El juicio al asesino de cinco mujeres revela que no se investiga a ex convictos por delito sexual
El juicio a Joaqu¨ªn Ferr¨¢ndiz Ventura, acusado de asesinar a cinco mujeres, arranc¨® ayer en la Audiencia de Castell¨®n con la constataci¨®n de la escasa vigilancia a la que se somete a condenados por delitos sexuales u homicidios con permisos o en libertad condicional. Dos guardias civiles dejaron entrever que apenas se investigaron las listas de ex convictos en el caso de esta serie de asesinatos, lo que refuerza la postura del fiscal, que considera al Estado responsable civil subsidiario del caso por no vigilar a Ferr¨¢ndiz, en libertad condicional cuando cometi¨® los cr¨ªmenes.
El fiscal afirma que la Administraci¨®n no ejerci¨® correctamente la vigilancia a la que deb¨ªa estar sometido Ferr¨¢ndiz al alcanzar la libertad condicional tras una condena por agresi¨®n sexual. Su tesis se vio ayer reforzada al dejar constancia dos guardias civiles que declararon ante el tribunal de que pr¨¢cticamente no se examinan las listas de posibles sospechosos que, por norma, se solicitan a las prisiones cuando se comete alg¨²n delito sexual, homicidio o asesinato. Joaqu¨ªn Ferr¨¢ndiz, de 35 a?os, confes¨® tras su detenci¨®n el a?o pasado que hab¨ªa asesinado a cinco mujeres desaparecidas entre julio de 1995 y septiembre de 1996. Cuando se produjo la primera desaparici¨®n, la de la profesora de ingl¨¦s Sonia Rubio, el 2 de julio de 1995, la Guardia Civil solicit¨® una lista de los presos condenados por agresi¨®n sexual u homicidio que se encontraban excarcelados ese mismo d¨ªa en la provincia de Castell¨®n y las colindantes. Las prisiones de Picassent (Valencia), Tarragona y Castell¨®n remitieron la citada lista. En ella, se encontraba Joaqu¨ªn Ferr¨¢ndiz, quien hab¨ªa logrado la libertad condicional hac¨ªa tres meses y despu¨¦s de m¨¢s de cinco a?os en la c¨¢rcel al haber sido condenado por agresi¨®n sexual en 1989.
Sin embargo, los an¨¢lisis de los tratados como "posibles sospechosos" no se efectuaron, seg¨²n se desprende de las declaraciones de los guardias civiles. S¨®lo un agente afirm¨® haber realizado alguna pesquisa entre los condenados por homicidio. En ning¨²n momento se puso en contacto con la comisi¨®n de seguimiento encargada de los ex¨¢menes psicol¨®gicos y la vigilancia tutelada de los condenados en libertad condicional. El propio agente asegur¨® que no existen unas instrucciones determinadas sobre el examen de estos listados y que, puesto que fue relevado al poco tiempo, ni siquiera acab¨® el de los homicidas. El testimonio de otro guardia civil fue todav¨ªa m¨¢s elocuente, ya que afirm¨® que la relaci¨®n de nombres es tan amplia que, habitualmente, se queda en el caj¨®n de alg¨²n despacho.
Los testigos citados ayer fueron los ¨²nicos que declararon ante el tribunal, puesto que Joaqu¨ªn Ferr¨¢ndiz se acogi¨® a su derecho a no hacerlo. S¨ª manifest¨® que no est¨¢ conforme con el relato de los hechos del fiscal y las acusaciones particulares, que piden por los cinco asesinatos 163 a?os de prisi¨®n y 140 millones de pesetas de indemnizaci¨®n. Luego a?adi¨® que acepta el relato de su abogada y cerr¨® su corta intervenci¨®n: "No voy a contestar a ninguna pregunta m¨¢s". En el escrito de su defensa se dice, por ejemplo para el caso de Sonia Rubio, que "una sensaci¨®n de p¨¢nico se apoder¨® de ¨¦l", que "estaba desesperado" por los gritos de su v¨ªctima y que cuando call¨®, una vez muerta, sinti¨® una "sensaci¨®n de tranquilidad". Los forenses deber¨¢n aclarar en el juicio si Ferr¨¢ndiz era o no consciente de sus actos.
Sensaci¨®n de odio
Ante su negativa a declarar, se leyeron los interrogatorios a Ferr¨¢ndiz tras su detenci¨®n. En ellos se pone de manifiesto la evoluci¨®n del acusado, quien comenz¨® asegurando que le aterrar¨ªa "la idea de haber matado", luego no recordaba nada y acab¨® aportando detalles sobre los cr¨ªmenes. "Me siento aterrorizado", "todo parece un sue?o", una "sensaci¨®n de odio" le dominaba, explic¨® ¨¦l mismo.
El procesado permaneci¨® sentado toda la sesi¨®n, con los codos apoyados en las piernas. S¨®lo se levanto para decir que no no iba a declarar y, cuando entr¨®, citada como testigo, la joven que sali¨® con ¨¦l entre junio y septiembre de 1995, es decir, durante el periodo en el que cometi¨® cuatro de los cinco cr¨ªmenes. Con ella, Ferr¨¢ndiz nunca se mostr¨® agresivo, dijo la testigo, que le calific¨® como un chico "normal y corriente".
Otro de los testimonios aportados ayer fue el de uno de los guardias civiles que particip¨® en el seguimiento a Ferr¨¢ndiz desde febrero hasta julio de 1998, cuando fue detenido. Las pesquisas se estaban centrando en el procesado a ra¨ªz de otro intento de agresi¨®n y el seguimiento permiti¨® conocer su forma de actuar. Ferr¨¢ndiz se ofreci¨® a varias de sus v¨ªctimas para llevarlas a casa tras una salida nocturna, luego se desvi¨® de su camino y las estrangul¨®. La Guardia Civil pudo comprobar durante el seguimiento que incluso desinfl¨® la rueda de una posible v¨ªctima para que tuviera que pedirle ayuda. El investigador calific¨® al acusado de "tremendamente cuidadoso", en especial con su veh¨ªculo, y "ordenado". Tambi¨¦n mantuvo que el caso de Sonia Rubio le hab¨ªa "afectado" m¨¢s que los otros asesinatos y que durante la reconstrucci¨®n de los hechos "no vacil¨®" ni dud¨® al marcar los lugares en los que fueron encontrados los cad¨¢veres de la profesora; Amelia Sandra Garc¨ªa Costa (en una balsa de Onda), y Mercedes V¨¦lez Ayala, Natalia Archel¨®s Olaria y Francisco Salas Le¨®n, halladas muertas en el llamado camino de Vora-riu, en Vila-real.
El juicio contin¨²a hoy con nuevos testimonios.
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