeles furiosos o sus fantasmas del futuro, la aceptaci¨®n del momento presente como signo de madurez, han posibilitado este magn¨ªfico espect¨¢culo que presenta el Teatro Real, en el que destaca una inolvidable Sinfon¨ªa de los salmos por la que no pasa el tiempo.