El debate de los adjetivos

Era dif¨ªcil, pero sucedi¨®. La haza?a corri¨® a cargo de la diputada Cristina Moreno, del Grupo Socialista-Progresista, que ayer a?adi¨® un nuevo adjetivo para calificar el proyecto de Presupuestos de la Generalitat -los tach¨® de "miopes"- que se viene debatiendo en las Cortes y que ha recibido toda clase de calificativos. Positivos, naturalmente, por parte de los miembros del Consell y del Grupo Popular, que sustenta al Gobierno, y negativos, no menos l¨®gicamente, si proceden de los bancos de la oposici¨®n.Un repaso al bloc de notas revela que desde que el Consell remiti¨® a las Cortes su proyecto de Presupuestos para el a?o 2000, hace ya casi un mes, el texto ha recibido medio centenar largo de adjetivos distintos. Los diccionarios contienen muchos m¨¢s calificativos que sus se?or¨ªas podr¨ªan haber aplicado al proyecto presupuestario del Gobierno valenciano, pero en general los diputados y miembros del Consell que han intervenido en los debates han demostrado conocer bien la riqu¨ªsima lengua espa?ola.

"Despilfarradores, opacos, insolidarios, inadmisibles, m¨ªseros, extraterrestres, degradantes, molestos, mentirosos, adelgazantes", son algunos de los calificativos que los portavoces de la oposici¨®n utilizaron durante los debates en comisi¨®n con motivo de las comparecencias de los consejeros para explicar el proyecto. Frente a ellos, los portavoces populares y los miembros del Consell echaron mano de t¨¦rminos como "ambiciosos, dinamizadores, fiables, solidarios, atrevidos, competitivos, reales, sociales, austeros, innovadores". La lista, ya ha quedado dicho, es mucho m¨¢s larga. Y ayer, cuando ya nadie lo esperaba, se ampli¨® con el ya citado de "miopes". Pero a¨²n queda un mes de debates en torno al proyecto presupuestario y a buen seguro que sus se?or¨ªas echar¨¢n mano del diccionario para ofrecernos alguno m¨¢s. Lo que no es tan extenso es el abanico de argumentos pol¨ªticos utilizados por unos y otros a favor o en contra del proyecto de Presupuestos. Ah¨ª nuestros pol¨ªticos han demostrado tener menos recursos de los que cabr¨ªa esperar de los representantes que los ciudadanos eligen para que defiendan sus intereses. Y han echado mano, demasiado a menudo, de la demagogia, que vale tanto para arrimar el ascua a la sardina propia como para buscar un reflejo de sus palabras en los titulares de los peri¨®dicos. Tendr¨¢n que buscarse un diccionario de argumentos.