"La m¨²sica es una t¨¦cnica de lo trascendente, de lo inefable, aplicada a lo sentido"
Ant¨®n Larrauri es uno de los grandes compositores de la m¨²sica de vanguardia y, por tanto, siendo como es muy conocido en todo ese c¨ªrculo creativo, no lo es tanto en el gran p¨²blico, como no lo son sus otros compa?eros de generaci¨®n: Luis de Pablo, Tom¨¢s Marco, Cristobal Halffter... Su falta de integraci¨®n social ha sido una de las preocupaciones de este grupo, probablemente porque han hecho, hacen y seguir¨¢n haciendo una m¨²sica adelantada en el tiempo y en el gusto, la educaci¨®n y persuasi¨®n musical de una gran mayor¨ªa. Pese a todo, de vez en cuando triunfan con sus obras, como ha ocurrido con la ¨²ltima de Ant¨®n Larrauri, Divergencia arm¨®nica, nueva y experimental ("siempre deseo sorprender") como todas las suyas, pero que goz¨® del ¨¦xito de quienes la escucharon por primera vez: los socios de la Filarm¨®nica.Ant¨®n Larrauri naci¨® m¨²sico, en Bilbao. "Se nace m¨²sico y la m¨²sica ha sido la esencia de mi vida, que he percibido e interpretado, sobre todo a trav¨¦s de los sentidos y de la cultura". Larrauri habla de los sentidos porque tiene una teor¨ªa interesante sobre las vibraciones de los olores, tantas o m¨¢s que las del sonido. Larrauri creci¨® rodeado de m¨²sicos, desde sus abuelos. Por eso comenz¨® a componer desde ni?o "llevado por lo que percib¨ªa en mi entorno pr¨®ximo y por la facilidad que encontraba en transformarlo todo en m¨²sica"
Pregunta. ?C¨®mo fueron aquellos a?os, hasta alcanzar el calificativo de compositor?
Respuesta. Imbuido de las formas tradicionales de la m¨²sica, me atrajeron las nuevas. Cre¨ªa estar llamado a ser, en esa gran familia, el que pusiera una aportaci¨®n distinta, desde lo que viv¨ªa y sent¨ªa en mi pa¨ªs y en su gente. Y necesitaba darle a todo eso un sentido transcendental y propio. Investigu¨¦ las nuevas formas guiado por G¨®mez Zubeldia y por mi hermano Jos¨¦ Luis, ingeniero especialista en electr¨®nica. A partir de 1987 me dediqu¨¦ al estudio de las posibilidades de la electr¨®nica en la composici¨®n.
P. ?Creador desde ni?o, cu¨¢les fueron sus primeras obras?
R. Coincidiendo en 1956 con la finalizaci¨®n de los estudios de Filosof¨ªa, escrib¨ª una serie de composiciones entre las que destaca Egloga para ¨®rgano, y en 1968 estren¨¦ en Bilbao la obra orquestal D¨¦dalo, a la que sigui¨® Apokat¨¢stasis. En 1972, Espatadantza y Contingencias fueron presentadas en la Tribuna de la Unesco.
P. ?Fue la Unesco la que extendi¨® su obra por el mundo?
R. S¨ª, porque cuando lleg¨® mi m¨²sica al auditorio de la Unesco se oyeron unas voces que respond¨ªan a mis intenciones m¨¢s profundas. Dijeron: "?Esto es distinto!" Y desde entonces, eso que pareci¨® distinto fue recibiendo el reconocimiento de premios o encargos musicales. Fue un espaldarazo, y sobre todo la constantaci¨®n de algo que es evidente, que la m¨²sica de hoy es distinta y no se puede juzgar como la de Beethoven. Con frecuencia yo me hago una pregunta: ?Que m¨²sica har¨ªa hoy Beethoven? Desde luego no la que hizo, y probablemente no tendr¨ªa el clamor popular que tiene la que compuso en su ¨¦poca. Ha habido compositores, recuerdo a B¨¦la Bart¨®k, que han tenido que morirse para que su m¨²sica fuera apreciada.
P. ?Frente a la dificultad que se tiene de componer m¨²sica a la que el p¨²blico no est¨¢ hecho, fue aquella de la Unesco una de sus mayores satisfacciones?
R. Lo fue, aunque ha habido otras, en otros estrenos. Como en el ¨²ltimo, de hace un mes, con la Sociedad Filarm¨®nica de Bilbao, que me encarg¨® para celebrar su centenario. Los muchos aplausos me han llenado de energ¨ªa para seguir trabajando, aunque lo haga sin encargo y sin saber con exactitud d¨®nde va a llevarme lo que realizo. Y eso es lo mismo que sent¨ª entonces: la energ¨ªa para trabajar en lo que creo; buscar lo trascendente de la m¨²sica en una ¨¦poca en la que s¨®lo trasciende la imagen o lo que lleva un gran soporte publicitario; introducir nuevas aportaciones derivadas de la cultura vasca (lo hice en la dictadura, con los bertsolaris) y continuar el camino emprendido de la transmisi¨®n de la m¨²sica, sea o no genial y original.
P. ?Que representa la m¨²sica para Ant¨®n Larrauri?
R. Sigue siendo una t¨¦cnica trascendente aplicada a lo inefable y a lo sentido. Yo pienso que a un estreno musical no hay que ir a relajarse. Hay que asistir esperando la sorpresa, la inquietud, el despertar de algo distinto. Incluso dir¨ªa que hay que ir a pasar un mal rato. Que el espectador diga: "?f¨ªjate lo que se ha atrevido a hacer!" Y es que falta inquietud creadora. Por eso no me gustan los trepas, que utilizan la m¨²sica s¨®lo en beneficio propio.
P. ?Hay que separar, por tanto, la pol¨ªtica de la cultura?
R. S¨ª, claro. Debe ser la sociedad la que se ocupe de la cultura y no los pol¨ªticos los que deciden por ella. Pero tambi¨¦n hay que distinguir lo griego de lo fenicio. No todo lo que se hace o se encarga tiene que ser con un sentido comercial, pensado para el gran p¨²blico. Ortega tiene una frase muy acertada: "Suele olvidarse que lo que hay sobre la tierra lo han ido haciendo unas personas a pesar del gran p¨²blico, en brava lucha contra la estulticia y el rencor de la muchedumbre".
Esto es aplicable a los compositores musicales de vanguardia, que, adem¨¢s, "se les supone el valor por la cantidad de soledad que soportan, es decir, por su distancia con la muchedumbre y con las decisiones pol¨ªticas", en palabras de Nietzsche. Probablemente por eso, en el texto po¨¦tico que Larrauri introduce en su ¨²ltima obra hay un verso que dice: "Niebla muda / que tras la humedad / hablas de inefable y bello / hablas de sonidos libres". Sonidos libres, que son los que transmite este compositor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.