Un amor herido por Espa?a
No hace mucho, unos meses, Paul Bowles me envi¨® una cinta grabada -ya ni escrib¨ªa, ni le¨ªa- en la que, en su perfecto espa?ol de siempre, me dec¨ªa: "Emilio: nuestra amistad ha durado medio siglo". Efectivamente, conoc¨ª a Paul el 6 de octubre de 1949, en el bar Parada, de T¨¢nger, en compa?¨ªa de una extraordinaria mujer, la argentina Beatrix Pendar (Beatriz Llamb¨ª-Campbell), y tanto yo como Pepe C¨¢rleton, otra persona extraordinaria, hoy olvidada de todos en Marbella, quedamos fascinados ante unos seres tan incalificables como m¨¢gicos. Aquel d¨ªa consegu¨ª lo que hac¨ªa a?os deseaba: huir de cierto ambiente de T¨¢nger que me asfixiaba. Y as¨ª se inici¨® una nueva vida para m¨ª en el marco paradis¨ªaco de El Farhar. Un mundo que viv¨ªa, todo hay que decirlo, de espaldas a la ciudad. Un mundo s¨®lo visitado por dos "espa?olitos", tan inconscientes como valientes: Pepe C¨¢rleton y quien estas l¨ªneas escribe.Tras Paul y Jane Bowles, su mujer, una persona indefinible -ya antes hab¨ªan visitado T¨¢nger, entre los escritores norteamericanos, Mark Twain, Gertrude Stein en compa?¨ªa de su inseparable Alice B. Toklas, Djuna Barnes...- fueron llegando: Truman Capote, Tennessee Williams, Gore Vidal... y un largo desfile de figuras de la literatura de EE UU, que se coronar¨ªa con la aparici¨®n en pleno de la beat generation, seguida por un William Burroughs, siempre a su aire, que habr¨ªa de escribir en T¨¢nger The naked lunch.
?Qu¨¦ puedo decir sobre Paul Bowles? Hilvanar recuerdos me resulta improcedente. Lo que s¨ª me gustar¨ªa es recordar, hoy, ahora, a un Bowles profundamente unido a una Espa?a que no pudo ser, a un segundo "siglo de oro" al que una tr¨¢gica guerra dej¨® reducida a una "edad de plata". En este amor herido a Espa?a, Bowles coincide con los intelectuales y artistas de este siglo que supieron sentir a nuestra incivil guerra como la primera v¨ªctima de una inminente tragedia.
Se puede afirmar -lo afirmaba el propio Paul- que su obra como compositor est¨¢ toda ella impregnada de voces y sonidos espa?oles: el 30 de marzo de 1943 se estrenaba en el MOMA de Nueva York una zarzuela -s¨ª, as¨ª la calificaba ¨¦l- titulada The wind remains, directamente inspirada en As¨ª que pasen cinco a?os, con direcci¨®n musical de Leonard Bernstein y coreograf¨ªa de Merce Cunningham; en 1958 Libby Holman le estrena su ¨®pera sobre Yerma, y ese mismo a?o se publica la partitura de Cuatro canciones, as¨ª tituladas, en espa?ol. Federico Garc¨ªa Lorca est¨¢, pues, algo m¨¢s que presente en Paul. ?l mismo lo confesaba: "Lorca, al que no llegu¨¦ a conocer personalmente, fue mi m¨¢xima inspiraci¨®n. El primero en hablarme de ¨¦l fue el compositor mexicano Silvestre Revueltas y, desde entonces, nunca me abandon¨®". En 1932 vino por vez primera a Espa?a en compa?¨ªa del tambi¨¦n compositor Aaron Copland, con un muy principal deseo: conocer a Manuel de Falla. Paul afirmaba: "La influencia de Falla en la m¨²sica de mi pa¨ªs est¨¢ a¨²n por estudiar y reconocer". En 1944 Dal¨ª har¨ªa los trajes y el decorado para el ballet Coloquio sentimental, sobre un poema de Verlaine, con m¨²sica de Paul Bowles. En 1951 vuelve Paul a Espa?a invitado por Tom¨¢s Seral, para la inauguraci¨®n en la sala Clan de la exposici¨®n del pintor mallorqu¨ªn Juli Ramis, para quien escribir¨ªa un texto en espa?ol que aparecer¨ªa en la buscada colecci¨®n de Artistas nuevos, de Seral. Paul dec¨ªa: "Es curioso, entre mis pintores preferidos figuran tres mallorquines: Mir¨®, Ramis y Barcel¨®".
Y no olvidemos que en 1937 Paul Bowles se adhiere al Comit¨¦ en Defensa de la Rep¨²blica y es uno de los fundadores del Federal Theatre, que se inaugura con un singular espect¨¢culo titulado Who fights this battle, con textos cambiantes de Kenneth White, seg¨²n aparec¨ªan noticias de nuestra triste guerra. La m¨²sica era de Bowles y la direcci¨®n esc¨¦nica de Joseph Loseu. Con el Federal Theatre nace en Nueva York el Political Cabaret, a semejanza de lo que sucediera en el Berl¨ªn que Hitler destruyera. Pronto el silencio habr¨ªa de apoderarse de estas voces en libertad.
Tambi¨¦n en silencio habr¨ªa de llegar Paul Bowles a T¨¢nger en 1944. Abandona la composici¨®n y se pone a escribir. Y es as¨ª como nace uno de los m¨¢s importantes novelistas de la muy rica literatura contempor¨¢nea de Estados Unidos. Gracias por todo, Paul.
Babelia
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