La dimisi¨®n anticipada de Strauss-Kahn
La dimisi¨®n de Dominique Srauss-Kahn (DSK) no tiene causa, pero s¨ª consecuencias pol¨ªticas. El esc¨¢ndalo en que se ha visto involucrado al aconsejar a la Mutua de Estudiantes tuvo lugar en un momento en que no ten¨ªa ning¨²n mandato pol¨ªtico y nadie ha considerado su eventual papel en una financiaci¨®n ilegal del partido socialista. Pero las consecuencias pol¨ªticas de su probable inculpaci¨®n en los pr¨®ximos d¨ªas son considerables, porque DSK ha sido, desde hace m¨¢s dos a?os, el dirigente incuestionable de la pol¨ªtica econ¨®mica francesa, un actor fundamental de la instauraci¨®n del euro y el responsable del establecimiento de unas buenas relaciones entre el Gobierno socialista y el mundo de los negocios internacional.La opini¨®n p¨²blica le consideraba el jefe de la tendencia socialista liberal, un contrapeso del mayor voluntarismo social de Martine Aubry. Amigo ¨ªntimo de Lionel Jospin, ayud¨® siempre al primer ministro a mantener un discurso de izquierda cl¨¢sica mientras llevaba a cabo una pol¨ªtica m¨¢s innovadora, que ¨¦l, DSK, consideraba de izquierda, en especial en el ¨¢mbito fiscal. Lionel Jospin y DSK han decidido tomar el control de la situaci¨®n y evitar una crisis pol¨ªtica, o simplemente, el cuestionamiento del Gobierno. T¨¢ctica valiente, audaz y que deber¨ªa evitar ataques directos al Gobierno.
A DSK le ha sustituido Christian Sautter, un alto funcionario, economista de tendencia m¨¢s estatalista, pero que, durante largos a?os, ha sido el principal defensor en Francia del MITI japon¨¦s, es decir, de una versi¨®n de lo que Michel Albert denomin¨® el capitalismo renano por oposici¨®n al capitalismo anglosaj¨®n. Oposici¨®n que, por otra parte, ha perdido mucha fuerza, sobre todo tras la explosi¨®n de la burbuja financiera japonesa a partir de 1991.
Aunque no haya un cambio neto de la pol¨ªtica econ¨®mica, lo que s¨ª parece claro es que de repente su imagen ha cambiado profundamente. Ello va a obligar a Lionel Jospin a variar de vocabulario y de papel; antes pod¨ªa mantenerse al abrigo tras el discurso liberal de DSK; ahora deber¨¢ tranquilizar a los otros pa¨ªses europeos, que pueden temer una vuelta en Francia al intervencionismo econ¨®mico del Estado. Es, pues, el primer ministro el que debe, a partir de ahora, comprometerse personalmente en la consecuci¨®n de una pol¨ªtica de apertura internacional y no dejar que Martine Aubry, cuya ley sobre las 35 horas ha gozado de gran apoyo popular, aparezca como la figura central del Gobierno. No constituye una paradoja decir que la salida, quiz¨¢ muy provisional, de DSK puede acelerar la evoluci¨®n liberal del Gobierno y mostrar los l¨ªmites de los discursos intervencionistas.
?Ser¨¢ este cambio m¨¢s profundo y, sobre todo, corre el riesgo la crisis pol¨ªtica de convertirse en un peligro para el Gobierno? Es posible pensar que no porque la derecha est¨¢ paralizada por los esc¨¢ndalos de la alcald¨ªa de Par¨ªs y por sus divisiones internas. El resultado m¨¢s probable es que la opini¨®n p¨²blica se despegue a¨²n m¨¢s de la vida pol¨ªtica y considere que "la clase pol¨ªtica" es ajena a los problemas de la poblaci¨®n. Actitud ya tradicional y que puede no tener consecuencias graves en un momento en el que el Frente Nacional est¨¢ debilitado. Queda por decir que es la primera crisis grave del Gobierno socialista, que siempre ha hecho de su honestidad una de sus argumentos electorales m¨¢s fuertes. Esta crisis surge, sobre todo, cuando finaliza un periodo muy favorable del Gobierno apoyado por la opini¨®n p¨²blica y cuando ¨¦sta comienza a exigir una pol¨ªtica m¨¢s audaz de "impulso social". Pero, tambi¨¦n en este aspecto, la atm¨®sfera actual no es directamente amenazadora, y las elecciones europeas han mostrado que la extrema izquierda no s¨®lo no avanza, sino todo lo contrario. La rapidez y nitidez de las decisiones tomadas por Lionel Jospin deber¨ªan impedir que este grave incidente sea una amenaza para su Gobierno y para su futuro personal.
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