Un metro corto

Est¨¢ visto que la villa de Arganda no tiene suerte con los trenes. Primero fue el c¨¦lebre tren de Arganda, ese que dec¨ªan "que pita m¨¢s que anda"; suprimido pronto como transporte de viajeros y reconvertido en ferrocarril que daba servicio a una f¨¢brica de cemento, acarreando materiales.Ahora el metro, o tranv¨ªa subterr¨¢neo, como lo define el diccionario, que en la ampliaci¨®n de la l¨ªnea 9 hace un breve trayecto exterior para comunicar las estaciones de Arganda y Puerta de Arganda, pasando por La Poveda, Rivas-Vaciamadrid y Rivas-Urbanizaciones, ha llegado a nuestro pueblo un tanto menguado, con apenas tres cuartos.

Ha nacido ya malformado, como el parto prematuro y en malas condiciones de un sietemesino, a pesar de que el PP anunci¨® su arribada a golpe de timbales y trompetas, apunt¨¢ndose un tanto que no le correspond¨ªa, pretendiendo ignorar que ¨¦ste es un proyecto que se pierde en el tiempo, una gesti¨®n muy antigua, pues data, nada menos, que de hace m¨¢s de veinte a?os, cuando a¨²n el PP ni siquiera hab¨ªa nacido y se llamaba Alianza Popular.

Lo cierto es que, a pesar de que el PP se puso la medallita de rigor, el metro que nos ha legado no ha alcanzado todav¨ªa los 100 cent¨ªmetros reglamentarios y adolece de fallos tales como sufrir frecuentes y numerosas aver¨ªas en la l¨ªnea.

Las escaleras mec¨¢nicas est¨¢n m¨¢s tiempo averiadas que funcionando. Los relojes el¨¦ctricos de las distintas estaciones tampoco funcionan bien, los que no est¨¢n parados tienen mal la hora. El horario es insuficiente, pues termina a las diez de la noche en Puerta de Arganda, demasiado temprano para los que tienen necesidad diaria de regresar de Madrid.

Por el contrario, el intervalo entre trenes es demasiado largo, m¨¢s de veinte minutos. Al tren le faltan dos vagones, pues s¨®lo lleva cuatro unidades, cuando los trenes de las otras l¨ªneas llevan seis, lo que a determinadas horas los convierte en aut¨¦nticas latas de sardinas. Y lo peor y m¨¢s grave: su elevado precio, inasequible para los bolsillos de los trabajadores que utilizan este servicio.

Por favor, se?ores ediles del nuevo gobierno, hagan algo para enmendar este desajuste. Hablen, si es preciso, con el "gran Jefe Blanco" de la Comunidad, el se?or Ruiz-Gallard¨®n, que tanto presume de desfacedor de entuertos, y hag¨¢nle ver la necesidad de la municipalizaci¨®n de esta l¨ªnea. La privatizaci¨®n llevada a cabo nos est¨¢ perjudicando seriamente.- . .