La balza de la Meduza
JAVIER MINA
El 2 de julio de 1816 naufragaba frente a las costas de Senegal la fragata de pabell¨®n franc¨¦s Medusa. El capit¨¢n, un inepto pero tambi¨¦n un listo seg¨²n se mire, coloc¨® a los pasajeros y los oficiales en las lanchas de salvamento mientras hacinaba a la tripulaci¨®n en una improvisada balsa que las lanchas se encargar¨ªan de remolcar. Como era previsible, la balsa rompi¨® amarras y los 150 tripulantes fueron entregados a su suerte y a las olas de un mar embravecido. Al cabo de doce d¨ªas los rescat¨® un nav¨ªo que pasaba por all¨¢, s¨®lo quedaban 15 supervivientes. G¨¦ricault pint¨® el instante en que los n¨¢ufragos creen haber divisado una vela en lontananza. La balsa de la Medusa pasa por el manifiesto de la pintura rom¨¢ntica y se tuvo por un cuadro cr¨ªtico que reflejaba la incompetencia de la monarqu¨ªa surgida de la Restauraci¨®n, pero a lo mejor ¨¦sa es otra historia.
Balza, ese otro pintor pinturero que remolonea con su trabajo pero que pretende decir a los dem¨¢s c¨®mo deben sombrearlo, tal vez porque el alto concepto que tiene de s¨ª mismo le impide aceptar que s¨®lo es un polic¨ªa, tambi¨¦n tiene su Medusa. Mejor dicho, est¨¢ armando la gran almad¨ªa a base de clavetear maderos que ya se le han escapado de las manos. Porque tras su asombrosa tesis de que el Gobierno ha de pagar un ¨®bolo compensatorio por cada etarra apresado -?pedir un rescate? ?Ofrecer una viruta de competencia? ?Llevarles bocadillos?-, ha faltado tiempo para que uno de sus compa?eros de naufragio solicite que se suspenda la justicia penal mientras dure el alto el fuego, y eso sin exigir a la parte contraria que cese de abastecerse y de llenarse los bolsillos con dinamita y listas de sus posibles destinatarios. Todo ser¨¢ poco -me refiero al uso de maromas y maromos- si se quiere apuntalar la embarcaci¨®n, puesto que el mar anda muy marolero.
Cuentan que para sobrevivir, los n¨¢ufragos de la balsa de la Medusa llegaron a devorarse entre ellos. Puede que no llegue a tanto la situaci¨®n en la gabarra que nos ocupa, pero algunos est¨¢n dando motivos sobrados para que sus propios colegas se los coman crudos por su manera de considerar a los chicos de la acera de enfrente, o sea, de ETA, seg¨²n el Timonel, como a unos angelitos que s¨®lo llevar¨ªan pistola a rega?adientes, as¨ª como por emitir esas teor¨ªas sobre el pase foral -?torero!- o sobre el misterioso proyecto de una Euskadi cocida en retortas alquimistas para desprecio de los propios correligionarios que todav¨ªa tienen el Estatuto por un marco vigente y que han de aceptar que un piol¨ªn de ¨²ltima hora les tenga en menos que nada por hab¨¦rselo dejado envainar como carta otorgada.
Tanta tonter¨ªa y tanto dislate, adem¨¢s de no impulsar la balsa en ninguna direcci¨®n, est¨¢n creando un clima nauseabundo a bordo. No es el s¨ªntoma menor el lenguaje escatol¨®gico que de un tiempo aqu¨ª se viene acumulando. Ya le advert¨ª al se?or lehendakari, pues lo observ¨¦ en el Pirineo, que andar por donde pisa el buey es andar por donde m¨¢s mierda, con perd¨®n, hay. Lejos de hacerme caso utiliz¨® en el Alderdi Eguna una bonita par¨¢bola sobre un p¨¢jaro que se ocultaba dentro de una bo?iga, no recuerdo si para pasar desapercibido o entregarse al perfume de los tiempos. Y, digo yo, si Arzalluz ha confesado que antes del Estatuto se hallaban "en un pozo s¨¦ptico", o sea con el agua fecal al cuello, y, ahora que obvian el Estatuto, no hacen sino chapotear en los excrementos de bueyes y p¨¢jaros ocultistas, una de dos, o vigilan las compa?¨ªas con las que andan o recuperan el cable que con tanta chuler¨ªa arrojaron de s¨ª.
De lo contrario se van a descalabrar y no parece de recibo que por culpa del Bueno -lo suyo s¨ª que es otorgar, cuando no callar-, el Feo -no puede tener un fondo m¨¢s altanero ni una l¨ªnea personal m¨¢s desviada, o sea m¨¢s de otra formaci¨®n- y el Malo -?cabe mayor cinismo que el de estar jugando siempre con dos barajas y todos los hilos como si no fuera con ¨¦l la cosa, mientras quema a quien haga falta?- para que la almad¨ªa se vaya a pique hecha una balza de la Meduza. Incluso es posible que le ayude ese empe?o en acumular vascos del mismo lado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.