Reflejos de estrellas en el Arriaga
JOSU BILBAO FULLAONDO
Adelant¨¢ndose un par de semanas a la apertura del Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, ma?ana se inaugura en el Teatro Arriaga una exposici¨®n de fotograf¨ªas realizadas por el autor italiano Angelo Frontoni. Envuelta en el sugerente t¨ªtulo de Miradas de Cine, as¨ª resulta ser, al menos en dos de sus acepciones. Nos presenta grandes estrellas, triunfadores del s¨¦ptimo arte, con un aura de resplandor sofisticado, convertidos en personajes de fantas¨ªa, de sue?o inalcanzable. Retratos para disfrute de los ojos, para rememorar historias, esc¨¢ndalos y vanidades de unos personajes sublimados y tambi¨¦n emulados, en muchos aspectos, por los espectadores.
Como muchas de las vedettes que ha fotografiado, Frontoni, en un alarde de coqueter¨ªa, parece no querer declarar su a?o de nacimiento. Debemos conformarnos con saber que, este romano, empez¨® a fotografiar en 1957. En sus m¨¢s de cuarenta a?os de actividad no reconoce influencia alguna de fot¨®grafo conocido, pero s¨ª la de los grandes maestros del cine para los que ha trabajado: Visconti, Fellini, Rosi, Passolini, Rosellini, Vadim. Tambi¨¦n ha colaborado con numerosas editoriales de Jap¨®n, Francia, Alemania o EEUU. Y, museos fotogr¨¢ficos de Lausana y Par¨ªs guardan en sus fondos algunas de sus instant¨¢neas.
Desde sus inicios la fotograf¨ªa estuvo relacionada con el retrato. Era una nueva manera de responder al deseo de representar la forma humana, un fen¨®meno de autocomplacencia que llegaba desde los tiempos m¨¢s oscuros de la historia. Se proyect¨® como una especialidad abierta a distintas maneras de hacer. Independientemente de la est¨¦tica elegida por cada autor, las realizaciones pon¨ªan al descubierto rasgos de la personalidad de un individuo. El tiempo y la tecnolog¨ªa permiti¨® captar poses con mayor naturalidad. Momentos en que la m¨ªmica natural del individuo pone al descubierto amplios detalles de su manera de ser.
Frontoni heredero de esta manera de hacer, dibuja con un lapicero de luz rasgos para alcanzar la esencia de sus personajes. De la misma forma que Nadar, el siglo pasado, o Erich Salomon en los a?os treinta, o m¨¢s recientemente Daniel Mordzinski, fotografiaron a "gigantes" de su ¨¦poca. Ahora, el autor nacido en Roma, con evidente destreza del oficio, se apodera de los acogedores salones del Teatro Arriaga para ense?ar en blanco y negro y color, gestos y sonrisas, bellezas y emociones, de personajes inolvidables del mundo del espect¨¢culo. Modelos que por su carga expresiva pueden escapar de las r¨ªgidas l¨ªneas que envuelven un cuadro. No falta la magn¨ªfica Sofia Loren, y Audrey Hepburn, imp¨¢vida, encaja en un estilo conceptual que sugiere una llamada no del todo definida. M¨¢s descarada es la boca sensual de Claudia Cardinale sentada en la orilla del mar. En un sal¨®n espera Ava Gadner, se?orial y gesto altivo, con vestido negro y zapatos de tac¨®n, deja que sus manos se?alen un suave ment¨®n partido en dos. Joan Collins deja navegar al voyeur por unos ojos verdes que parecen huir de la mirada frontal.
Es toda una cascada de rostros y cuerpos deslumbrantes. La figura de Ana Magnani, repleta de espontaneidad, nos recuerda las virtudes del neorrealismo italiano. Luego llegan, Jane Fonda, Melina Mercuri o el desnudo de Helmut Berger reflexionando en el campo y enfrentado al de Nastassia Kinski de rodillas, sobre una cama de s¨¢banas blancas. Ornella Muti suaviza sus impulsos en lago rodeada de nen¨²fares y Brigitte Bardot, como ingenua zagala de La Provence. Tambi¨¦n est¨¢n Victoria Abril y ?ngela Molina, pero la presencia exultante de Sara Montiel, coronada con perlas plateadas y fulgor de emperatriz, es capaz de ensombrecer los soles m¨¢s radiantes. Un completo firmamento de estrellas para una exposici¨®n que no puede perderse ning¨²n curioso que desee volver a reencontrarse con grandes mitos de la pantalla.
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