Marruecos
El pasado 10 de noviembre, mientras todos los dem¨¢s miraban hacia Berl¨ªn para conmemorar el d¨¦cimo aniversario de la ca¨ªda del muro, nos sorprende este peri¨®dico con un espl¨¦ndido an¨¢lisis e informaciones sobre la destituci¨®n del todopoderoso ex ministro del Interior de Marruecos, Idris Basri. Basri era el ¨²ltimo obst¨¢culo para seguir adelante con las reformas pol¨ªticas y econ¨®micas que se propon¨ªa llevar a cabo el Gobierno de la alternancia, presidido por el socialista Abderram¨¢n Yusufi.Idris Basri llevaba m¨¢s de veinte a?os controlando la cartera del Ministerio del Interior, y sobre todo, la cuesti¨®n del S¨¢hara. Al ex ministro tambi¨¦n le se?alan como represor de las esperanzas del pueblo marroqu¨ª y de las manifestaciones de 1981, 1984 y 1990. Tras el fallecimiento de Hassan II, Idris Basri se dio cuenta de que hab¨ªa llegado el momento de su declive, se entend¨ªa poco con el entonces pr¨ªncipe Sidi Mohamed y hac¨ªa dif¨ªcil la convivencia en el Gobierno.
Los golpes no tardar¨ªan en llegar. Basri perd¨ªa el control de la seguridad territorial, de la cuesti¨®n del S¨¢hara y, adem¨¢s, a sus espaldas, la vuelta de Serfaty. Mohamed VI, tras su gira por el norte, midi¨® la impopularidad de su ministro y los disturbios y manifestaciones que vivi¨® el S¨¢hara en las ¨²ltimas semanas fueron la gota que colm¨® el vaso. Hoy, Marruecos puede respirar m¨¢s tranquilo porque la tendencia hacia la modernidad va ganando terreno frente a la semifeudal y clientelista conocida como "el complejo entramado del Majzen", encabezada hasta hace poco tiempo por el saliente ministro del Interior.-
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