Cumbre privada
Viv¨ª esta semana en una Cuba virtual, un pa¨ªs que he so?ado solo y que me han ayudado a so?ar muchos amigos.El lunes, el sue?o ten¨ªa carne y voz y otras materias porque estaba frente al presidente espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y ¨¦l escuchaba silencioso.
Gustavo Arcos Vernes, Elisardo S¨¢nchez Santacruz, Osvaldo Pay¨¢, H¨¦ctor Palacios, cuatro dirigentes de la oposici¨®n pac¨ªfica y yo, como periodista independiente, le hablamos de la Cuba real.
Esta reuni¨®n era una cumbre particular, el punto m¨¢s alto de un proceso complejo, duro, lleno de encrucijadas, penurias y sufrimientos que iniciaron hace casi 30 a?os unos cuantos activistas de derechos humanos.
Desde luego que es s¨®lo la cima de una etapa y mi visi¨®n es hu¨¦rfana de triunfalismos.
Los grupos de derechos humanos, los partidos pol¨ªticos y las peque?as agencias de prensa que funcionan en Cuba de manera ilegal estaban hace 15 d¨ªas en las zonas m¨¢s oscuras y apartadas de la sociedad cubana. Con tenacidad de orfebre, la prensa oficial y las autoridades ocultaron su presencia durante a?os.
De repente, y ante todo el pa¨ªs, en la madrugada del d¨ªa primero de noviembre, el presidente Fidel Castro ley¨® en televisi¨®n una lista de enemigos, saboteadores, lacayos del imperialismo, asalariados de la oficina norteamericana en La Habana, traidores y antipatriotas. Bajo este signo fatal sali¨® a la luz p¨²blica la representaci¨®n de un sector de la sociedad cubana y ante el mismo pueblo, sin nombre ni cara, pero que, sin embargo, se mov¨ªa.
Un periodista amigo me confes¨® que estaba viendo el programa en la sala de su casa. Cuando el dirigente cubano dijo su nombre lo atac¨® un fuerte dolor de cabeza, n¨¢useas, mareo y depresi¨®n.
Su esposa se puso de pie y le dijo: "Prep¨¢rate que ya vas a la c¨¢rcel". "Era extra?o", narr¨®, "me sent¨ªa alegre y enfermo, estaba feliz y ten¨ªa miedo. Experimentaba unos sentimientos que no tienen qu¨ªmica y no pueden marchar".
Resulta que esos sirvientes del imperio se propon¨ªan, siguiendo ¨®rdenes de Washington, sabotear la IX Cumbre Iberoamericana que se celebrar¨ªa en la capital cubana el 15 y el 16 de noviembre.
La oposici¨®n interna hab¨ªa planeado 12 reuniones de car¨¢cter unitario, concertaciones de partidos para entregar a los jefes de Estado que llegar¨ªan a La Habana y al periodismo una lista de reivindicaciones, entre otras, la libertad de los presos pol¨ªticos (cerca de 400 en la actualidad) y el respeto a los derechos humanos como insignia de los documentos.
En la provincia occidental de Matanzas, una agrupaci¨®n de campesinos independientes se propon¨ªa hacer un congreso y una peque?a fundaci¨®n, que dirige el doctor ?scar El¨ªas Biscet en la barriada habanera de Lawton, quer¨ªa hacer una marcha de cinco cuadras para repudiar el aborto y la pena de muerte.
Comenz¨® entonces en todo el pa¨ªs un trabajo policial que incluy¨® unos 50 arrestos temporales, advertencias, reclusiones domiciliarias, restricciones de movimientos, interpelaciones que afect¨®, seg¨²n c¨¢lculos preliminares, a unos 160 opositores pac¨ªficos y periodistas independientes.
En ese entorno crispado, h¨²medos por unos aguaceros empecinados y bajo el leve invierno de la isla, comenzaron a llegar corresponsales de todo el mundo y los jefes de Estado y jefes de delegaciones de Iberoam¨¦rica.
La presencia de los periodistas -varios centenares- y de los jefes de Estado y Gobierno alivi¨® las tensiones, pero las autoridades, la prensa oficial y los voceros gubernamentales continuaron con un discurso severo y descalificador para la incipiente sociedad civil cubana.
En esa atm¨®sfera rara, uno ten¨ªa la sensaci¨®n de que estaba en otro pa¨ªs porque, de repente, telefoneaban de la Embajada de Portugal: "El se?or primer ministro [Ant¨®nio] Guterres desea sostener con usted un encuentro el lunes 15 a las nueve de la ma?ana. Les esperamos sin falta".
Ten¨ªa, sin embargo, la experiencia que a una reuni¨®n del grupo de oposici¨®n convocada para un reparto al sur de La Habana llamado Nazareno s¨®lo pudieron llegar dos decenas de los 80 representantes citados. Osvaldo Pay¨¢, el l¨ªder democristiano, lleg¨® tarde en una bicicleta bajo el agua, y otros fueron detenidos y apresados a s¨®lo una cuadra del sitio convenido.
A pesar de todo redactaron una declaraci¨®n que se hizo circular entre los jefes de las delegaciones extranjeras.
Ram¨®n Col¨¢s, un joven psic¨®logo que dirige un proyecto de bibliotecas libres del control estatal y que reside en la provincia oriental de Las Tunas, fue arrestado el lunes 8 en la ciudad de La Habana. No sab¨ªamos d¨®nde estaba preso. El martes 16 por la tarde llam¨® para decir que estaba libre en su casa, pero no supimos m¨¢s detalles porque se produjo un preciso corte telef¨®nico.
Muchos opositores y periodistas salieron de sus casas para asistir a una reuni¨®n o para cubrir un acontecimiento y no llegaban a su destino porque la polic¨ªa los interceptaba y los conduc¨ªa a un calabozo.
H¨¦ctor Palacios, soci¨®logo de orientaci¨®n liberal que dirige un centro de investigaciones, hab¨ªa trabajado para la organizaci¨®n de la cita en el reparto Nazareno. El d¨ªa se?alado, el 12 a las seis de la ma?ana, tres agentes de la seguridad del Estado se presentaron en su vivienda y lo condujeron a una casa especial en las afueras. All¨ª estuvo 11 horas. "No les pregunt¨¦ por qu¨¦ me arrestaron. Declar¨¦ una huelga de palabras. Estuve sin hablar. Me sent¨ªa frustrado y amargado", me dijo Palacios tres d¨ªas despu¨¦s y minutos antes de que el presidente Aznar le preguntara en tono cordial: "?C¨®mo ha sido lo de su detenci¨®n Palacios?".
Es cierto que unos 15 cubanos de la oposici¨®n y del periodismo se entrevistaron con representantes de nueve naciones de Iberoam¨¦rica. Los encuentros fueron con presidentes, primeros ministros y cancilleres; en el caso especial de Costa Rica, con el jefe de la delegaci¨®n de ese pa¨ªs en la ONU.
Es cierto, pero cada cita tuvo sus sobresaltos y zozobras. Odilia Collazo y otros dirigentes fueron desalojados de un hotel donde deb¨ªan entrevistarse con la presidenta paname?a; la periodista Mercedes Moreno, que hablaba con un colega del diario El Mercurio de Chile, fue interpelada por un agente que, delante del comunicador suramericano, le pidi¨® el carn¨¦ de identidad.
Mi apreciaci¨®n en las calles, mis conversaciones con el cubano de a pie, con la gente que ha visto la cumbre como quien ojea una revista del coraz¨®n, el personaje m¨¢s cercano y de m¨¢s simpat¨ªas ha sido el rey de Espa?a.
Algunos conocen su papel en la transici¨®n espa?ola, pero en los grandes sectores se produjo al parecer un llamado de los or¨ªgenes y una simpat¨ªa, curiosidad e inter¨¦s sin l¨ªmites.
He hablado de una Cuba virtual porque el tedioso y arduo acontecer diario, la lucha contra las penurias, las fatigas y las ambiciones de los ciudadanos quedan un poco paralizadas por las horas de desfiles, de recepciones protocolarias, banquetes y torneos verbales.
Vi en el fragor de los encuentros con periodistas y la cobertura de algunos episodios, al diputado franc¨¦s Alain Madelin, que trajo a representantes de los grupos de oposici¨®n pac¨ªfica un mensaje de solidaridad de la Uni¨®n Europea en un pasaporte simb¨®lico que contiene los art¨ªculos de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos del Hombre.
Creo que la sorpresa que caus¨® a la disidencia la menci¨®n que hizo el presidente Fidel Castro no se apaga, se elev¨® al verse recibida y solicitada por periodistas, diputados y pol¨ªticos. Aunque la mayor¨ªa est¨¢ lejos del j¨²bilo, m¨¢s inclinada a la reflexi¨®n y a la serenidad porque se abre una nueva ventana y se espera m¨¢s trabajo y bajo un escrutinio m¨¢s amplio.
Este fin de semana est¨¢n saliendo de La Habana los ¨²ltimos aviones con periodistas invitados y observadores de la IX Cumbre.
La oposici¨®n pac¨ªfica, el periodismo alternativo y el iceberg de la sociedad civil cubana se quedan solos ante el Gobierno. Se apagaron las luces y est¨¢n retirando el set.
En mis encuentros de las horas finales con decenas de colegas de todas partes del mundo hay una pregunta que se repite y pone fin a las conversaciones.
"?No temen ustedes una ola de represalias en los pr¨®ximos d¨ªas?".
Mi respuesta en medio de abrazos y promesas de reencuentros es ¨¦sta, invariablemente: "S¨ª".
Ra¨²l Riveroes periodista independiente y opositor al r¨¦gimen de Fidel Castro.
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