?Reducir el gasto farmac¨¦utico?
El crecimiento incontenible del gasto farmac¨¦utico se ha convertido en noticia habitual. El problema se percibe como de tal magnitud que los l¨ªderes pol¨ªticos han incluido medidas para intentar corregirlo como parte de sus programas electorales. Y en este contexto siguen apareciendo nuevos f¨¢rmacos, casi siempre de alto precio, y muchos de ellos espec¨ªficamente dise?ados para enfrentarse a determinadas situaciones que est¨¢n mal resueltas con los tratamientos disponibles, ?y su aparici¨®n es, sin duda, bienvenida!Muchos tratamientos son, a todas luces, imprescindibles; otros, esencialmente destinados al tratamiento de s¨ªntomas, no dejan de ser necesarios. En estos dos grupos, la elecci¨®n del plan terap¨¦utico m¨¢s eficiente -esto es, el que, siendo igualmente conveniente y eficaz, resulte m¨¢s econ¨®mico- es siempre una medida a considerar. Finalmente, un alto porcentaje de personas visitan al m¨¦dico para solicitar informaci¨®n y atenci¨®n, en la medida de lo necesario, por dolencias que a la postre son de menor entidad; es aqu¨ª donde la escasez de tiempo disponible para una atenci¨®n suficientemente detallada y distendida, y sin duda los h¨¢bitos ya establecidos -de los pacientes y de los m¨¦dicos-, puede resultar en la r¨¢pida prescripci¨®n de f¨¢rmacos que esencialmente sustituyen a una explicaci¨®n que pudiera haber sido suficiente.
Una vez hecha la prescripci¨®n (y si hay receta es que hay enfermedad, suele pensar el atribulado paciente), la renovaci¨®n del medicamento puede resultar casi autom¨¢tica y a lo peor indefinida, y ciertamente gravosa por innecesaria.
Con demasiada frecuencia se olvida que en no pocas ocasiones el mejor tratamiento (?y a la vez el m¨¢s barato!) puede limitarse a una explicaci¨®n adecuada y suficiente por parte de un m¨¦dico informado, si es que dispone de tiempo e inclinaci¨®n para ello y se le escucha. Est¨¢ claro que los h¨¢bitos establecidos parecen ser otros, pero, aunque lleve tiempo y esfuerzo, los h¨¢bitos -sobre todo si resultan perjudiciales o caros- pueden cambiarse.
De igual manera que para explorar la entrada en circulaci¨®n del euro, el funcionamiento por ordenador o el efecto 2000 se han hecho experimentos puntuales en este o aquel municipio, podr¨ªa ser oportuno realizar y evaluar en ensayos similares un esquema de atenci¨®n en el que un n¨²mero suficiente de m¨¦dicos interesados dispusiera de tiempo para atender a sus pacientes -que deber¨ªan colaborar-. Probablemente as¨ª ver¨ªamos que una atenci¨®n de mayor calidad puede resultar incluso m¨¢s barata.- Profesor titular de Reumatolog¨ªa de la Universidad Miguel Hern¨¢ndez. .
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