El Kremlin pierde la batalla del petr¨®leo en el Caspio

El mayor golpe que sufri¨® Rusia en Estambul no fue la cr¨ªtica generalizada a la guerra de Chechenia, sino un pacto con fuerte olor a petr¨®leo y gas. El secretario norteamericano de Energ¨ªa, Bill Richardson, lo dijo bien claro el jueves: "Es una gran victoria de pol¨ªtica exterior, un acuerdo estrat¨¦gico que favorece a los intereses nacionales de EEUU". Se refer¨ªa al compromiso que suscribieron los l¨ªderes de Georgia, Azerbaiy¨¢n, Turkmenist¨¢n y Turqu¨ªa para construir un oleoducto.A trav¨¦s de Georgia, y probablemente a partir del 2004, la supertuber¨ªa transportar¨¢ el petr¨®leo del mar Caspio y sus proximidades desde Bak¨² (la capital azerbaiyana) hasta el puerto mediterr¨¢neo turco de Ceyhan. Kazajist¨¢n se ha comprometido a aportar tambi¨¦n buena parte de sus reservas de crudo para hacer rentable esa ruta. Turkmenist¨¢n se suma al proyecto con el plan de un gasoducto bajo el Caspio que, una vez en Azerbaiy¨¢n, seguir¨ªa un camino paralelo al oleoducto para concluir en el coraz¨®n de Turqu¨ªa.

El presidente norteamericano, Bill Clinton, firm¨® como testigo de un compromiso que puede arrastrar definitivamente al C¨¢ucaso Sur y a buena parte del Asia Central ex sovi¨¦tica hacia la ¨®rbita occidental, alej¨¢ndola de Rusia y de Ir¨¢n.

Rusia, la gran perdedora, ve as¨ª depreciarse su propia ruta petrolera hacia Occidente: la que se inicia en Bak¨² y, atravesando Chechenia, llega hasta el puerto de Novorosiisk, en el mar Negro. De poco le servir¨¢ el desv¨ªo en construcci¨®n para evitar la rep¨²blica rebelde. Adem¨¢s del negocio, Mosc¨² pierde influencia. Ahora, hasta Georgia, dirigida por el ex ministro de Exteriores sovi¨¦tico, coquetea ya abiertamente con la OTAN.