Tiempo de bellotas
Han ido madurando con discreci¨®n a lo largo de la oto?ada; primero, lo hicieron las bellotas miquelines (por sant Miquel), ahora las martinenques (por sant Mart¨ª) y van a empezar las consideradas mejores, m¨¢s dulces y gruesas, las tardanes o darrerenques, que alargan su granaci¨®n hasta las Navidades. Como todas las frutas, ten¨ªan sus rasgos, variedades y universos y se guardaban para postre de la invernada. Han desaparecido del mercado; s¨®lo los cerdos y jabal¨ªes conocen ahora sus secretos. Antes -har¨¢ unos 50 a?os-, en manos de los caciques, fueron alimento b¨¢sico y jornal de pobres: unas almendras, unos higos secos y un grapat de bellotas.Se dec¨ªa que daba suerte y ventura ser portador de una bellota. El subconsciente recordaba que nutri¨® al primitivo hombre depredador y que el bosque -los primeros templos- y sus productos siempre son ben¨¦ficos. Para la humanidad, su harina fue pan, salv¨® de la carest¨ªa a los pueblos, hoy es medicina contra hemorragias, diarreas, afecciones escrofulosas, obstrucciones intestinales o aton¨ªas digestivas.
Simboliza la abundancia, la prosperidad y la fecundidad ("Una bellota fa una carrasca"). Su semilla dentro de la c¨¢scara es imagen del nacimiento, de la salida del seno materno, y de la manifestaci¨®n de la virilidad (glande viene del lat¨ªn glandis y su sin¨®nimo b¨¢lano deriva del griego b¨¢lanos, ambos significan bellota). Se asocia al vigor espiritual, a la virtud que alimenta la verdad y a la regeneraci¨®n; figura en los capelos cardenalicios, en los capiteles eclesi¨¢sticos y en los escudos. Es hija y madre, fruto y embri¨®n del ¨¢rbol m¨¢s sagrado, el de la permanencia, un ¨¢rbol dios y templo que acog¨ªa a los druidas y a quien Ulises consultaba su anhelado retorno a Ithaca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.