Palabras
Acabo de regresar de un largo viaje por Am¨¦rica Latina y vengo con los o¨ªdos repletos de palabras. Y, curiosamente, todas son palabras pronunciadas o escritas por mujeres. Como el testimonio de Patricia Verdugo, una de las periodistas m¨¢s famosas de Chile, que acaba de publicar un libro impresionante titulado Bucarest 187. Patricia pertenece a una familia dem¨®crata cristiana de buena posici¨®n social: su hermano y varios t¨ªos son oficiales del Ej¨¦rcito. Sin embargo, y pese a estas relaciones con la derecha, el padre de Patricia fue secuestrado, torturado y asesinado en 1976 por agentes pinochetistas; su cuerpo apareci¨® en el r¨ªo Mapocho y se quiso hacer pasar su muerte por un suicidio.Patricia tard¨® veinte a?os en descubrir qu¨¦ hab¨ªa sucedido y qui¨¦n lo hab¨ªa matado; su libro es el relato de esa investigaci¨®n, y al hilo de la b¨²squeda va dibujando un profundo y espeluznante retrato del pinochetismo. Y as¨ª, describe el encanallamiento al que llega una sociedad en una dictadura tan atroz, con hermanos que traicionan a hermanos, amigos que delatan a amigos y esbirros que torturan a ni?os delante de sus padres para obligarles a hablar; pero por otro lado habla de la grandeza y la dignidad de muchos, de ese hero¨ªsmo callado y cotidiano que a veces tan s¨®lo consiste en resistir sin bajar la cabeza. Porque Bucarest 187 nos recuerda que Pinochet no se fue del poder por magnanimidad personal, sino forzado por la presi¨®n social. Vencido por aquellos que supieron soportar lo insoportable.
Tambi¨¦n la argentina Manuela Fingueret acaba de publicar una conmovedora novela sobre la dictadura militar de su pa¨ªs, Hija del silencio, en la que da fe de esa obstinada voluntad de sobrevivir, de ese aliento de ¨²ltima dignidad que anima a las personas. Hace unos d¨ªas, Laura Restrepo, la estupenda escritora de Bogot¨¢, me habl¨® de la entereza frente al horror; y de c¨®mo cada d¨ªa hay m¨¢s colombianos que se hacen dar la extremaunci¨®n para prepararse para morir y perder el miedo: porque as¨ª pueden vivir vidas m¨¢s libres y m¨¢s dignas, que es un modo de vencer a los violentos. Qu¨¦ hermosa coincidencia: todas esas mujeres diciendo lo mismo y encendiendo con sus palabras la esperanza.
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