?Quo vadis EA?
El pr¨®ximo d¨ªa 20 Eusko Alkartasuna celebrar¨¢ su V Congreso Nacional en Pamplona, en el que el partido deber¨¢ decidir sobre su l¨ªnea de actuaci¨®n para la Comunidad Aut¨®noma Vasca, Navarra e Iparralde, planear su estrategia de trabajo en el complejo entramado institucional donde est¨¢ representado y dotarse de una organizaci¨®n eficaz y democr¨¢tica para su funcionamiento interno. Materias importantes con las que EA se adentrar¨¢ en el nuevo milenio, en el que se tendr¨¢n que solucionar cuestiones de gran importancia para Euskal Herria. El fin de la violencia como herramienta de confrontaci¨®n pol¨ªtica y la g¨¦nesis de una soluci¨®n dialogada y no traum¨¢tica para el conjunto del pa¨ªs; la b¨²squeda de nuevas fuentes de empleo y un incremento del desarrollo para Euskal Herria que la catapulten e igualen con el resto de los pa¨ªses de la Europa desarrollada; un desarrollo sostenido y respetuoso con su entorno natural y el desarrollo de mayores cotas de autogobierno son un breve resumen de los importantes retos ante los que todos los vascos nos tenemos que enfrentar. Y EA deber¨¢ seguir siendo un instrumento v¨¢lido para seguir trabajando aportando sus ideas y planteamientos ante estos retos.Un nacionalismo integrador.Un nacionalismo progresista, como es el de EA, debe aspirar a incorporar y expandir la idea de pa¨ªs al mayor n¨²mero de vascos. Debe desarrollar, a mi juicio, un esfuerzo por liderar un nacionalismo c¨ªvico, ciudadano, en el que los elementos ¨¦tnicos vayan perdiendo fuerza en la definici¨®n cl¨¢sica que de ¨¦l se da. Un nacionalismo "¨¦tnico-c¨ªvico" en evoluci¨®n hacia un nacionalismo c¨ªvico, plural, en el que hagamos part¨ªcipes de la idea de pa¨ªs a los miles de ciudadanos que no son ¨¦tnicamente vascos. El nacionalismo de EA debe de esforzarse por generar un discurso atractivo con el que congregar a muchos vascos que, adem¨¢s, han visto el nacionalismo en relaci¨®n directa con la violencia y con la crisis durante los ¨²ltimos 30 a?os. Por consiguiente, la incorporaci¨®n al proyecto nacional de EA debe de hacerse mediante criterios integradores, abiertos y amables del nacionalismo.
El proceso de paz y su desarrollo ha tra¨ªdo un efecto perverso que EA deber¨ªa intentar corregir. El nacionalismo vasco, especialmente HB, se ha sentido atra¨ªdo por la v¨ªa irlandesa para solucionar el contencioso pol¨ªtico vasco. ?Pero EA desea que la sociedad vasca acabe crisp¨¢ndose y bunkeriz¨¢ndose como lo ha estado la sociedad irlandesa durante los ¨²ltimos 100 a?os? EA deber¨¢ trabajar por superar la actual pol¨ªtica de bloques que impide cualquier acercamiento entre los partidos constitucionalistas progresistas, especialmente el PSE y el PSN, y el nacionalismo democr¨¢tico. La pol¨ªtica de bloques y la crispaci¨®n a la que diariamente est¨¢ sometida la pol¨ªtica vasca puede ir traslad¨¢ndose a la sociedad de forma peligrosa.
Soberan¨ªa y territorialidad. EA debe de abandonar el binomio soberan¨ªa-territorialidad como condici¨®n imprescindible sobre la que basar su idea de construcci¨®n nacional. Una apuesta agresiva y a corto plazo por posturas independentistas no conducir¨¢n m¨¢s que a una desestructuraci¨®n profunda del pa¨ªs. La compleja situaci¨®n institucional de Euskal Herria hace que la representaci¨®n pol¨ªtica sea extremadamente diversa en la CAV, Navarra e Iparralde. (...)
El proyecto de construcci¨®n nacional debe atraer a partidos como el PSE, PSN, IU y CDN. S¨®lo bajo esta premisa conseguiremos acercar Navarra a la CAV mediante una Dieta confederal. Ambas comunidades artificialmente separadas -entre otros factores, por los errores estrat¨¦gicos del nacionalismo vasco- podr¨ªan as¨ª establecer relaciones preferenciales en temas de inter¨¦s com¨²n, cultural, etc. El fracasado gobierno tripartito navarro (PSN-CDN-EA) puso en marcha el ?rgano de Cooperaci¨®n Permanente. Si queremos acercar ambas comunidades, debemos incorporar a nuestro proyecto a partidos constitucionalistas, y para ello hay que pactar, negociar y adecuar nuestro discurso a la realidad.
Posturas esencialistas respecto a la territorialidad no convencen a la mayor¨ªa de los ciudadanos navarros y su puesta en marcha puede suponer efectos contrarios a los que se pretenden. El esencialismo existencial basado en la independencia separa ?lava y Navarra de nuestra querida concepci¨®n de pa¨ªs, y este planteamiento debe de afrontarse y analizarse sin complejos en EA. El panorama de Iparralde es todav¨ªa m¨¢s complejo, por la escasa representatividad de los partidos nacionalistas, por lo que la labor de EA debe apostar seriamente por el Departamento Vasco propio para el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s.
La soberan¨ªa es un proceso microevolutivo, que debiera propiciarse con cambios peque?os pero constantes, alejados de mecanismos traum¨¢ticos y bruscos debido a la propia diversidad presente en el pa¨ªs. El desarrollo de todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance -la Disposici¨®n Adicional del Estatuto es una de ellas- no deber¨ªa menospreciarse.
Es la sociedad vasca la que debe decidir. Cuestiones tan importantes como las que se barajar¨¢n en los pr¨®ximos meses no pueden ser decididas entre ejecutivas de partidos o en cen¨¢culos de divinos intelectos. La sociedad vasca no puede verse privada de decidir si el Estatuto es un instrumento superado o si la Asamblea de Municipios Vascos va a ser constituyente o no. El nacionalismo progresista de EA deber¨¢ explicar sin ambig¨¹edades cu¨¢l es la funci¨®n de Udalbiltza, cu¨¢les son las atribuciones u competencias de esta asociaci¨®n o de las futuras que se ideen en el ¨¢mbito de cooperaci¨®n con EH y PNV. Del mismo modo, EA deber¨¢ tener presente que decisiones que afecten a la estructura y al futuro del pa¨ªs deber¨¢n ser defendidas y explicadas a la ciudadan¨ªa vasco-navarra a trav¨¦s de sus representantes elegidos en los Parlamentos de Navarra y de Vitoria. La Permanente de Lizarra y de Udalbiltza no son los instrumentos m¨¢s adecuados para convencer de nuestras ideas ni para sumar apoyos en el proceso de construcci¨®n nacional que pretendemos. EA debe recalcar que no se puede hurtar a la sociedad vasca del derecho fundamental a decidir su futuro, que debe articularse de forma integradora para el conjunto del pa¨ªs.
La riqueza de EA est¨¢ en su diversidad. EA es un partido diverso. En ¨¦l participamos personas procedentes de diferentes culturas pol¨ªticas. Miembros que proceden del PNV, compa?eros que vinieron de la extinta Euskadiko Ezkerra y muchos militantes que nunca formaron parte de ning¨²n otro partido y que un d¨ªa decidieron unirse al proyecto que lidera nuestro lehendakari, Carlos Garaikoetxea. Es precisamente esa riqueza de sensibilidades la que, a mi juicio, hace a EA m¨¢s operativa en diferentes ¨¢mbitos sociales. De este modo, el nacionalismo de EA en Navarra no puede plantear las mismas estrategias ni la misma visi¨®n que en Donostia o Bermeo. Diferentes sensibilidades que sin duda constituir¨¢n el mejor crisol para afrontar la etapa post-garaikoetxe¨ªsta que, en un momento u otro, EA tendr¨¢ que afrontar y superar.
Frente a una visi¨®n monol¨ªtica e un¨ªvoca del corpus ideol¨®gico nacionalista, la pluralidad de criterio hace que EA sea un partido vivo y capaz de liderar a una porci¨®n significativa de electores comprometidos con el pa¨ªs. Nunca hasta este congreso hab¨ªamos vivido una situaci¨®n de confrontaci¨®n tan marcada en nuestro seno. Posturas de s¨ªntesis e integraci¨®n har¨¢n que EA salga de este c¨®nclave como una opci¨®n pol¨ªtica fortalecida. Una opci¨®n capaz de liderar un proyecto que, lejos del inmovilismo originario, debe estar sujeto a la evoluci¨®n constante para adaptarlo a las necesidades de la sociedad vasca. Otras opciones menos integradoras supondr¨ªan una falta de responsabilidad con el momento hist¨®rico que estamos viviendo y con la ilusi¨®n de miles de votantes, que elecci¨®n tras elecci¨®n, han confiado en el proyecto de EA.
Arturo Goldarazena, doctor en Ciencias e investigador de la Universidad de Navarra, es compromisario por la Asamblea de Pamplona al V Congreso de EA.
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