Au crocodile
Siempre hay una excusa para viajar a Estrasburgo, y m¨¢s en oto?o. En esta ocasi¨®n, la excusa ha sido el octavo festival de la Uni¨®n de Teatros de Europa que se ha celebrado en la capital alsaciana del 5 de octubre al 7 de noviembre, en las salas del Th¨¦?tre National de Strasbourg (TNS), miembro de la mencionada uni¨®n. Y, m¨¢s concretamente, el ¨²ltimo montaje de Ingmar Bergman -una obra de Olov Enquist, Bildmakarna (Les faiseurs d"images)-, con Anita Bj?rk, una de las grandes damas del Dramaten. Esa era la excusa -aunque trat¨¢ndose de Bergman y de la Bj?rk eso de "excusa" podr¨¢ parecer un disparate, y m¨¢s dicho por m¨ª-; en realidad hemos ido a Estrasburgo a comer. A comer, no a engullir; a comer disfrutando o a disfrutar comiendo, como prefieran.Hemos salido de Par¨ªs, de la Gare de l"Est, poco antes de la una de la tarde y a las cinco hemos llegado a Estrasburgo. El viaje, en esa ¨¦poca del a?o, es una delicia. Los verdes, el ocre, el rojo y el oro de los bosques -luc¨ªa un sol espl¨¦ndido, cosa rara- se mezclan con el verde de los prados, bordeados de canales de agua, con unas vacas solemnes, casi sagradas. El tren es muy c¨®modo y en los vagones de primera, a diferencia del Talgo, hay un rinc¨®n para fumadores en el que incluso te permiten saborear un habano, cosa que no ocurre en el Euromed. Leo la Correspondencia George Simenon-Andr¨¦ Gide (1938-1950). "Apr¨¨s l"hiver dans les neiges, ¨¦t¨¦ au bord de l"oc¨¦an, dans le Nouveau-Brunswick. Vie calme. J"ai ¨¦crit en cinq mois quatre romans et trois nouvelles. Je ne peux d¨¦cid¨¦ment vivre sans roman. Cela me d¨¦s¨¦quilibre. M¨ºme physiquement. Et surtout cela me donne une d¨¦courageante sensation de vide et d"inutilit¨¦. Et les gens qui se figurent que j"¨¦crit pour gagner ma vie! Chaque fois que j"ai essay¨¦ de me reposer, j"ai fris¨¦ la neurasth¨¦nie. M¨ºme un Maigret me soulage" (Simenon a Gide; Saint Andrews, 6 de agosto de 1946).
Hemos reservado una mesa en Au Crocodile, a las 21.00 horas ("por favor, no vengan m¨¢s tarde", nos han rogado). En 1921, Curnonsky, el "prince des gastronomes" escrib¨ªa en su gu¨ªa de los restaurantes de Francia: "On fera un repas honn¨ºte dans cette maison tr¨¨s fr¨¦quent¨¦e", situada detr¨¢s de la plaza Kl¨¦ber, en el coraz¨®n del viejo Estrasburgo. El nombre del restaurante se debe a un cocodrilo de gran tama?o, disecado, que un tal capit¨¢n Ackermann se trajo del Nilo con la ingenua esperanza de que se aclimatase en las aguas del Ill. Cuando Curnonsky visit¨® el local, el cocodrilo colgaba sobre las cabezas de los comensales; hoy cuelga de la fachada, a la entrada del restaurante.
En 1971, el matrimonio Monique y ?mile Jung se hicieron cargo del Crocodile y en 1989 obtuvieron la codiciada tercera estrella de la Guide Michelin. Desde entonces, incluso antes, es la mejor mesa de Estrasburgo. Y la mejor bodega. ?mile Jung siempre tiene preparada alguna sorpresa y, en esta ocasi¨®n, nos sorprendi¨® con un men¨² Goethe para celebrar el 250? aniversario del nacimiento del genio alem¨¢n. "?Por qu¨¦ Goethe, por qu¨¦ esa celebraci¨®n?", le pregunt¨¦ a Monique Jung. "Porque Goethe, siendo estudiante de Derecho, vivi¨® en Estrasburgo desde abril de 1770 hasta agosto del a?o siguiente", me dijo, "y, como usted debe de saber, se enamor¨® de una alsaciana, una hermosa muchacha de 18 a?os, Fr¨¦d¨¦rique, la hija del pastor Brion, de Sessenheim". El men¨² Goethe, con su postre italiano, era tentador, y me permitir¨¢n que lo reproduzca aqu¨ª (esperando que sea del agrado de Jordi Llovet): "Brais¨¦ de Cochon de Lait et Foie de Canard en gel¨¦e de Vermouth, Salade Rh¨¦nane / Timbale de Sandre et Grenouilles aux Queues d"?crevisses, Knepfele au fromage blanc ¨¤ l"Alsacienne / Poussin et Brochette de Ris de Veau comme ¨¤ Sessenheim, l¨¦gumes confits en cocotte / Fromages des Alpages Suisses / Mascarpone et Fruits rouges, Souvenir de V¨¦rone. Galette de Semoule aux Raisins et Pommes / Mignardises" (550 francos por persona, sin bebidas).
El men¨² Goethe era tentador, pero nosotros elegimos algo m¨¢s ligero. Y puedo asegurarles que tanto mi mujer, como el matrimonio Montany¨¨s, Pep y Maria, que nos acompa?aron en este viaje, como yo mismo, dif¨ªcilmente olvidaremos aquella ?feuill¨¦e de Saint Jacques crues au Salade de M?che au Tourteau, que nos sirvieron en el Crocodile. Unas vieiras vivas, llegadas aquella misma ma?ana de Breta?a, con un Riesling 1996, de las bodegas de A. Marie Schmit, en Bergbieten, un vino excelente.
Siempre hay una excusa para viajar a Estrasburgo. En mi caso, primero fue el teatro, el TNS y sus respectivos directores: Hubert Gignoux, Vincent / Jourdheuil / Engel, Jean-Marie Vill¨¦gier -su primera Sophonisbe, qu¨¦ gozada-, Lassalle, y ahora Martinelli, que se nos marcha. Luego fue la llegada del rector Pierre Deynon, al principio de los ochenta, que arm¨® la marimonera al declarar que el alem¨¢n era una "langue de France". Y m¨¢s tarde, en 1989, cuando la socialista Catherine Trautmann, contra todo pron¨®stico, empezando por el de sus correligionarios, se hac¨ªa con la alcald¨ªa de la ciudad. En Estrasburgo, ciudad libre, ciudad de cat¨°licos, jud¨ªos y protestantes, ciudad de m¨²sicos y universitarios, hoy capital europea, siempre hay contrastes y sorpresas que un barcelon¨¦s har¨ªa bien en asumir. Contrastes como el de la tarde del s¨¢bado 6 de noviembre en que los televisores de los caf¨¦s del centro de Estrasburgo daban la espalda a la final de la Copa del Mundo de Rugby (Francia-Australia). Sorpresas como ese men¨² Goethe del Crocodile, el restaurante de ?mile Jung, un alsaciano al que le encanta Barcelona. (Au Crocodile. 10, rue de l"Outre. Strasbourg. Tel. (33) 03.88.32.13.02. Internet: www.au-crocodile.com).
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