Una residencia en el camino del cementerio

En el camino que conduce al cementerio de Formentera del Segura, a un par de kil¨®metros del centro de esta peque?a poblaci¨®n de la comarca de La Vega Baja de apenas 2.000 habitantes, se encuentra la residencia de la tercera edad Levante, reci¨¦n clausurada por la Generalitat ante el elevado n¨²mero de fallecidos que all¨ª se ha registrado -25 en un a?o seg¨²n un informe de Bienestar Social, y 11 seg¨²n aseguraban ayer los propietarios-, y ante "el alto riesgo para la salud de las personas que all¨ª residen". No es la ¨²nica que funcionaba sin licencia y sin control de la Administraci¨®n en Alicante.

El inmueble, de planta baja, no llama especialmente la atenci¨®n, y se confunde f¨¢cilmente con cualquiera de las miles de viviendas huertanas de la comarca, construidas, casi todas ellas, en suelo no urbanizable.En el interior, sal¨®n amplio con chimenea y cuadros baratos, sof¨¢s y una mesa. Una silla de ruedas delata que all¨ª vive o vivi¨® alguna persona enferma.Cinco habitaciones dobles, muy b¨¢sicas, carecen de timbre para avisar en caso de urgencia. El aseo y la cocina son igual de humildes que el resto de la casa. El aspecto general del centro es el de una casa de huerta, fr¨ªa y h¨²meda en invierno y demasiado c¨¢lida en verano. La residencia Levante estaba regentada hasta su clausura por el matrimonio integrado por Jos¨¦ Mar¨ªa Avil¨¦s y Antonia Rey, ayudados en las tareas de atenci¨®n a los ancianos por uno de sus hijos y por trabajadores eventuales. Natural de Madrid, la pareja lleg¨® a Formentera hace un par de a?os con el prop¨®sito de alquilar una casa en el campo para instalar una residencia de ancianos. Realizaron obras en el inmueble y comenzaron los tr¨¢mites administrativos para legalizar la residencia. Pero antes de obtener los permisos comenzaron a acoger enfermos.

Jos¨¦ Mar¨ªa asegura que lleva 15 a?os cuidando a personas mayores, y Antonia dice que trabaj¨® en la Cruz Roja de Torrevieja durante cinco a?os, como supervisora del programa de ayuda a domicilio.

"Muertes naturales"

Los propietarios niegan que en su casa hayan muerto 25 personas en un a?o, como indica, implacable, el informe de la Inspecci¨®n de Servicios Sociales de la Consejer¨ªa de Bienestar Social. "Aqu¨ª han fallecido 11 ancianos, todos ellos por causas naturales, debido a las enfermedades que padec¨ªan o a su avanzada edad", dijo ayer el propietario del centro, Jos¨¦ Mar¨ªa Avil¨¦s. "Yo mismo indiqu¨¦ a los inspectores la cifra de 25, pero lo hice porque ellos estaban poniendo en el informe lo que quer¨ªan. Les daba igual ocho que ochenta". Para probar que s¨®lo han muerto 11 personas, Jos¨¦ Mar¨ªa muestra el registro de altas y bajas del centro. "Aqu¨ª jam¨¢s se ha maltratado a los ancianos", se?ala Antonia Rey. "Puede que no sea una residencia de lujo, pero est¨¢ limpia, y las personas mayores estaban bien atendidas", a?ade. El informe oficial indica que los internos recib¨ªan medicaci¨®n sin prescripci¨®n m¨¦dica. A una de los pacientes, M. L. G, de 62 a?os, le suministraban hasta 11 medicinas, cuando el m¨¦dico s¨®lo le recet¨® dos de ellas, se?ala la Inspecci¨®n.

Seg¨²n el registro del centro, la ¨²ltima persona que acudi¨® a la residencia fue Ernest Porchet. Entr¨® el 9 de diciembre de 1998 y muri¨® tres d¨ªas despu¨¦s. Antonia resalta que pr¨¢cticamente la totalidad de las personas fallecidas en la residencia murieron el pasado invierno, "que fue muy duro". "Muchas de ellas ven¨ªan ya moribundas de los hospitales y no soportaron el invierno", sostiene la due?a del centro.

La Residencia Levante no ten¨ªa tarifa fija. Los precios oscilaban entre 90.000 y las 130.000 pesetas mensuales. Una de las ex trabajadoras de la residencia, que junto a tres mujeres m¨¢s promovieron la denuncia admistrativa contra el centro, declar¨® ayer a EL PA?S que las condiciones de la residencia "no eran buenas para atender a los ancianos". Recuerda que una noche cogi¨® unos huevos para hacer unas tortillas y "llevaban dos meses caducados".

El padre de Inocencia S¨¢nchez, una mujer de 48 a?os ingresada en el centro por transtornos depresivos, asegur¨® que su hija estuvo bien cuidada. "Estaba todo limpio y no tenemos quejas", informa Pilar Girona.

En el polo opuesto, familiares de una residente indicaron ayer a TVE que "all¨ª la ten¨ªan atada". Ante esas declaraciones el propietario mostr¨® un documento en el que los propios familiares autorizaban a la residencia a maniatar a la interna y a instalarle barandillas en la cama.

El informe de la Inspecci¨®n es demoledor: la residencia est¨¢ situada en medio de la huerta, carece de servicio m¨¦dico, se suministran medicamentos sin control facultativo y sin tener en cuenta la evoluci¨®n de las patolog¨ªas. Adem¨¢s, la situaci¨®n jur¨ªdica de algunos residentes incapacitados ps¨ªquicamente "no ha sido regularizada por la autoridad judicial".

El camino del cementerio de Formentera era ayer un barrizal. Y la residencia, un lugar l¨²gubre y fr¨ªo, sin ancianos.