Ojos que no ven...
La retransmisi¨®n del partido F.C.Barcelona-Hertha de Berl¨ªn marc¨® un hito en la historia de la televisi¨®n. Del mismo modo que algunas cadenas minoritarias despiden su programaci¨®n conectando con un metaf¨ªsico aquarium o con el primer vag¨®n de un tren circulando por oscuros t¨²neles, la UEFA decidi¨® apuntarse a la experimentaci¨®n y ofreci¨®, en horario de m¨¢xima audiencia, dos horas de niebla fet¨¦n. De vez en cuando, la imagen dejaba entrever ciertos movimientos pero tanto pod¨ªan ser futbolistas como gorilas. En resumen: la niebla agu¨® la fiesta a los aficionados.Ahora, como siempre, la UEFA se desentiende de su responsabilidad y repite que la ¨²ltima palabra la ten¨ªa el pobre ¨¢rbitro. Mentira. El ¨¢rbitro ve¨ªa porque el ojo humano -incluso el de un ¨¢rbitro- es capaz de apa?¨¢rselas mejor que el ojo electr¨®nico. Para el colegiado, las condiciones de visibilidad no eran lo bastante malas para suspender el partido. Eran otros los que ten¨ªan que avisarle de que no se ve¨ªa ni papa. Eran otros los que ten¨ªan que ordenarle suspender el encuentro. Para eso cobran. Para eso llevan esos trajes inoxidables el d¨ªa del sorteo. Para eso se patean las dietas en op¨ªparas comilonas. La responsabilidad de un circo como la Champion"s League, que mueve millones en efectivo y muchas fidelidades, no puede depender del capricho de un pito, por muy ruso que sea el pito.
A los diez minutos qued¨® claro que, independientemente de que se pudiera jugar, nose pod¨ªa ver jugar. Y en los tiempos que corren, m¨¢s importante que jugar es que los dem¨¢s te vean. ?Acaso no subvencionan las cl¨¢usulas de rescisi¨®n de los jugadores y las timbas de los directivos las cadenas de televisi¨®n? M¨¢s que en ning¨²n otro sector, el espect¨¢culo no existe si no se televisa. Hay que ver para creer y uno puede llegar a ser hincha de un equipo sin haberlo visto nunca en directo. Basta con seguirlo por televisi¨®n.
Gorrier Ten Broom dec¨ªa que la fe es como el radar, que ve a trav¨¦s de la niebla. El martes por la noche, sin embargo,por m¨¢s fe que invertimos los aficionados -ataviados con nuestras pinturas de guerra, con nuestras bufandas, agitando nuestras pizzas y latas de cerveza ante el t¨®tem-pantalla- no hubo manera.
Pero no hay mal que por bien no venga. No ver como dos equipos juegan mal y empatan tristemente a uno tampoco es tan grave. Les aseguro que si en lugar de este mediocre Bar?a-Hertha llega a ser uno de aquellos Bar?a-Madrid que el Bar?a sol¨ªa ganar por 5-0, se habr¨ªa montado una revoluci¨®n que r¨ªanse de la rusa. Ni la Acorazada Brunete, ni mucho menos un organismo tan arterioscler¨®tico como la UEFA, habr¨ªa podido contener nuestra ira.
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