Mi pobre pie izquierdo

Creo que sobran los comentarios. El suceso es lo suficientemente clarificador. El pasado lunes 25 de octubre, me dirig¨ª a la Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de la Universidad Complutense para solucionar unos papeles para mi pr¨®xima inscripci¨®n en uno de sus cursos de doctorado.Delante de dicha facultad tuve la mala suerte o la mala pata de torcerme el pie izquierdo. Con gran dolor y casi sin poder andar, me ayudaron para llegar hasta la Facultad de Medicina a un servicio de atenci¨®n m¨¦dica. Un atento caballero que le¨ªa el peri¨®dico me explic¨® amablemente que ellos no me pod¨ªan ayudar, que ellos s¨®lo atend¨ªan a los profesores de la Universidad Complutense y que, claro est¨¢, yo no entraba dentro de este grupo, y, por tanto, a m¨ª y a mi pie izquierdo no se nos pod¨ªa atender.

Por supuesto que el ¨²nico consejo que me pudo dar este caballero, y ya debi¨® de realizar un gran esfuerzo f¨ªsico y mental, fue recomendarme que me acercase a un hospital. Mi pobre pie izquierdo, que no pod¨ªa ya ni apoyarse en el suelo, agradeci¨® a este bondadoso caballero su exhausta dedicaci¨®n.

Por supuesto que en cuanto me di la vuelta dicho atento caballero volvi¨® tranquilamente a dirigir sus ojos al peri¨®dico. ?Deb¨ªa de estar leyendo algo realmente muy interesante! Ahora mismo, recostada en mi cama y con el pie izquierdo en absoluto y obligatorio reposo, agradezco a este bondadoso y amable caballero su incre¨ªble y laboriosa actuaci¨®n. ?Gracias!-